Serpientes y escaleras - Un nuevo comienzo

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Un nuevo comienzo

Como cada tres años, renovamos la esperanza de que el gobierno sea mejor.

 

Un nuevo comienzo

El inicio del 2022 marca el arranque de una nueva etapa en la vida política, social y gubernamental en Morelos; con el primer minuto del año comenzó formalmente la administración de las autoridades municipales e inicia la segunda mitad del sexenio. Para algunos alcaldes este punto representa la posibilidad de consolidar planes y acciones, de sentar las bases para el futuro y construir proyectos de largo plazo; para otros es un desafío, el reto de no fracasar en el camino por las deplorables condiciones en las que reciben los ayuntamientos. Cuernavaca es el municipio que acaparará la atención.

Lo que vemos en la capital de Morelos no sorprende a nadie, es el resultado de tres años de equivocaciones, ocurrencias y corrupción; la de Antonio Villalobos Adán es hasta ahora la peor administración que ha tenido la ciudad, la más nociva, indolente, deshonesta, inmoral, incompetente y soberbia de toda su historia.

El endeudamiento y los múltiples problemas sociales que enfrenta Cuernavaca están directamente relacionados con el terrible desempeño de los funcionarios del gobierno anterior que de principio a fin se presumió como parte del equipo del subsecretario Rabín Salazar, se dijo apadrinado por Miguel Lucia y a últimas fechas presumió estar protegido por el alcalde electo José Luis Urióstegui.

Por supuesto que los dichos de Antonio Villalobos fueron perdiendo credibilidad conforme avanzó su gobierno; la suya fue una administración de ocurrencias, absorta en las ideas que le vendía el primer hermano del ayuntamiento y sujeta a los caprichos de quienes, junto con el alcalde, ejercieron el poder y los recursos de la capital.

El ayuntamiento saliente no solo fue incompetente y corrupto, también fue omiso en muchas acciones institucionales e indolente con los múltiples problemas que crearon en el municipio. Los pecados de Antonio Villalobos no fueron solo la soberbia y la ambición, también cometió el error de ponerse en manos de su consanguíneo, de confiar demasiado en sus amigos y olvidar que al protestar el cargo juró respetar y hacer valer la ley y asumir las consecuencias en caso de no hacerlo.

El cierre de gobierno de Antonio Villalobos fue caótico en todos los sentidos, pero los problemas para la ciudad no concluyen con su salida del cargo. El daño que provocó la familia Villalobos a Cuernavaca es enorme, se cuantifica en miles de millones de pesos, pero sobre todo en el daño a la integridad y calidad de vida de cientos de miles de personas que ha sido afectadas por sus malas decisiones y actos fuera de la ley.

Ahora que inicia un nuevo gobierno la situación es compleja y pasará un buen rato para que el nuevo presidente municipal logre enderezar el barco; José Luis Urióstegui es un hombre decente, con una buena trayectoria profesional y una historia de vida que lo vuelve cercano a la gente. El problema es que la memoria política de los ciudadanos es muy corta y a pesar de las buenas cartas credenciales del abogado, la presión hacia su gobierno irá incrementándose paulatinamente y puede agobiarlo antes de que logre estabilizar las cosas.

Hoy la gente cree y confía en José Luis Urióstegui, lo ve como el salvador de la capital, como el hombre que resolverá los problemas y cambiará la historia de Cuernavaca. Por intenciones no va a parar: José Luis es un hombre bueno, de buena voluntad y deseos que sin lugar a duda intentará hacer de la capital un municipio mejor, ejemplo estatal y “referencia nacional” como él mismo lo dijo en su mensaje de toma de protesta.

Pero gobernar nunca ha sido un asunto de buena voluntad: para lograr los cambios que se requieren es necesario un equipo de trabajo profesional que acompañe a los gobernantes, que ayuden a resolver las cosas, sin descontar la importancia de tener recursos suficientes para atender las necesidades de la población; ahora que se conocen a los integrantes del gabinete municipal queda claro que José Luis Urióstegui es un hombre bueno, un romántico de la política, pero no conoce la administración pública ni entiende el reto que tiene por delante.

