Serpientes y escaleras - Urióstegui y Villalobos

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Urióstegui y Villalobos

Parece que finalmente el abogado se da cuenta de los problemas que le van a dejar.

 

Urióstegui y Villalobos

Hace unos días el presidente municipal de Cuernavaca Antonio Villalobos dio a conocer que no pagaría la primera parte del aguinaldo a los trabajadores del ayuntamiento porque no tiene dinero; hacen falta 35 millones que no tenemos, ni hay manera de obtener, dijo sin empacho el edil saliente; “Dependemos de los ingresos que se reciban en los siguientes días para poder cumplir con esta obligación patronal, pero es muy difícil que se junte el dinero necesario”. Igual que con el aguinaldo, el alcalde en funciones dejará diversos pagos pendientes y corresponderá a la próxima administración saldar las deudas.

Al iniciar esta semana José Luis Urióstegui mandó un mensaje al cabildo capitalino: tienen que cumplir su responsabilidad con la base trabajadora, el dinero correspondiente a los aguinaldos de los trabajadores está presupuestado y debe ser pagado en tiempo y forma. El abogado conoce la ley y como autoridad electa entiende que si el gobierno actual no cumple con ese compromiso, será él quien deberá asumir esta deuda y cargar con ello con el primer conflicto laboral.

La declaración del titular de la próxima administración es llamativa porque se trata del primer mensaje en ese tono que envía a quien en unas semanas le entregará las riendas del ayuntamiento; hasta ahora todo parecía miel sobre hojuelas entre ambos, es una especie de romance político que para algunos representa una complicidad personal entre quienes se van y los que llegan.

Parece que finalmente el presidente municipal electo está dimensionando el tamaño de los problemas que le heredará de Antonio Villalobos; la ciudad se encuentra en su peor momento no solo en materia de infraestructura, desarrollo, mantenimiento, administración y conducción política, también vive tiempos aciagos derivado de la institucionalización de la corrupción y el saqueo colectivo del cual ha sido objeto el ayuntamiento.

Las faltas, como el mismo Urióstegui lo ha dicho, son notorias y están a la vista de todos, resulta imposible hacerse de la vista gorda porque hacerlo implica signar un pacto de impunidad con la administración más ineficiente y corrupta que ha tenido Cuernavaca en toda su historia. Y eso ya es mucho decir.

Cualquiera que viva en la ciudad se puede dar cuenta de la deplorable situación en la que se encuentra el municipio; quien haya tenido la necesidad de acudir al ayuntamiento para realizar un trámite o se topó con un inspector municipal podrá confirmar los niveles de corrupción e impunidad que existen al amparo del alcalde en funciones.

Muchos funcionarios municipales justifican su actuar con la “cuota” que deben pasar “arriba”, de ahí la petición permanente de mordidas o comisiones extraordinarias que durante tres años fueron conocidas y avaladas por el secretario del ayuntamiento Erick Santiago Romero, la jefa de la oficina de la presidencia Laura Mendizabal, el tesorero José Quiñones y la directora del sistema de agua Jennifer Negrete. Quizá a eso se refiera el alcalde Urióstegui cuando habla de deficiencias, o tal vez porque sabe de este tipo de prácticas mejor evita referirse a ellas hasta decidir si las erradica o las toma como base de actuación en su administración.

El valor más importante que tiene José Luis Urióstegui como político es su historia personal, su trayectoria intachable y la fama de hombre honesto; los meses que dividen su triunfo en las urnas de la toma de protesta como autoridad municipal han significado una mezcla entre esperanza y desgaste de su figura: muchos tienen altas expectativas en lo que hará como presidente municipal, pero otros ven con recelo la suavidad mostrada con el gobierno saliente.

