Serpientes y escaleras - ¿Por quién votamos?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - ¿Por quién votamos?

 

Hoy arrancan las campañas locales en Morelos. La decisión es cambiar o seguir igual.

 

¿Por quién votamos?

Hoy arrancan las campañas locales en Morelos; el próximo seis de junio los morelenses renovaremos 36 ayuntamientos y el parlamento local a través del voto popular. Serán 45 días de campaña en los que candidatos de 23 partidos políticos tratarán de convencer a la gente. Como nunca, los ciudadanos tendrán un enorme número de contendientes cuya cantidad no representa calidad en propuestas, capacidad de gobierno, experiencia en administración o liderazgo social. La pregunta que estará en la mente de la mayoría es una ¿Por quién debemos votar?

Reflexionemos el tema a partir de quien ha gobernado el estado.

Morelos vive momentos complejos desde hace varios sexenios, el cambio de administraciones no ha servido para mejorar la situación y en algunos casos, por el contrario, profundizó las carencias. Desde el priísta Jorge Carrillo Olea hasta el perredista Graco Ramírez, pasando por los panistas Sergio Estrada y Marco Adame, la constante ha sido la inseguridad, la violencia y la corrupción. Hoy tenemos a un cuarto partido gobernando y los problemas no se han resuelto; eso sí: según algunos estudios de opinión la principal demanda de la gente ya no es la inseguridad, sino la salud y el empleo.

A nivel estatal los morelenses le dimos la espalda al PRI en el año dos mil y desde entonces hemos pasado en dos ocasiones por gobiernos del PAN, luego dimos un viraje a la izquierda representada por el PRD y en el 2018 la esperanza fue Morena. Aunque la gubernatura ha pasado por cuatro fuerzas políticas en los últimos 30 años yendo del centro a la derecha y luego a la izquierda, en los hechos no se ha visto un contraste palpable en el estilo de gobernar; digámoslo de esta forma: lo único diferente en los gobernadores ha sido el partido que representan, porque se comportan de la misma manera.

La capacidad, experiencia y preparación de quienes han estado al frente del poder ejecutivo en el estado no ha marcado diferencia en el resultado de los gobiernos; Jorge Carrillo Olea es un militar que durante muchos años participó en a administración pública federal atendiendo temas relacionados con la seguridad nacional. Sergio Estrada Cajigal es un mecánico con estudios en ciencias de la comunicación, aficionado a las mujeres, los autos y los aviones. Marco Adame Castillo es un médico con estudios en administración pública y experiencia parlamentaria. Graco Ramírez es un político de carrera que ocupó múltiples cargos legislativos e hizo mucha vida de partido. Cuauhtémoc Blanco es un deportista de alto rendimiento que triunfó en el fútbol mexicano.

El perfil de quienes nos han gobernado los últimos treinta años es distinto, pero ni la formación académica ni la experiencia en la administración pública ha sido un factor que haga diferencia a la hora de gobernar. En todos esos gobiernos la entidad ha vivido momentos complejos en materia de inseguridad y se ha atorado en términos de desarrollo económico; lo coincidente es que las fallas de algunos miembros del gabinete provocaron problemas que a la postre descarrilaron al gobierno estatal.

La relación entre autoridades y actores de poder en la entidad se ha convertido en un aspecto crítico más allá de quien gobierna la entidad. Desde hace varios años Cuernavaca es un ring político entre quienes gobiernan el estado y la capital; de la misma forma el congreso se transformó en un lugar de choque constante con el jefe del ejecutivo y sus integrantes, en lugar de coadyuvar con la gobernabilidad, han utilizado la curul para obtener beneficios económicos y políticos. Los actores de poder del estado no han podido superar sus diferencias, ni concluyen sus enfrentamientos al finalizar las campañas; el permanente choque de fuerzas es un aspecto que impide el desarrollo.

