Serpientes y escaleras - Suerte política

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Suerte política

La suerte también juega en política y los errores traen mala suerte.

 

Suerte política

En política como en fútbol la suerte también juega; el trabajo que realizan los candidatos y sus partidos en las calles y en sus cuartos de guerra son muy importantes, pero hay aspectos que rebasan la estructura formal de la campaña e inciden de manera directa en el proceso. La vida es cíclica en todos los aspectos que la componen y la función pública no es ajena a ello; hoy la suerte le ha dado la espalda a Morena.

Muchos estrategas del partido oficial cometieron un error de fondo: apostaron todo a la fuerza del Movimiento de Regeneración Nacional y a la ventaja que este partido tiene sobre las demás fuerzas políticas. La confianza se convirtió en el primer pecado de campaña, porque supusieron que para ganar solo hacía falta portar los colores de Morena y jurar amor eterno al presidente Andrés Manuel López Obrador.

El desgaste que ha sufrido el gobierno actual es enorme y tiene razones: el presidente enfrenta una lucha feroz con distintas fuerzas políticas que rechazan la cuarta transformación, pero en lugar de hacer aliados para combatir al régimen anterior el jefe de la nación se pelea con todos, empezando por los sectores económicos, la clase media y los medios de comunicación.

La situación es grave por si misma porque al mismo tiempo Andrés Manuel López Obrador tiene que cuidarse de muchos ataques, pero se agrava con el hecho de que su gobierno ha cometido errores y constantemente se mete en polémicas innecesarias que le generan un profundo desgaste ante la opinión pública.

A pesar de todos los conflictos abiertos el mandatario nacional ha sabido sortear las crisis y mantener alta su aprobación personal, cosa que no va de la mano con las acciones de su gobierno y está muy lejos del sentimiento que genera su partido. Explico: mucha gente sigue teniendo fe en Andrés Manuel López Obrador, cree en sus palabras, confía en su buen juicio y lo considera un personaje con un alto valor moral; su gobierno, por otro lado, no recibe la misma evaluación, se critican sus acciones, algunas de sus decisiones y sobre todo el perfil de ciertos funcionarios. La trayectoria y la actuación de un buen número de sus colaboradores está sujeta permanentemente a crítica. Y luego viene el partido.

El peor error que pudo cometer Morena a nivel nacional fue designar a Mario Delgado como dirigente; el diputado federal es un hombre polémico, de carácter irascible, con muchos rencores personales y muy poca visión institucional. El manejo que ha dado al partido ha provocado un cisma mayúsculo en la institución: arrebató el proceso de selección de candidatos a las dirigencias estatales e impuso a personajes bajo una óptica centralista, de amiguismo, lejos del ánimo de las militancias locales.

Las decisiones tuvieron consecuencias: en casi todos los estados del país hubo conflictos internos, acusaciones entre militantes y desconocimiento a la dirigencia; incluso los formatos tradicionales de ese partido, como las tómbolas, quedaron en el olvido y dieron paso a la imposición de allegados en los primeros lugares de las listas plurinominales. En Morena quedó de lado la dinámica que en el 2018 implementó Yeidckol Polevnsky por indicaciones de Andrés Manuel López Obrador, ahora todo se volvió desorden, desorganización, abusos, cuotas e imposiciones. Todo lo que le criticaron al PAN y al PRI lo replicaron en la 4T.

Lo anterior no puede considerarse resultado de la suerte, son la consecuencia de acciones directas de parte de quienes conducen al partido; la diferencia es que en el pasado reciente los yerros de los morenistas eran perdonados porque no afectaban a los ciudadanos ni trastocaban la vida interna del partido; hoy es diferente porque la lucha por el poder es intensa y las pasiones personales hacen a un lado los ideales del presidente; el poder se pelea a través de las candidaturas.

Por supuesto que en los otros partidos ocurren cosas similares, siempre es así; el punto es nos dijeron que Morena era diferente, que ese partido se regía por otras reglas y en todas las decisiones se privilegiaba un proyecto de nación. Viendo lo que ha hecho Mario Delgado es imposible dar por bueno ese mensaje: el Movimiento de Regeneración Nacional de hoy es la peor versión del PRI.

