Serpientes y escaleras - La inseguridad y el Mando Único

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - La inseguridad y el Mando Único

El modelo de seguridad se puso en marcha hace seis años. Hoy estamos peor.

 

La inseguridad y el Mando Único

Después de 580 muertos y diversos hechos violentos que han cimbrado al estado y puesto la atención nacional en Morelos la pregunta es básica ¿Realmente funciona la estrategia de seguridad en el estado?

Veamos:

El sexenio pasado el gobernador Graco Ramírez implementó una estrategia de seguridad que denominó Mando Único, consistente en centralizar el control de todas las policías municipales, poniéndolas bajo el mando del gobierno estatal; en ese esquema operativo el encargado y responsable de la seguridad en el estado era el gobernador, quien además de tener (a través del encargado del área de seguridad) la faculta de nombrar a todos y cada uno de los jefes de policía en los municipios, obtuvo el manejo de los recursos económicos que llegaban de la federación para combatir al crimen y prevenir el delito.

La justificación de esta estrategia era simple: los municipios no tenían la capacidad para enfrentar a los grupos criminales y por esa razón las bandas delincuenciales de manera continua infiltraban a las corporaciones policiacas, lo cual complicaba las tareas de seguridad y aumentaba la delincuencia.

Graco Ramírez enarboló en campaña la bandera de la inseguridad para ganar la simpatía de los votantes y luego utilizó esa excusa para arrebatar el manejo de las policías a los municipios. La medida tenía una justificación social, pero un trasfondo político y económico: el Mando Único dio al gobernador perredista un poder superior al constitucional, pues de un plumazo colocó bajo su mando a todas las corporaciones policiacas y le cedió la administración de miles de millones de pesos que fueron manejados con absoluta discrecionalidad.

A la vuelta de los años la justificación del Mando Único se vino al suelo, porque los niveles de seguridad no mejoraron en el estado, la violencia escaló y más de la mitad de los alcaldes fueron extorsionados por grupos criminales. Eso sí: Graco Ramírez hizo grandes negocios con la renta de patrullas, la compra de cámaras de videovigilancia, el pago de nóminas infladas con personal inexistente, la contratación de cursos y por supuesto, la construcción de un multimillonario C5.

Pero lo de fondo en esta historia no es el negocio que hizo el ex gobernador con la seguridad y el lucró con la violencia, lo contundente es que el modelo de seguridad denominado Mando Único de Policía no dio resultados, no mejoró la seguridad en el estado, no disminuyó los índices delictivos, ni detuvo la violencia. Vamos, ni siquiera dio tranquilidad a los presidentes municipales, pues muchos de ellos tuvieron que pagar derecho de piso a los cárteles o ceder el manejo de diferentes áreas de su administración.

Quitar el control de las policías a los municipios tuvo como objeto primario mejorar la seguridad del estado bajo el argumento de que los ayuntamientos eran incapaces de enfrentar solos el problema, lo que generaba redes se corrupción criminales. Seis años más tarde la historia no ha cambiado, por el contrario, las cosas han empeorado porque los grupos criminales en lugar de disminuir en número y presencia, han diversificado sus operaciones.

Explico: 1- hoy el manejo de las policías está en manos del estado y la violencia va en aumento. 2- Todavía se sigue hablando y evidenciando que hay elementos de seguridad vinculados a grupos criminales. 3- El gobierno estatal pide ayuda urgente a la federación porque acepta que no puede contra los embates de la delincuencia. 4- En los municipios la presencia de cárteles cada día es mayor, más evidente y hasta los ayuntamientos son extorsionados. 5- Los grupos criminales han logrado penetrar a la policía estatal, controlan a varios de sus integrantes y generan redes de protección. Y 6- Los cárteles delictivos siguen operando impunemente en el terreno criminal, pero diversificaron sus operaciones, pues ahora en los ayuntamientos se coluden o presionan a los alcaldes para que les entreguen el manejo de algunas áreas del municipio. Conclusión: salió peor el remedio que la enfermedad.

