Serpientes y escaleras - ¿Hay pacto?

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y  escaleras - ¿Hay pacto?

En cuestiones de fotos incómodas, en Morelos el que no cae, resbala.

 

¿Hay pacto?

Dos temas encabezan la agenda política de inicio de año en Morelos: la fotografía del gobernador con tres presuntos delincuentes y la parálisis legislativa; lo primero es un debate que se mantiene vigente en una crítica sincronizada que a nivel nacional hay contra tres gobernadores de Morena, lo segundo es un tema local que se arrastra desde el año pasado y que no augura un final feliz para ninguna de las partes. El 2022 será difícil para todos los actores de poder en el estado.

Empecemos por el primer tema, la fotografía de Cuauhtémoc Blanco flanqueado por tres personajes de la delincuencia organizada. Sin menoscabo de lo mal que se ve un gobernante al lado de este tipo de sujetos, lo de fondo es la presunción de que el jefe del poder ejecutivo en el estado habría pactado con los grupos criminales que representan las personas que aparecen a su lado.

La pregunta es obvia ¿pactaron? Personalmente creo que no. Explico: si un gobernante se reuniera en privado con delincuentes para signar algún tipo de acuerdo ilegal lo último que buscarían los participantes es una foto de recuerdo. Considero que se trato de un encuentro fortuito, terrible en materia de imagen pública y percepción, pero nada más.

Otra de las cosas que se han mencionado es que el supuesto pacto de Cuauhtémoc Blanco con estos grupos criminales fue a través de Rosario Herrera y/o Esther Huitrón, La Jefa, presunta líder de plaza de Guerreros Unidos, que de su teléfono habrían obtenido dicha imagen, lo que confirmaría la relación del mandatario con grupos criminales. Recordemos que la dama en cuestión es amiga personal del senador priísta Ángel García Yáñez, con quien el gobernador ha tenido fuertes y abiertas diferencias desde hace años. ¿Cómo se puede suponer que dos políticos antagónicos son cómplices?

La fecha y el lugar son la tercer interrogante y sobre eso no hay claridad a pesar de que el vicario de la iglesia católica en Morelos ha dicho que fue un 12 de diciembre del 2018 en la iglesia de Yautepec, luego de una misa oficiada por el padre Juan Alvarado. Lo primero que salta es que la misa a la virgen de Guadalupe de ese 12 de diciembre, a la que acudió Cuauhtémoc Blanco, fue en el palacio de gobierno en Cuernavaca; otro elemento llamativo es que la fisonomía del gobernador en esa foto no corresponde a la que se le puede apreciar desde que es gobernador: en esa foto se ve más delgado y con más cabello.

No creo que la foto en sí sea la prueba un pacto delictivo, aunque sí deja en evidencia que el equipo que acompaña al gobernador Cuauhtémoc Blanco no tuvo cuidado de advertir a su jefe que los personajes con quienes se tomaría una foto eran de dudosa reputación. Por supuesto que el hecho es criticable y amerita ser investigado, aunque todo parece indicar que se trata de un encuentro fortuito magnificado por un ambiente social complicado por los elevados niveles de violencia que hay en la entidad.

Entendamos que desde hace años Morelos se encuentra inmerso en una dinámica política-social compleja por la presunta vinculación entre autoridades y grupos criminales, una y otra vez hemos escuchado sobre la presunta relación que existe entre figuras de la vida pública y actores del crimen organizado, sin descontar que muchos alcaldes, diputados, funcionarios y dirigentes de partido han sido señalados por mantener acuerdos con distintos cárteles criminales y nunca ninguna autoridad ha investigado a fondo. Hoy deberían hacerlo.

Los últimos dos gobernadores (Graco y Cuauhtémoc) han dicho de manera insistente que Morelos se convirtió en un narco estado, que la vinculación criminal está presente en los tres niveles de gobierno y en los tres poderes del estado, que en muchos casos se trata de una relación forzada, porque cuando alguien se niega a participar o a ceder la respuesta de esas organizaciones es violenta e incluye agresiones a las familias.