Veámoslo de esta manera: el abogado representa la idea de un cambio en Cuernavaca, la renovación de un gobierno que podría finalmente representar algo bueno para la ciudad y pondría un alto a las múltiples tropelías que hemos visto en los últimos años. Es claro que la situación financiera que recibirá Urióstegui Salgado no es la mejor y no habrá mucho margen de actuación para solventar los añejos conflictos de la ciudad, pero hay confianza que en lo que corresponde a corrupción e impunidad habrá mano dura y sanciones a quienes abiertamente han abusado de las instituciones.

José Luis Urióstegui ha decidido apostar por la seguridad fuera del convenio del mando coordinado y es tan grande la confianza que tiene en si mismo que ya prometió que veremos cambios inmediatos y una disminución notable en los niveles delictivos en tan solo dos meses. Paralelamente ha anunciado la remodelación de trece vialidades principales que en conjunto representan alrededor de 80 kilómetros cuadrados; estas calles serán reencarpetadas o bacheadas, las van a balizar, a iluminar y recibirán un mantenimiento total en las áreas verdes. Todo en cien días.

Las declaraciones del abogado contribuyen a elevar las expectativas en su persona y gobierno, lo cual es un arma de doble filo porque en este momento la autoridad electa es vista como un mecenas que traerá cambio y prosperidad; en funciones de autoridad esa misma expectativa le generará una enorme presión, porque si las cosas no resultan como hasta ahora las está prometiendo habrá reclamos del mismo o mayor tamaño que los aplausos que ahora recibe.

Por si sola la administración de una ciudad como Cuernavaca es compleja, sobre todo porque se trata de un municipio sumido en el atraso, saqueado desde hace varias administraciones, con adeudos millonarios, finanzas pobres y comprometidas, con múltiples demandas por parte de empresas y proveedores, una nómina abultadísima y políticamente hablando, considerada una plataforma electoral para el 2024, por lo cual muchos actores de la vida pública estarán observándola y presionándola. Item más: el panismo de los hermanos Martínez Terrazas la ha convertido en base laboral para los siguientes años.

Si el mensaje que envía Urióstegui a Villalobos representa un ajuste en el trato o un cambio de actitud por parte del gobierno electo la señal es buena, porque significaría que no existe el pacto de impunidad que los Villalobos se han encargado de presumir por todos lados. Si solo se trató de un comentario al aire, sin mayor trascendencia que la del momento o fue la interpretación esperanzadora que algunos pudiéramos hacer de ella, estaremos en la víspera del arranque de un gobierno que nacerá operativamente comprometido y políticamente muerto.

José Luis Urióstegui es un hombre decente, un buen abogado, pero de ninguna manera se le puede considerar un político experimentado o una figura carismática. El éxito de su gobierno dependerá de que cumpla con las promesas que hizo en campaña, de que acabe con la corrupción en el ayuntamiento y le ponga un alto a la impunidad. Suponer que el triunfo del siguiente gobierno está asegurado solo porque está en manos del PAN o de un personaje decente es un error.

Cuernavaca es un municipio sumamente difícil de gobernar; un exgobernador con fama de honesto llegó a administrarla y fracasó.

No se gobierna solo con buena voluntad.

  • posdata

El ombudsman morelense acudió al congreso y pidió a los diputados un incremento a su presupuesto del siguiente año; la Comisión Estatal de Derechos Humanos, dice Raúl Israel Hernández, requiere de más de 40 millones de pesos para operar en el 2022; el dinero se necesita para ampliar la cobertura de la dependencia, pero sobre todo para pagar los sueldos del personal que la integra.

Dato al respecto: Con un salario superior a los cien mil pesos mensuales, el presidente de la CEDHM es el funcionario mejor pagado en el estado de Morelos.

Vamos, gana más que el presidente Andrés Manuel López Obrador.