La realidad está a la vista: el Mando Único de Policía no mejoró la seguridad en Morelos, por el contrario, generó un vacío de poder que fue ocupado por grupos criminales que encontraron en los gobiernos municipales una nueva y muy lucrativa veta de actuación, colocando al frente de algunas áreas a personas de su confianza que les reportan a ellos.

Hoy el Presidente de México impulsa la pacificación del país a través del perdón y el olvido: perdón a los corruptos y a los delincuentes y olvido de todos aquellos actos que lastimaron al país y a los estados, que vulneraron a las instituciones y agredieron a la sociedad.

El esquema de la Guardia Nacional es una copia del Mando Único de Policía de Morelos, es un planteamiento imaginario que pasa por alto la realidad de los estados y se circunscribe a la teoría romántica de que quienes actúan fuera de la ley corregirán su camino al ver a un presidente diferente. ¿Atekai?

En Morelos estamos ante el fracaso de la estrategia de seguridad pasada y la altísima posibilidad de que vuelva a fallar el plan si se repite el esquema. El Mando Coordinado de Policía es una copia burda del Mando Único, por eso es casi imposible que funcione; lo que plantea el gobierno de Cuauhtémoc Blanco es lo mismo que el futbolista rechazó como presidente municipal. ¿Por qué habría de ser mejor sólo por tener un nombre diferente?

Para entender el presente y vislumbrar el futuro, es indispensable conocer el pasado. En materia de seguridad tenemos a la vista los errores cometidos por la administración de Graco Ramírez y su putrefacta herencia. Es cierto que muchos de los problemas que vemos hoy en temas de violencia y delincuencia tienen que ver con actuaciones del pasado, pero cierto es también que las cosas no cambiarán si seguimos por la misma ruta.

Como la gran mayoría de los ciudadanos no soy experto en seguridad ni conocedor de estrategias policiacas, pero como simple observador de lo que ocurre tengo claro que la repetición de la misma estrategia fallida (con diferente nombre) difícilmente producirá un resultado distinto.

Espero, como casi todos los ciudadanos del estado, que el plan de seguridad que propone el gobernador Cuauhtémoc Blanco para enfrentar la delincuencia y recobrar la paz en el estado sea distinto al que implementó su antecesor. Deseo que le vaya bien a su gobierno, para que nos vaya bien y estemos más tranquilos todos.

  • posdata

La lucha contra la inseguridad debe ser una tarea colectiva, porque no hay forma de que funcione de otra manera. La batalla contra los grupos criminales es tan grande que para poder hacerles frente (primero) y vencerlos (después) se requiere de la coordinación y colaboración de todos los sectores, los tres poderes y los tres niveles de gobierno.

Pero el combate a la delincuencia en Morelos y muchos estados del país no ocurre de esa manera; en la tierra de Zapata la pelea es a navaja limpia y cada quien por su lado: el gobierno estatal con los recursos a su alcance y sin el respaldo de la federación, porque el resto del país arde en violencia.

La sociedad se defiende como puede: las rejas se multiplican en las calles y las empresas de seguridad hacen su agosto ante la desesperación colectiva de no tener seguridad del gobierno. Ciudadanos, comerciantes, empresarios, profesionistas y hasta amas de casa han tenido que comprar y/o contratar equipos de protección para resguardar su integridad y su patrimonio.

Los únicos que no hacen nada (o se hacen pendejos) en el tema de la seguridad son los alcaldes: bajo el pretexto de que hay un Mando Coordinado de Policía que está bajo el control del estado, los ediles dejan de lado el tema de la seguridad y evaden todos los problemas que derivan de esta situación. Cierto: las policías las maneja el estado, pero ante la ineficiencia del plan los munícipes callan.

Hay casos muy graves como Cuernavaca, Jiutepec, Temixco, Yautepec, Emiliano Zapata o Cuautla (solo por mencionar algunos) en los que la violencia no tiene freno, los grupos criminales actúan a plena luz del día y con absoluta impunidad. La gente vive con miedo, se esconde temprano en sus casas, mientras que los negocios multiplican su seguridad y se encomiendan al creador para no ser víctimas del crimen.