Por supuesto que la historia es compleja y merece una aclaración total a través de una investigación formal, pero no bajo un esquema de revancha. El hecho de que un gobernante participe de una acción ilegal no solo significaría una traición a la confianza de los ciudadanos, también conllevaría una grave afectación social por las implicaciones que ello trae aparejado.

En materia de seguridad y combate a la delincuencia los resultados del gobierno estatal y federal no son los mejores, pero considerar que toda la policía está al servicio del crimen es demasiado; apuntemos dos cosas más: dos de los tres personajes que aparecen en la fotografía con Cuauhtémoc Blanco ya fueron detenidos y el grupo al que supuestamente representa la tercera persona es uno de los objetivos prioritarios de esta administración y ha sido objeto de múltiples acciones policiales.

Tampoco pasemos por alto que el comisionado estatal de seguridad José Antonio Ortiz Guarneros, el responsable directo del manejo de la policía, es un marino que fue nombrado a petición directa del gobierno federal, está avalado por las secretarías de Marina, Gobernación y el Ejército, además de que públicamente ha recibido el respaldo y la confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador. Si habláramos de un pacto entre el gobierno estatal y la delincuencia, invariablemente tendría que pasar por el comisionado Guarneros y por ende por el gobierno federal.

La pregunta es una ¿Hay acuerdo entre el gobierno estatal y la delincuencia organizada?

Si así fuera estaríamos en un escenario trágico, porque implicaría la entrega total de las instituciones locales con el aval del gobierno federal, lo que confirmaría que Morelos se ha convertido, como lo señalan algunos, en un narco estado en donde todos, incluidos la mayoría de los diputados, los alcaldes, los jueces y las figuras de la vida pública formarían parte de ese engranaje ilícito.

No me parece que una fotografía confirme por si sola un acuerdo de este tipo, porque las acciones de combate a la delincuencia emprendidas por el gobierno estatal incluyen a los grupos que estarían supuestamente vinculados y porque un acuerdo de este tipo, tomando en cuenta la relación que existe entre el gobierno estatal y el federal, conllevaría el beneplácito del presidente López Obrador. De cualquier modo para tranquilidad de todos, lo prudente sería que se investigara con seriedad cualquier indicio de este y de cualquier hecho ilícito que involucre a autoridades y representantes populares.

Morelos es un estado políticamente dividido en donde las pugnas de poder avasallan la agenda del estado y donde se priorizan los enconos personales por encima de las necesidades de la población; la memoria ciudadana es tan corta que personajes cuestionados por su probidad en el pasado reciente ahora intentan alzarse como los garantes de la justicia y de la honorabilidad del estado.

Si la clase política morelense dedicara más tiempo a construir en lugar de pelearse entre si, Morelos tendría mucho mejores condiciones para crecer y desarrollarse.

La pacificación del estado no es una lucha que se pueda ganar de manera individual, ni se logrará con ataques políticos.

  • posdata

La polémica que ha desatado la aparición de fotografías de actores políticos estatales con presuntos miembros de la delincuencia organizada ha ubicado al conflicto legislativo en un segundo plano, aunque se trata de un tema irresuelto, un conflicto vigente.

Recordemos que la relación interparlamentaria está rota no solo en lo referente a la aprobación del paquete económico 2022, sino en todo lo que respecta a la vida interna del parlamento.

A la vista hay dos bloques conformados por once legisladores de oposición y uno de Morena (Arturo Pérez) y ocho del Movimiento de Regeneración Nacional y sus aliados de la 4T. La pugna parlamentaria llegó a niveles que no se habían visto ni en las peores legislaturas locales, cuando de un plumazo se determinó retener el sueldo de las legisladoras y de sus equipos de trabajo al tiempo de impedirles el acceso al recinto.

Todo aquel aquelarre se quedó en el limbo tras el cierre de actividades parlamentarias y la llegada de las fiestas decembrinas; hoy el tema sigue pendiente de resolver, pero la atención está puesta en otros asuntos más escandalosos como la difusión de fotografías en donde aparecen actores de la vida política y miembros de la delincuencia organizada.

