Serpientes y escaleras - Congreso dividido

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - Congreso dividido

Se acabó la luna de miel en el congreso; todo indica que no habrá acuerdo presupuestal.

 

Congreso dividido

Esta semana vence el plazo para que los diputados aprueben el paquete económico 2022; lo que en un principio parecía una negociación sencilla, con acuerdos alcanzados anticipadamente, se transformó en un escenario de tensión que ya dividió a la cámara. La promesa de aprobar el próximo miércoles un presupuesto equilibrado, con un enfoque social, atención a temas prioritarios y consensado con el ejecutivo se desvanece. La negociación ya se entrampó.

El jueves por la noche la tensión se elevó al interior del parlamento al grado que varios de sus integrantes hablaron de un rompimiento que dio paso a una nueva división legislativa; por un lado estaba el grupo de los exalcaldes encabezados por el diputado Agustín Alonso junto con los panistas y priístas y del otro aparece Morena con varias diputadas. Ninguna de las dos partes cede en sus pretensiones y en el aire se percibe un intento de desquite contra el gobernador.

La aprobación del paquete económico depende del voto de un mínimo de 14 diputados y hasta la semana anterior ninguno de los dos bloques en los que se dividió el congreso contaba con el mínimo necesario para imponer su voluntad; el fin de semana se hizo un esfuerzo extraordinario para suavizar la tensión, pero no quedó claro, al menos más allá de la burbuja negociadora, si se avanzó en los temas que empantanaron la discusión.

Aunque en el discurso los diputados han hablado insistentemente de la creación de un presupuesto social, solidario, enfocado en los temas prioritarios y con un espíritu municipalista, en el fondo en algunos legisladores se notó un ánimo de desquite con el gobernador, una especie de ajuste de cuentas personal con la implementación de algunos candados operativos y el deseo de complicar al ejecutivo el funcionamiento de su administración en el arranque de la segunda mitad de su sexenio.

Lo que se ve en el congreso a propósito del análisis y discusión del paquete económico 2022 es un avance de lo que vendrá cuando se ponga en la mesa el tema de la revocación de mandato; hasta el lunes de la semana pasada la relación entre legisladores y poderes era cordial, color de rosa, con todos hablando de trabajar unidos y en un mismo sentido; para el viernes el panorama había cambiado radicalmente: se escuchaban tambores de guerra y un intento de golpe de estado en algunas estructuras del parlamento.

La tensión subió de tono al medio día del viernes cuando el presidente de la mesa directiva de la cámara de diputados hizo pública la destitución del titular de comunicación social de la cámara por la supuesta divulgación de documentos que golpeaban a algunos legisladores, entre ellos él; al mismo tiempo el diputado Agustín Alonso, presidente de la Comisión de Hacienda, reconoció que la aprobación del paquete económico 2022 se había complicado y que era probable que el ejecutivo tuviera que trabajar con el presupuesto del 2021. Unas horas más tarde un grupo de diputadas encabezadas por la presidenta de la Junta Política Paola Cruz confirmó la división parlamentaria y las dificultades en la negociación presupuestal, pero rechazó la destitución del encargado de prensa porque esa decisión no la podía tomar un diputado en lo individual.

El duelo al interior de la cámara está justificado con la falta de acuerdos en el presupuesto y con la eventual desaparición de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, pero de fondo incluye una división personal que deriva de los intereses políticos que mueven a las partes de cara a la sucesión y el deseo de algunos integrantes del poder legislativo de prepararle la cama al ejecutivo para cuando quede formalmente legalizada la revocación de mandato.

Antes de que arrancara la 55 legislatura se hablaba de la belicosidad que veríamos durante la segunda mitad del sexenio por la presencia en el congreso de algunos exalcaldes con aspiraciones políticas y rencores personales contra el gobernador Cuauhtémoc Blanco; el arranque de los trabajos parlamentarios, empero, mostró un escenario distinto al que se esperaba: todos los diputados mostraron un rostro amable, conciliador y mucho más cordial de lo que cualquiera hubiese anticipado. Hasta ahora.

La tensión llegó al pleno cuando los integrantes del poder legislativo pasaron del discurso a los hechos, cuando se tuvieron que formalizar las palabras y unos y otros se toparon con temas que los dividieron, porque iban en contra de sus propios intereses. Públicamente todos hablan de aprobar un presupuesto en favor del estado, de ayudar a los sectores más desprotegidos y fortalecer las áreas más lastimadas por la pandemia; en los hechos las cosas son diferentes y eso es lo que ha provocado desacuerdos.

Algunos de los puntos que han impedido alcanzar acuerdos, dicho por la presidenta de la Junta Política del congreso local, ha sido la desaparición de la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, un ente que hasta ahora no ha cumplido con su función, pero cuya transformación apuesta a convertirla en un organismo protector o de ataque, según convenga a quienes impulsan su cambio. “Eso ha fragmentado al congreso y llevado a que el presidente de la mesa directiva tome una polarización al respecto”.

Las diferencias entre los diputados se veían venir desde hace semanas y el enfrentamiento se anticipó cuando los legisladores comenzaron a jugar con las cifras y a prometer apoyos para todo, sin tomar en cuenta el alcance de sus promesas y el impacto económico que tendría en las demás áreas. Pongámoslo de esta forma: ofrecieron mucho y al final quedaron enredados, comprometidos y sin margen de operación, porque el dinero que tiene el estado no es suficiente para atender todas las necesidades, sobre todo en las proporciones que lo propusieron.