Los alcaldes, por su lado, se pasean en la capital y comen en lugares caros, agendan reuniones políticas y comienzan desde ahora a hacer campaña pensando en el 2021; cuando alguien les reclama o pide ayuda sobre el tema delictivo la respuesta es la misma: es responsabilidad del estado.

La actuación de los ediles representa un acto de corrupción: los presidentes municipales son omisos ante el problema de inseguridad, no se preocupan de lo que le sucede a sus paisanos y hasta colocaron a un personaje de dudosa reputación al frente del Instituto de Fortalecimiento Municipal.

Igual que al gobernador le corresponde por ley garantizar la seguridad en el estado, a los alcaldes les toca cuidar a sus municipios; aunque hayan firmado el convenio de Mando Coordinado de Policía la responsabilidad constitucional sigue siendo suya y en cualquier momento algún ciudadano enojado y con dos dedos de frente se los va a hacer notar.

Los munícipes repelaron por el Mando Coordinado de Policía y hablan mal de la estrategia estatal de seguridad, pero no hacen nada para que las cosas cambien. Obvio: así están mucho más cómodos, aunque a su pueblo lo maten todos los días.

  • nota

Un operativo nocturno entre fuerzas locales y federales generó polémica; algunos comentarios en redes sociales hablaban de un motín en la cárcel de alta seguridad de Atlacholoaya y algunos se atrevieron a afirmar que hubo un enfrentamiento y dos muertos como consecuencia en un intento de liberar a un recluso.

Al medio día el secretario de gobierno Pablo Ojeda aclaró la situación: No hay muertos ni hubo enfrentamientos, se trató de un operativo coordinado entre la policía estatal, la Federal y el Ejército apoyados con algunos elementos caninos; de esta acción derivó la detención de 8 personas de dos grupos diferentes: una en posesión de droga y otras con armas. Sobre los muertos dijo que no había tal: dos internos se intoxicaron y fueron internados para ser atendidos médicamente.

El tema generó nerviosismo en el ambiente, pero fue bien atajado por el secretario de gobierno, quien por cierto, es el funcionario que mejor hila ideas en el gabinete. La explicación de Pablo Ojeda fue clara, simple y sin entrar en los laberintos en los que cotidianamente se meten los servidores públicos.

La fórmula para comunicar bien es simple: las cosas claras y a tiempo.

  • post it

Al alcalde capitalino le gusta darse baños de pueblo y mostrar su lado más humano: cotidianamente se le ve comiendo tacos en una esquina acompañado de alguno de sus colaboradores o tomando un jugo en el quisco de la capital.

En esa parte hay que reconocer la autenticidad del edil: rara vez se le ve en un lugar “fifi” y nunca publica en sus redes sociales sus comilonas y francachelas en lugares costosos.

Pero en su administración no aplica la viejas regla de: lo que hace la mano hace la tras; frente a la sencillez del Presidente Municipal aparece la ostentación de varios de sus colaboradores que se dan vida de rey, gastan miles de pesos en comidas en restaurantes de lujo y presumen sus viajes en first class.

La reflexión es simple: ¿Alguien que gana alrededor de 40 mil pesos al mes puede mantener un ritmo de vida con comidas que en algunos casos (como cuando se acude a la Rosa Negra en la CDMX) pagan cuentas superiores a 10 mil pesos? Y aunque lo pagara con sus propios medios ¿Es correcto hacerlo de manera continua y salir de la ciudad en horario de trabajo a esos sitios, con todas las carencias que hay en Cuernavaca?

Puede ser que el Bobito Villalobos tenga buena voluntad para hacer las cosas (conocimiento es otra cosa), pero es notorio que no tiene el control del ayuntamiento.

¿Quién manda en la capital?

  • redes sociales

Las fake news están a la orden del día. Las redes sociales son también una fuente interminable de especulación y chismes.

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