Serpientes y escaleras - El peor escenario

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - El peor escenario

En política los enemigos que quedan vivos regresan.

 

El peor escenario

Los graquistas intentan regresar por varias vías, tratan de recuperar espacios perdidos y los cotos de poder que manejaban hasta hace tres años. La posibilidad de que retornen está directamente relacionada con la oferta política de otros partidos y la capacidad del gobierno de ponerles un alto; hasta ahora todo lo que ha hecho Cuauhtémoc Blanco es acusarlos, señalarlos sin pruebas y denunciarlos sin fundamentos. En política, dicen, enemigo que se deja vivo regresa.

Algunos consideran que el peor escenario para el gobernador morelense es perder el control de la próxima legislatura, pero no es así. Lo peor que le puede suceder es perderlo ante sus enemigos, con quienes se ha enfrentado y con los que ha hecho personales las diferencias políticas.

El exfutbolista profesional llegó hace apenas cinco años a Morelos, vino a competir por la alcaldía de Cuernavaca avalado por una constancia de residencia otorgada por el entonces funcionario municipal Enrique Paredes Sotelo. El abogado Paredes, por cierto, fue un férreo defensor de la candidatura, el arraigo y la figura de Cuauhtémoc Blanco hasta que le dieron una patada en el trasero y lo dejaron fuera del gobierno municipal, dijeron en ese entonces, por incompetente. Hoy odia al futbolista.

Casos como el del Paredes Sotelo hay varios, son personas a quienes el hoy gobernador dejó en el camino y desdeñó por no considerarlas aptas, confiables o profesionales para acompañarlo en su aventura política. Todos estos personajes fueron creando rencores contra el recién llegado, se asumieron como sus enemigos personales y no tienen empacho en hacer alianzas con cualquiera para atacarlo.

Desde que llegó a Morelos Cuauhtémoc Blanco ha seguido una línea de confrontación, de permanente desconfianza y desprecio a todo y todos los que no le sigan la corriente. Esta política tiene consecuencias: los graquistas salieron de sus madrigueras y vienen por la revancha; junto a ellos hay muchos más deseosos de cobrarle la factura.

Pensemos, por ejemplo, en el exgobernador Graco Ramírez: el tabasqueño se mantuvo oculto por dos años, se auto exilió y bajó su perfil hasta casi desaparecer; las amenazas de su sucesor y las demandas que el gobierno estatal interpuso contra él y varios miembros de su gobierno hicieron mella en su ánimo, lo encerraron en su casa y le impusieron un voto de silencio.

Pero como ninguna de las demandas procedió y ninguno de los acusados purga pena hasta ahora el miedo se fue; todo lo que hizo la administración estatal fue circo, fueron acusaciones al aire y demandas sin sustento que se vinieron abajo solas porque los abogados fueron incapaces de darles soporte legal y documental.

La falta de consistencia profesional en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco es el elemento que revivió a los graquistas y da fuerza a todos los enemigos del gobernador; ahora todos saben que el gobierno estatal es de chocolate, porque ninguna de sus acciones procede y todo queda en balandronadas. Las expresiones bravuconas del jefe del ejecutivo se han convertido en burlas de sus adversarios y dan vida a una oleada opositora que lo enfrentará en las elecciones y después desde el congreso.

Pensemos entonces ¿Lo peor que le puede suceder al jefe del ejecutivo morelense es perder el control del congreso local? ¿De qué le ha servido al mandatario tener el aparente manejo del legislativo, si no ha podido sacar adelante ninguno de los temas importantes de su agenda de gobierno, empezando por la remoción de los fiscales?

Imagina el siguiente escenario, lectora lector queridos: en Morelos en el 2021 habrá 21 partidos políticos en las boletas, 8 de los cuales son locales de reciente creación y de estos ocho al menos cuatro tienen posibilidad de acceder a un escaño legislativo. Pensemos en las posiciones plurinominales que invariablemente tendrán el PRI, PAN, PRD, MC, Verde, PT y Morena; la coincidencia en todos es su animadversión al régimen estatal y en algunos casos, su enfado personal contra el gobernador Cuauhtémoc Blanco. Si este escenario se da, habría al menos 11 diputados contrarios al gobernador, sin contar los que podrían ganar por el voto directo, como Agustín Alonso y otros alcaldes que también están confrontados con el mandatario.