Lo ocurrido en los últimos años en el plano estatal pasa por las decisiones que se toman en las urnas; el elector es parte del problema que estamos viviendo, el voto de castigo o de broma es irracional y nos tiene hoy hundidos en múltiples problemas porque jugamos con nuestro poder de elección. Las crisis que enfrenta la entidad no derivan de una sola autoridad, son el resultado de la combinación de todas las figuras en el poder, de personajes que no dejan de pelear, que no se dejan trabajar unos a otros y que han utilizado el ataque contra el rival como su herramienta de ascenso político.

Ahora que inicia un nuevo proceso electoral la reflexión es simple ¿Qué queremos y con quién podemos lograrlo? La construcción de un mejor estado comienza en los municipios, pasa por los congresos (local y federal) y en todos los casos tiene que ver con las personas que ocupan las posiciones de toma de decisión.

En Morelos sabemos votar diferenciado, pero no hemos podido superar nuestro complejo de desquite al votar; ya probamos el sufragio por moda, por inercia, por enojo, por emoción, por admiración y hasta por un candidato guapo. El voto no es un acto reflexivo, es producto de una emoción y de un momento, lo cual queda confirmado en los estudios de opinión que revelan que el cincuenta por ciento de los electores en nuestro estado deciden su voto la semana previa al día de la elección.

Nuestras opciones en el futuro se pueden sintetizar en dos: Votar igual y continuar quejándonos como siempre o pensar en el valor de nuestro voto y sufragar de manera razonada por alguien que sea capaz de cambiar las cosas.

En las encuestas prevalece la imagen de que Morena es el partido con el cual más gente siente empatía, aunque esta identificación se pierde con sus candidatos; los datos estadísticos confirman que Morelos es un estado obradorista, pero Cuernavaca es una ciudad conservadora a la que, salvo en el 2018, le gusta votar por la derecha.

Un elemento de peso en el ánimo colectivo es la identificación que el ciudadano siente por el presidente Andrés Manuel López Obrador, no así con las autoridades locales. Este buen momento del presidente quiere y puede ser aprovechado por todos, no solo por los abanderados de Morena, porque contrario a lo que se pensaría, el Movimiento de Regeneración Nacional apostó en muchos sitios por candidatos que no forman parte de la corriente obradorista y están muy lejos de tener parecido con los ideales y forma de ser del representante principal de la Cuarta Transformación.

Las siguientes semanas serán de una intensa actividad política, con muchos candidatos en las calles y múltiples mensajes tratando de conectar con el electorado. Pensemos en dos discursos de campaña: el de quienes tratarán de asumirse como representantes de Andrés Manuel López Obrador y otro que recriminará la falta de resultados que han dado los morenistas morelenses y apostará por identificar a los candidatos de Morena con los gobiernos locales de la 4T.

Un aspecto sustantivo en esta batalla es la identificación con Morena: la gente aprueba al presidente, pero no a todos sus candidatos, por eso los abanderados de la 4T intentarán mimetizarse con AMLO; su ventaja es que, aunque las administraciones locales están muy desgastadas, en la mente de los votantes no está claro que los gobiernos de Cuernavaca y de Morelos son de Morena. El reto para unos es que así continúen las cosas, mientras que para los otros es que la gente ligue al Movimiento de Regeneración Nacional con los gobernantes de Morelos.

La que arranca hoy es una elección compleja, diferente, donde se juegan muchas cosas y compiten personajes de todo tipo. La estructura, dicen unos, será la clave de la elección “porque con una despensa o por unos cuantos pesos la gente te regala su voto”.

La decisión final está en el ciudadano: el voto popular marcará el rumbo del estado y el futuro de quienes aquí vivimos.

Hay dos caminos: seguir por la misma vía o cambiar.

                                  

             

posdata

Lo ocurrido la semana pasada en Averanda, cuando un corto circuito provocó un incendio en el techo de un restaurant mostró algo que las autoridades no pueden pasar por alto: el personal del centro comercial no está capacitado para atender una contingencia.