La cortina de humo es tan amplia que ha opacado (momentáneamente) el hecho que algunos diputados comienzan a presumir su nuevo nivel de vida, como el caso de la panista Andrea Gordillo, que con tres meses de trabajo legislativo ya es poseedora de una camioneta de casi 900 mil pesos y en las últimas semanas se ha regodeado de sus paseos a todo lujo por algunas playas mexicanas y por Argentina.

Lo que ocurre en el congreso local no es cosa menor, todos los diputados cometieron errores y el costo de ello los coloca en niveles de descrédito que ninguna legislatura anterior tuvo en tan solo tres meses de trabajo.

Incluso el intento de poner en jaque al ejecutivo con la no aprobación del paquete económico falló, porque el gobernador ha salido adelante con el presupuesto del 2021 y ha comenzado a quitarles el discurso a los diputados municipalistas.

El G11 apostó todo al primer asalto y perdió; ahora ya no tiene más elementos con que presionar, ni siquiera puede lucrar políticamente con la fotografía de Cuauhtémoc Blanco porque varios legisladores tienen fotos incómodas, pero sin la justificación de que mucha gente les pide una imagen porque son famosos.

  • nota

Hagamos un recuento de algunos personajes que han aparecido publicados al lado de presuntos criminales:

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador fue fotografiado con la mamá de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo; varios gobernadores, exgobernadores, alcaldes, diputados y senadores del país de todos los partidos políticos han aparecido en imágenes al lado de gente relacionada con el crimen organizado; nadie acepta amistad alguna, todos refieren que se trata de encuentros fortuitos.

En Morelos la misma historia se ha contado varias veces: pasó cuando aparecieron fotos del gobernador Sergio Estrada Cajigal al lado de presuntos delincuentes y con la que, decían, era hija de un capo; luego con el gobernador Graco Ramírez en uno de los tantos eventos a los que acudía; en esa misma situación están varios exdiputados locales y federales, expresidentes municipales de Morelos, dirigentes de partidos políticos y funcionarios de los tres niveles de gobierno

Los representantes populares de la 55 legislatura morelense Francisco Rodríguez, Luz Dary Quevedo, Agustín Alonso y Alberto Sánchez también entran en ese paquete, lo mismo que la magistrada Nadia Luz Lara Chávez, quien justificó sus múltiples fotos con La Jefa diciendo que andaba en campaña.

El más reciente caso de fotos incómodas es el del exdiputado federal Daniel Martínez Terrazas, a quien El Universal ubica ayer en una fotografía al lado de Francisco Javier Rodríguez Hernández, mejor conocido como “El Señorón” “El XL” o “El Colombiano”, causante de la mayor oleada de violencia que se haya registrado en la zona metropolitana del estado en los últimos años.

Lo dicho: tratándose de figuras públicas y fotografías, en Morelos el que no cae, resbala. En un mundo perfecto todos estos casos deberían investigarse, pero en nuestro México no sucede así.

  • post it

A once días de haber iniciado el año fue asesinado el presidente municipal indígena de Xoxocotla Benjamín López Palacios; se trató de un ataque directo: sujetos armados entraron a su vivienda y lo ejecutaron.

Este hecho reafirma la gravedad del problema de violencia en la entidad. Algo similar ocurrió cuando hace unos años privaron de la vida a la alcaldesa de Temixco.

¡Pobre Morelos!

  • redes sociales

Imaginemos una escena ficticia en la que algunas personas se reúnen para acordar algo fuera de la ley; supongamos que uno es un gobernante y los otros son delincuentes. Por tratarse de un hecho ilícito la reunión se lleva a cabo en un lugar secreto, para que nadie se de cuenta, cuidando que la reunión pase desapercibida…. Y luego de que se reúnen en secreto y acuerdan cosas ilegales los asistentes se toman una foto. ¡PLOP!

¿En serio alguien cree que algo así puede pasar?

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