Perder el control de la siguiente cámara de diputados no es el peor escenario que se le puede presentar a Cuauhtémoc Blanco, lo peor será perderlo con quienes buscan revancha en su contra, con quienes se sienten agraviados por su persona, por los que ansían someterlo a juicio político y desde ahora han comenzado a dialogar entre si y a documentar las faltas cometidas, susceptibles de integrar un expediente de juicio en su contra y en contra de sus colaboradores.

Durante dos años Cuauhtémoc Blanco ha navegado en un estado sin oposición política, pero ese escenario puede cambiar en los próximos meses: pasada la elección del 2021 muchos enemigos personales del gobernador retomarían una posición de poder que les concedería posibilidad de revancha, tendrían fuerza para actuar y sobre todo, capacidad de articular acciones con sustento legal y político en su contra desde el congreso.

Hoy más que nunca la falta de actuación del gobierno actual contra sus antecesores se nota: dejar a los graquistas sin castigo será el más grave y costoso error del gobierno de Cuauhtémoc Blanco, porque permite su regreso y da pie a que sus enemigos articulen un escenario sumamente adverso y con consecuencias que pueden ser muy graves en lo político, en lo legal y en lo personal.

Hasta ahora el mejor y más fuerte manto protector del gobierno estatal ha sido la federación y el presidente; una y otra vez durante todas las visitas que Andrés Manuel López Obrador ha realizado a Morelos se ha escuchado su respaldo, su apoyo incondicional y su rechazo a todos quienes lo critican, incluyendo a los militantes de su partido.

Esa lógica no ha cambiado ni cambiará, al menos, hasta que pasen las elecciones del 2021; después de eso todo dependerá de que la oposición no formalice sus acciones en contra del titular del ejecutivo y documente sus faltas; si eso sucediera el panorama político cambiará radicalmente para el gobernador.

Ese es el escenario que Cuauhtémoc Blanco y su equipo debe advertir y cuidar, porque de ello depende la segunda mitad de su sexenio. Si el ejecutivo pierde el control de la cámara de diputados y en el parlamento se forma un bloque opositor en su contra, la situación se volverá insostenible, porque la voz presidencial no alcanzaría para detener las acciones legales del congreso.

Dos errores graves ha cometido el gobierno de Cuauhtémoc Blanco en lo que va de su mandato: 1- No tener la capacidad de armar expedientes jurídicamente sólidos en contra del ex gobernador y de sus colaboradores. Y 2- Abrir tantos frentes de ataque en su contra.

A unas semanas de que inicien las precampañas y unos meses de que los electores acudan nuevamente a las urnas, el gobierno estatal enfrenta una embestida múltiple con varios temas susceptibles de sanción, como el nombramiento de secretarios sin cumplir los requisitos que marca la ley.

Para el gobernador y para su equipo es urgente actuar, revivir y hacer avanzar las denuncias interpuestas en contra de los graquistas, para demostrar que hay poder en el ejecutivo. Frente al desgaste de la figura del mandatario y de su equipo es urgente que el gobierno estatal de un golpe de timón, que haga valer su autoridad y anote un gol a la corrupción graquista.

El peor escenario para el gobernador no es perder el control del congreso, sino perderlo ante sus enemigos. Si así sucede, estos se unirán para echarlo del estado.

  • posdata

Por muchos años el Partido de la Revolución Democrática fue ejemplo de lucha política, fueron abanderados de causas sociales y opositores naturales del gobierno. El nacimiento del PRD tiene que ver con la lucha por la democracia, por la participación de la sociedad en política, por la igualdad, el respeto y la buena actuación de las autoridades.

Fue en torno a la figura de Cuauhtémoc Cárdenas que varios partidos políticos de izquierda se juntaron para dar vida al Sol Azteca y así hacer contrapeso al PRI; había que abatir, decían, la desigualdad que había en México.