Por fortuna para todos los que en ese momento nos encontrábamos en la plaza el hecho no paso a mayores: hubo humo y caos, pero nunca estuvo en riesgo la integridad de los visitantes. La razón de esto nada tiene que ver con la reacción de los equipos de seguridad privados, porque fueron ellos los únicos en entrar en pánico y en correr para todos lados sin sentido; tampoco se puede aplaudir la llegada de los equipos de emergencia del estado, porque pasaron al menos 25 minutos antes de que llegara la primera autoridad.

Sucedió así: empezó a salir humo, muchas personas se juntaron en el centro de la plaza, los inquilinos de los departamentos se asomaron desde sus balcones, algunos curiosos se quedaron tomando imágenes de lo que sucedía y otros comenzaron a abandonar el lugar mientras algunos locales y los bancos desalojaron sus instalaciones y cerraron sus puertas... El personal de seguridad corría por todos lados sin lógica, le pedían a la gente que no grabara, pero no decían qué ocurría ni daban algún tipo de indicación; luego empezaron a romper los cristales de los depósitos de los extintores, los tomaban y se quedaban viendo hacia arriba sin hacer nada.

A ninguna autoridad de Averanda se le ocurrió desalojar el lugar ni marcar un perímetro de seguridad en la zona afectada, nadie pidió a los visitantes que se alejaran del lugar de peligro ni que por su seguridad se dirigieran a la salida; pasados 15 minutos comenzó a sonar una alarma, pero ningún trabajador se preocupó por explicar lo que estaba pasando, ni por orientar a la gente sobre lo que se tenía que hacer en esos casos; obvio: ni ellos lo sabían. En resumen: los más espantados de lo que pasaba eran quienes debían tomar control de la situación.

Afortunadamente el incidente fue menor, pero no gracias al equipo de Averanda. Si la situación hubiese sido otra, quizá en este momento estaríamos contando un hecho peor o una tragedia.

Protección Civil, las autoridades municipales y las del estado tendrían que revisar los protocolos de seguridad de todas las plazas comerciales y especialmente la de Averanda, porque ante una contingencia fue evidente que no están preparados para reaccionar.

  • nota

En este arranque de campañas municipales un elemento clave es la identidad con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Los candidatos lo saben y por ello muchos tratarán de retomar algunos preceptos del presidente para ganar simpatía y votos.

De todos los contendientes que compiten en Cuernavaca ¿Qué candidato les parece más parecido en su discurso, imagen, trayectoria y comportamiento personal a Andrés Manuel López Obrador?

  • post it

Cuentan los que saben que el exgobernador Graco Ramírez está de regreso y tiene interés de intervenir en el proceso electoral; lo hará a su manera, como lo sabe hacer y con una ventaja: no tiene nada que perder.

Su idea, dicen, no es apoyar a alguien en particular, sino hacer perder a uno de los contendientes. El tabasqueño cuenta con muchos recursos financieros y no tiene nada mejor que hacer; desde hace tiempo habla con los aliados que le quedan, suma voluntades en contra del proyecto oficial y opera en varias vías, incluyendo algunos espacios del gobierno federal. El exgobernador hace lo que mejor conoce: política. Y aprovecha que sus enemigos tienen descuidado ese terreno.

“Graco tiene tiempo, dinero, estructura, motivaciones y muchos deseos de venganza” afirma uno de sus excolaboradores. “… Y todo el tiempo del mundo para planear su venganza porque no le pudieron hacer nada”

  • redes sociales

Desde hace muchos años los órganos electorales dejaron de ser ciudadanos, ajenos a los intereses de los partidos o los grupos políticos. Quizá nunca lo fueron.

Son organismos que cuestan miles de millones de pesos al año y sus decisiones no siempre reflejan imparcialidad.

En Morelos hemos visto una y otra vez como el INE opera en función de intereses específicos y responde al llamado de algunos actores. La clave es conocer a un consejero o saber operar políticamente en el centro del país.

Dicho esto, veamos la llegada de la nueva presidenta del organismo electoral morelense, la exesposa de Jorge Messeguer Guillén, el hombre más cercano al exgobernador Graco Ramírez Garrido.

¿Casualidad? 

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