El dinero es un factor indispensable para que el nuevo gobierno de la ciudad salga adelante, pero se trata de uno de los aspectos que más escasean en el municipio. La administración saliente quebró las finanzas del ayuntamiento y la mala administración del gobierno anterior comprometió los recursos se los siguientes tres alcaldes; hay muchas más necesidades y compromisos que dinero en el municipio.

Como presidente municipal José Luis Urióstegui se encontrará con finanzas limitadas y un gasto de operación que consume alrededor del 95 por ciento del flujo económico; aunque arranca con recursos derivados de la recaudación anticipada, gran parte de ese dinero deberá emplearse de inmediato en sueldos, aguinaldos, pago de luz y diferentes servicios que correspondía pagar al gobierno de Antonio Villalobos, pero no lo hizo.

Para el abogado la situación es más compleja de la que parece haberse dado cuenta y muy superior a la capacidad que tendrá el equipo de gobierno que ha designado; en el gabinete hay algunas figuras que tienen cierto reconocimiento en su ámbito laboral, pero en conjunto no parecen estar a la altura de las necesidades de la ciudad y en casi todos los casos se trata de personajes reciclados del pasado, vinculados a grupos de poder, sin méritos profesionales o historias de éxito que puedan fortalecer al nuevo gobierno de la capital.

A la par hay un aspecto intangible, pero presente: los ciudadanos tienen una memoria política muy corta y pronto pasarán de la esperanza a la decepción, como ha sucedido reiteradamente en el pasado. La gente que hoy aplaude la llegada de José Luis Urióstegui lo hace en función del cambio que representa, del contraste de personalidades con el alcalde anterior, pero sobre todo con la esperanza de que las cosas cambien.

Este aspecto debe ser tomado en cuenta por el nuevo jefe del ayuntamiento porque si no atiende y resuelve de inmediato los problemas más urgentes de la capital, en algunas semanas los ciudadanos olvidarán que no fue él quien los creó y comenzarán a reclamarle. Eso es algo que ha pasado muchas veces a lo largo de la historia en los tres niveles de gobierno: las administraciones arrancan con un bono social que rápidamente se consume y a la vuelta de un tiempo son receptoras de todas las quejas.

Ante ello lo pertinente es actuar en temas urgentes a la par de atender aspectos de percepción pública que pueden ser la diferencia entre el triunfo o el fracaso del gobierno municipal. Los bonos democráticos de las autoridades electas cada vez duran menos y ello se debe a que las expectativas sociales se transforman en reclamos ante la falta de resultados o el perdón a las fallas del pasado.

Pongámoslo en perspectiva: hace algunos años el político más repudiado en el estado era Manuel Martínez Garrigós: al ex alcalde de Cuernavaca lo culpaban de todos los males de la capital, lo señalaron por múltiples actos de corrupción y por encabezar la generación política más corrupta que hemos visto en Morelos. El rechazo a su figura sigue latente diez años después de que dejó el cargo, pero el odio en su contra fue superado por el que la gente sintió por Graco Ramírez.

Al exgobernador perredista le costó más de una década construir su proyecto a la gubernatura y le tomó un año pasar de la euforia del éxito al comienzo de una historia de desastre político. El tabasqueño arrasó en la elección del 2012 y generó un halo de esperanza que compartieron personas de todos los estratos sociales y todos los partidos políticos; el hombre representaba el cambio, la mejora y sobre todo la renovación de la política, pero a la vuelta de algún tiempo la gente se dio cuenta que se trataba de la misma historia con actores diferentes, con la salvedad que el nuevo régimen era mucho más corrupto, ineficiente y represor que cualquiera en el pasado.

Tres años después de que Graco Ramírez dejó la gubernatura la historia es diferente: el daño que causó al estado continúa, pero hoy su figura ya no está en la cúspide de los personajes rechazados. La falta de castigo a las faltas cometidas en esa administración ha provocado un severísimo desgaste en la imagen del nuevo gobierno e hizo que hoy la figura más cuestionada en el estado sea la del gobernador Cuauhtémoc Blanco. Visto desde el punto de vista operativo y de resultados el gobierno actual está lejos de ser el peor, pero dada la impunidad que prevalece el costo social es sumamente alto.