A esto hay que añadir lo que está pasando alrededor del partido: muchos problemas están explotando justo ahora, a menos de un mes de las elecciones y en un ambiente de crispación que ya no puede adjudicársele a la mafia del poder. Los problemas más graves en los que se ha metido el Movimiento de Regeneración Nacional son originados por ellos mismos, por sus decisiones y el enfado de su propia estructura; el choque de trenes interno es aprovechado por sus opositores y expuesto todos los días en los medios de comunicación, con quienes el presidente se ha confrontado.

La suerte en política existe, pero siempre va acompañada de acciones que se toman en los círculos de poder; lo que vemos ahora aleja la suerte de ese partido, lo coloca contra la pared y ayuda a sus adversarios.

Cuando las malas decisiones políticas se multiplican, la suerte deja de favorecer a los gobernantes.

                                                 

 

  • posdata

La gran cobija que cubre a los candidatos de la 4T es el partido. El mensaje central de los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional es que son de Morena. La razón que ofrecen para recibir el voto popular es que son del mismo partido que Andrés Manuel López Obrador. Las promesas que hacen en las calles son hacer que las cosas cambien, a pesar de que algunos de quienes lo prometen ya están en condición de hacerlo. Pocos tienen capital político propio.

El partido de la Cuarta Transformación no entendió lo que pasó en el 2018 ni se dio cuenta de lo que habría que hacer en el 2021. En aquella elección había una razón central para apoyar el proyecto de nación de Morena: López Obrador. El tabasqueño representaba el 99 por ciento de Morena, en torno a él se construyó el partido y debajo de él se colocaron todas las candidaturas.

El carisma y la fuerza moral de Andrés Manuel era y sigue siendo enorme, por eso sus calificaciones como ejecutivo federal son altas a pesar de que no todo le ha salido bien. La simpatía hacia su persona ha cambiado muy poco, no así la identificación del ciudadano con Morena.

En el partido aseguran que su fuerza está en las clases populares y que sus triunfos se deben al voto de los pobres, por ello la apuesta; lo que no entienden es que el asistencialismo nació con el PRI, continuó con el PAN y lo mantiene Morena: esos programas no hacen la diferencia a la hora de votar, porque de hacerlo el PRI o el PAN seguirían gobernando México.

Habría que pensar, incluso, que el voto de los pobres fue el que dio la presidencia a Morena; cierto: en México hay millones de pobres, pero si todos ellos votaran Andrés Manuel López Obrador habría sido presidente en el 2006. Quienes hicieron la diferencia para que el Movimiento de Regeneración Nacional ganara en el 2018 fueron los sufragios de la clase media.

En este proceso electoral Morena no entendió que para ganar necesitaba buenos candidatos, que la cobija de Andrés Manuel López Obrador ya no alcanzaría para hacer ganar a todos como en el 2018 porque su nombre no estaría en la boleta. Peor: la dirigencia nacional se encargó de despedazar internamente al partido y formó grupos que pelean a navaja limpia las posiciones de poder.

Sin duda alguna las siglas de Morena valen más que las de los demás, el partido sigue estando mejor posicionado que los otros, pero en notorio que la intención de voto hacia sus candidatos viene cayendo desde hace varios meses en todo el país por razones que ellos mismos provocan.

Diferentes encuestas refieren que a nivel nacional Morena tiene el 40% de la preferencia electoral, más que el PAN y el PRI, pero diez puntos menos que hace un mes. En ocho entidades de la república donde habrá elecciones de gobernador Morena ha perdido entre 11 y 15 puntos, lo cual pone en riesgo elecciones que parecían definidas a favor de la 4T. Campeche, Nuevo León parecen perdidas; Guerrero está en el filo de la navaja y en Tlaxcala la contienda se está cerrando.