La izquierda mexicana era reconocida y respetada internacionalmente, se le concedía un valor que no había en otras izquierdas del mundo, empezando por la preparación, la ideología y el comportamiento de algunos de sus representantes. Luego aparecieron Los Chuchos.

En Morelos la izquierda fue por muchos años sinónimo de lucha política y representación social; hubo varios actores políticos que brillaron por sus ideas, por sus ideales y por su comportamiento, como Nacho Suárez Huape o Julián Vences; los triunfos de la izquierda en Morelos llegaron con el nuevo siglo, ahí comenzó a dibujarse una nueva etapa del PRD, como gobierno. Entonces apareció Graco Ramírez.

La victoria electoral perredista del 2012 fue para muchos un momento de esperanza luego de toda una vida de gobiernos priístas y panistas; el triunfo arrasador del PRD fue visto con algarabía por todo lo que representaba la izquierda, porque abanderaría las causas olvidadas, daría un giro al rumbo del estado y cambiaría de fondo el actuar del gobierno. Era el momento de hacer las cosas bien y poner a Morelos en el escenario nacional, decían sus promotores.

Desafortunadamente ese sexenio fue peor que con el PAN y el PRI. Graco Ramírez implementó una administración familiar, no combatió la impunidad, hizo suya la corrupción; y en lugar de que las cosas mejoraran, la tierra de Zapata se convirtió en un narcoestado gobernado por pillos, ladrones y depravados.

Hoy el PRD Morelos sigue en manos de esos mismos; Cristina Balderas, la presidenta del CDE perredista representa los intereses de Rodrigo Gayosso, obedece sus órdenes y se alinea a lo que el hijastro le ordena. Confiamos en que la pésima imagen del exgobernador Graco Ramírez no nos afecte, dice Balderas Aragón, “Porque ese personaje ya no es militante del Sol Azteca”. ¡Ajá!

“Tenemos caras y cuadros nuevos, lanzaremos candidaturas ciudadanas para darle otro rostro al partido”, afirma la presidenta; “la gente decidirá en las urnas, los personajes del pasado ya no están más en el partido y se trabaja para recuperar la confianza del electorado en el 2021”.

Cristina Balderas es un viejo activo del PRD, aunque nunca formó parte de la izquierda querida y reconocida en Morelos. La dama dice representar una nueva cara de la política y asegura que no defiende al pasado, pero su llegada a la dirigencia es con el apoyo y bajo la supervisión de uno de los personajes que más daño hicieron a la entidad y a ese instituto político: Rodrigo Gayosso Cepeda.

Revivir al PRD con esos perredistas no es ayudar a la izquierda, es mantener viva a una horda de depredadores.

  • nota

La violencia en el estado sigue ahí, todos los días, a todas horas y en todos lados.

El conteo de muertos no para y los hechos rompen con el discurso triunfalista de las autoridades.

La inseguridad ha sido el punto de quiebre de los últimos cuatro gobiernos estatales y está vigente en la administración actual; la estrategia policiaca no ha dado buenos resultados y la manera como la CES comunica sus acciones está muy lejos de ser efectiva, por ello la malísima imagen que tiene la institución y su titular.

Los alcaldes han alzado la voz para recuperar el control de las policías, pero sobre todo para que les regresen el dinero federal que llega para ese tema. Ahora que los fideicomisos se han cancelado y muchos fondos desaparecieron, veremos si los ediles quieren que les manden la papa caliente.

Con dinero el gobierno no ha podido resolver el problema. A ver qué tal lo hacen sin dinero.

  • post it

Primero con Paco Moreno. Ahora con Jorge Messeguer.

O Jonathan Márquez tiene covid y perdió los sentidos del gusto y olfato, o de plano el PRI en Morelos está tan desesperado que su líder hace ronda con cualquier pendejo.

  • redes sociales

La buena: se fue Hugo Eric Flores.

La mala: en su lugar quedó uno de sus más fieles escuderos.

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