Lo mismo puede ocurrirle a José Luis Urióstegui si pasa por alto el quebranto causado por Antonio Villalobos a la ciudad, si continúa la impunidad y prevalecen los acuerdos políticos por encima de la aplicación de la ley, pronto se acabará la luna de miel. No hay manera de proteger al alcalde saliente ni de olvidad el enorme daño que causó a la ciudad: antes de irse dejó de pagar a proveedores y a la compañía de luz, dejó sin agua potable a cientos de miles de personas y provocó un perjuicio mayúsculo a centenas o miles de trabajadores municipales que se quedaron sin cobrar.

En contraste a ello el edil y los miembros del cuerpo edilicio percibieron hasta el último centavo de sus remuneraciones, incluyendo bonos de fin de año y de cierre de administración. Al momento de rendir protesta los nuevos miembros del cabildo tuvieron que hacerlo en un ambiente de caos y con la enorme presión social de quienes justificadamente exigen el cumplimiento de sus derechos laborales y ciudadanos.

La que inicia en Cuernavaca es una historia política compleja que requerirá de acciones inmediatas y decisiones contundentes por parte del presidente municipal y los integrantes de su cabildo. La esperanza que despierta la llegada de José Luis Urióstegui está bien justificada, pero para que los deseos se conviertan en realidad hace falta mucho más que buenos deseos.

Por el bien de Cuernavaca y de todos los que aquí vivimos, ojalá y el nuevo gobierno haga bien las cosas y no deje espacio a la impunidad.

  • posdata

En Jiutepec y Jojutla se renovaron los gobiernos municipales con alcaldes que fueron reelectos en el cargo derivado de la confianza ciudadana. Rafael Reyes y Juan Ángel Flores son dos buenos presidentes municipales y electoralmente hablando, candidatos naturales de Morena a la gubernatura de Morelos en el 2024.

Antes que ellos, desde un ángulo político, está el subsecretario de gobernación Rabín Salazar; a él se le considera el más fuerte aspirante al gobierno de Morelos en la próxima elección por su cercanía con el presidente de México Andrés Manuel López Obrador.

Si la decisión de Morena deriva de la decisión de una persona, es decir, del jefe del ejecutivo federal, el candidato será Rabín Salazar; si la postulación es producto de una encuesta que no sea cuchareada, el candidato sería Rafael Reyes o Juan Ángel Flores.

Veámoslo de esta forma: el subsecretario basa su proyecto político en la decisión del presidente y en la posibilidad de que su suerte y relación con Andrés Manuel López Obrador no cambie en los próximos años; los alcaldes, por el contrario trabajan todos los días y ganan simpatías derivado de sus resultados.

  • nota

Este es parte del gabinete que acompaña al nuevo presidente municipal de Cuernavaca:

Marcos Manuel Suárez Gerard, un exsecretario de turismo estatal con Sergio Estrada Cajigal que fue cuestionado severamente desde el sector empresarial por su falta de resultados, también fallido candidato a la presidencia municipal de Cuernavaca por el PAN.

Humberto Paladino Valdovinos, ex síndico municipal en el terrible gobierno de Manuel Martínez Garrigós, señalado por su incapacidad y mal desempeño en el cargo.

Pablo Aguilar Ochoa, referido por quienes lo conocen como un mediocre y corrupto exregidor de Cuernavaca, panista incondicional de los hermanos Martínez Terrazas y exfuncionario en el gobierno de Antonio Villalobos Adán.

Nadia Luz Lara Chávez, expresidenta del Poder Judicial de Morelos, vinculada políticamente al exgobernador Graco Ramírez y a su hijo Rodrigo Gayosso, distinguida por diversos actos de corrupción al frente del TSJ y dos veces candidata perdedora al gobierno estatal y a una diputación.

¿Aplaudimos?

  • post it

Menudo arranque de año en Cuernavaca: se incendia el icónico restaurant La Palapa de Ocotepec y se roban con violencia un camión de basura de la capital.

¡Y todavía no comienza la semana laboral!

  • redes sociales

En los próximos tres años el manejo de la imagen y la percepción será clave para todos los gobiernos.

Los boots y la guerra sucia en redes sociales, por cierto, ya no funcionan.

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