¿Por qué está pasando esto? ¿Qué han hecho bien los otros partidos? ¡Nada! El cambio en la intención de voto no es reflejo de una mejora en los otros partidos, es la consecuencia del deterioro del Movimiento de Regeneración Nacional.

Con todos estos datos no es sorpresivo lo que empiezan a reflejar las encuestas en Morelos: la ventaja de Morena se está cerrando y salvo en algunos municipios como Jiutepec, donde Rafael Reyes avanza tres a uno sobre su más cercano contrincante, en ciudades como Cuernavaca el abanderado de la Cuarta Transformación rebasa a su rival por apenas un par de puntos porcentuales, con una tendencia que favorece al abanderado del PAN.

Hace unos días reflexionaba sobre el rol de las dirigencias partidistas en las campañas, los trabajos comienzan con la elección de candidatos, pero deben incluir el acompañamiento en todo el proceso electoral y terminan hasta que la elección queda legalmente definida. El perfil de los candidatos y la falta de unidad en las campañas provoca que el escenario sea tan distinto de un municipio a otro.

Si las cosas siguen como hasta ahora a nadie habrá de sorprender que Morena obtenga menos votos de los que auguran las encuestas. La diferencia entre lo que prevén los estudios de opinión y lo que suceda el día de elección dependerá de lo que hagan los candidatos.

  • nota

En Cuernavaca estamos viendo una elección entre cuatro candidatos que puede quedar entre dos y al final no ser tan cerrada como pensamos. Poco a poco el candidato José Luis Urióstegui se posiciona y gana terreno a Jorge Argüelles; lo que empezó con una decena de puntos de ventaja se ha reducido a solo dos y podría revertirse en los próximos días si la tendencia se mantiene.

Pero en esta historia no hay que observar solo a los dos candidatos punteros, porque en un descuido puede haber sorpresas. Explico: Matías Nazario Morales es el candidato más vago de todos, es el que tiene la campaña más estructurada con objetivos perfectamente definidos.

No se trata de la figura más llamativa, ni tampoco del partido mejor posicionado, pero Matías conoce mejor que nadie el terreno, lleva una agenda de campaña muy intensa y trabaja muy de cerca con liderazgos de todas las colonias.

Las reflexiones no tienen que ver con una simpatía o una antipatía personal, sino con elementos tangibles y comprobables: Matías Nazario ya se metió en la carrera y podría obtener mejores números de los que se piensa. Véanlo así: al candidato del MAS casi nadie lo critica en los medios ni en las redes sociales, tiene la agenda más ordenada y recibe apoyo de varios gobernadores del país.

La estructura y la comunicación de Matías Nazario es mucho mejor que la de los demás, quizá no tan grande o llamativa que la de Jorge Argüelles, pero sin duda más eficiente porque tiene a personas que sí conocen el terreno y a la gente.

Al abanderado del MAS hay que observarlo con seriedad no solo porque está construyendo un escenario de triunfo, sino porque obtendrá un número de votos que en podrían hacer la diferencia en la victoria de Jorge Argüelles o la de José Luis Urióstegui.

La campaña de Sergio Estrada es entretenida porque el exgobernador anda como niño con juguete nuevo; la de Matías Nazario es interesante porque hay estrategia y objetivos en cada una de sus acciones.

Ojo con el Factor Matías.

  • post it

La dirigente estatal del SNTE se agandalló la primera diputación plurinominal del partido Nueva Alianza. Hace unos días durante la jornada de vacunación a los maestros de Morelos Gabriela Bañón se volvió a agandallar y metió a la fila a un numeroso grupo de allegados para que fueran inmunizados, sin importarle que miles de maestros llevaban varias horas bajo el sol esperando y muchos de ellos no alcanzaron vacuna.

Es claro que la naturaleza de la maestra Bañón es el agandalle.

¡Chulada de dirigente!

  • redes sociales

Comentario de pasillo:

  • ¿Qué pasaría si Jorge Argüelles no gana la elección?
  • Nada. Sería el próximo secretario de gobierno.
  • PLOP.

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