  • nota

Así respondió José Luis Urióstegui a las preguntas de los reporteros sobre la situación en la que se encuentra la administración que tomará a partir del primer minuto de enero del 2022, específicamente en lo que se refiere al pago de aguinaldo a los trabajadores que el edil saliente Antonio Villalobos ha dicho que no pagará porque no tiene dinero:

“Se hace una ley de ingresos, un presupuesto de egresos, se prevén las contingencias y se etiquetan recursos; si los recursos fueron utilizados para cosas indebidas la propia auditoria lo debe establecer y habrá sanciones. ¿Han encontrado otras anomalías en el proceso de entrega recepción? No, este proceso en el que nos encontramos no se trata de buscar anomalías, hemos visto deficiencias, si, cosas que eran demasiado visibles que podrían haberse hecho y no se hicieron; a nosotros nos sirven de guía para no incurrir en los mismos errores. ¿Es un llamado al alcalde para que atienda este problema? No solo al alcalde, el llamado es al cabildo en general para que cumplan con su responsabilidad; han estado ejerciendo un presupuesto, tienen presupuestado el pago de aguinaldos y salarios. ¡Que los paguen no hay de otra!”

Acorde a su formación profesional el alcalde electo expone una lógica legal, apegada a derecho: el dinero está presupuestado, entonces existe, por ello debe pagarse. El problema es que ni la lógica ni el derecho aplican siempre en la política: Cuernavaca no tiene dinero para el pago de aguinaldos porque a pesar de que ese recurso está presupuestado la administración de Antonio Villalobos ya se lo gastó; lo mismo sucederá con lo correspondiente al servicio de recolección de basura y el pago a diversos proveedores que desde ahora observan con preocupación que la falta de liquidez municipal los dejará sin cumplimiento en los compromisos.

Hasta ahora la relación de Villalobos y Urióstegui ha sido buena porque solo han tratado por encima los problemas municipales; el alcalde en funciones se siente seguro de que gozará de protección porque, presume, en campaña ayudó económicamente al abogado y puso la estructura municipal a su servicio, “por eso no me puede decir ni hacer nada”.

Si el gobierno saliente no cumple con su obligación de pagar el aguinaldo a los trabajadores no solo afectará a miles de familias que cuentan con ese recurso, también le abrirá un enorme frente de presión a la administración entrante.

Ojo: no olvidemos, además, que la tregua que consiguió el gobernador Cuauhtémoc Blanco con la CFE para que la dependencia federal no cortara el suministro de energía eléctrica a los pozos de agua de Cuernavaca es solo por este año, es decir, a partir de enero la crisis puede volver a arreciar y el siguiente alcalde tendrá que pedir ayuda al jefe del ejecutivo para que le ayude a atender la contingencia o buscar por sus propios medios un acuerdo con la paraestatal.

No es sencillo el panorama que espera al siguiente gobierno de la capital.

  • post it

Acusa la presidenta municipal electa de Temixco Juanita Ocampo que la alcaldesa Jazmín Solano se rehúsa a iniciar el proceso de entrega recepción; la futura mandamás municipal destaca lo anterior al tiempo de resaltar la grave situación de inseguridad que se vive en el municipio y el notorio déficit de policías municipales.

Algo esconde el gobierno saliente que su titular no deja a las autoridades electas comenzar a revisar la información oficial; igual que en el 2018 con Manuel Agüero en Jiutepec, en el 2021 hay una administración que trata desesperadamente de ocultar el cochinero.

El primero de enero Juanita Ocampo entrará en funciones y se dará cuenta de la situación que guarda el municipio; a partir de ahí podrá tomar acciones en consecuencia y sancionar la evidente corrupción cometida en ese ayuntamiento.

  • redes sociales

Hablando de honestidad: solo aquellos que han estado en posición de robar y no lo han hecho pueden presumir de honestidad. Cuando un político que nunca ha estado en un cargo público o en un espacio que le permita hacer negocios u obtener regalías dice que no ha tomado dinero público, en realidad lo que está diciendo es que hasta ese momento no ha tenido la oportunidad de hacerlo.

Si no ha tenido qué robar no puede presumir que no es ladrón.

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