Recapitulemos algunas propuestas: regresar el 5 por ciento de participaciones a los municipios, incrementar el presupuesto a seguridad, salud y educación, otorgar más dinero a la universidad, crear fondos de apoyo económico para empresarios, para la reconstrucción, para el campo y para la reactivación económica… todo con el mismo dinero y sin considerar nuevos impuestos. ¿De dónde pensaban que iban a salir los recursos para todo lo que prometieron?

La tensión del viernes anticipa una nueva parálisis legislativa y la repetición del escenario que vimos los tres años de la legislatura 54; la falta de acuerdos deriva de las posturas encontradas en algunos puntos del presupuesto, pero también está en las reformas legislativas que a la vuelta del tiempo se convertirán en un arma política.

Los bloques parlamentarios ya abrieron sus cartas y manifestaron que no existe condiciones para aprobar el paquete económico 2022, lo cual obligará al ejecutivo a operar con las mismas normas y recursos del 2021; ninguno de los bandos que se han formado en el parlamento parece estar dispuesto a ceder en sus pretensiones y nadie tiene hasta el momento los votos necesarios para imponer su voluntad.

Por ese camino lo que sigue es la repetición de la historia de la última legislatura, con diferentes actores e intereses, pero con los mismos resultados negativos para la sociedad y el consecuente desgaste para todos los integrantes de la cámara de diputados y el poder ejecutivo.

Si la división continúa y no hay acuerdos antes del próximo miércoles, la ley establece que se continuará operando con las leyes y recursos del año inmediato anterior, lo que al final sería mejor para el ejecutivo que aceptar los candados que los legisladores le intentan poner al presupuesto en algunos puntos. Eso sí: de aparecer ese escenario, ni la universidad, ni los municipios obtendrían los recursos que necesitan para salir adelante.

Viéndolo de manera pragmática: si la negociación no avanza y el paquete económico se traba, los más afectados serán quienes esperaban un mejor presupuesto para el 2022; incluso para el ejecutivo sería mejor trabajar con el presupuesto del año anterior que aceptar los candados que le intentan poner.

Una vez más los que llevarían la carga social de esta pifia serían los legisladores.

  • posdata

El gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo reconoció que se ha incrementado la violencia en la entidad y la atribuye a la presencia de varios grupos delictivos que pelean la plaza y buscarían a sangre y fuego eliminar a sus rivales.

El tema no es nuevo, lo hemos visto desde hace años con diferentes actores y grupos; la llegada de más elementos de la Guardia Nacional al estado, dice el jefe del ejecutivo, apuesta a una mejora de la situación, antes de que las cosas se salgan de control y la violencia se recrudezca.

Por esta razón, quizá, el jefe del ejecutivo ha elevado sustancialmente el tono de su discurso insistiéndole a los presidentes municipales que se involucren en la lucha contra la inseguridad y asuman su responsabilidad constitucional, porque hasta ahora muchos se han escudado en el convenio de Mando Coordinado para hacerse a un lado y, afirma, echarle la culpa de todo al gobernador.

El tema no es sencillo porque las implicaciones de la presencia de grupos criminales pegan en todos lados, desde un incremento notorio en los índices delictivos, pasando por el aumento de la violencia, hasta el deterioro de la calidad de vida y una afectación directa a la economía.

La presencia de la Guardia Nacional es importante, pero para que el problema se resuelva se necesita de la colaboración permanente de las autoridades de los tres niveles de gobierno y de los tres poderes del estado.

Entendamos que la lucha contra la inseguridad pasa por los recursos económicos, materiales y humanos que necesitan las distintas corporaciones policiacas para operar, pero requieren de otros aspectos igual o más importante para alcanzar los objetivos necesarios.

En castellano: o jalan todos juntos o la batalla está perdida.

  • nota

Así está (o estaba) la división legislativa hasta el viernes pasado.

De un lado se habían atrincherado:

Agustín Alonso Gutiérrez

Francisco Erick Sánchez Zavala

Luz Dary Quevedo Maldonado

Julio César Solís Serrano

Oscar Cano Mondragón

Ángel Adame Jiménez

Andrea Gordillo Vega

Alberto Sánchez Ortega

Verónica Anrubio Kempis

Eliasib Polanco Saldivar

Juan José Yáñez Vázquez

 Y del otro:

Paola Cruz Torres

Alejandro Martínez Bermúdez

Macrina Vallejo Tello

Ariadna Barrera Vázquez

Arturo Pérez Flores

Edi Margarita Soriano

Tania Valentina Rodríguez

Mirna Zavala Zúñiga

Erika Hernández Gordillo

Recordemos que para que el paquete económico sea aprobado se requiere del voto de un mínimo de 14 legisladores; de no aprobarse lo que marca la ley es que se aplique el presupuesto del año anterior, en este caso del 2021.

Cuando parecía que finalmente, luego de varios años, Morelos tendría un presupuesto aprobado en tiempo y forma, en común acuerdo entre poderes, reaparece otra vez el fantasma de la división política que estuvo presente durante los tres años de la pasada legislatura.

Si eso pasa estaremos frente a un congreso que repite los mismos errores de sus antecesores, con integrantes que se encaminan al mismo destino.

  • post it

La semana pasada el jefe del ejecutivo anunció que a pesar de que Cuernavaca no continuaría dentro del convenio de mando coordinado de policía, el gobierno estatal apoyaría a la siguiente administración en todos los temas, empezando por el combate a la delincuencia.

A día siguiente la bancada del Partido Acción Nacional en el congreso local se manifestó abiertamente en un bloque que intenta modificar de fondo algunos temas del presupuesto y que para algunos es un intento de generarle problemas operativos al gobernador Cuauhtémoc Blanco.

En política todas las señales y todas las posiciones cuentan.

  • redes sociales

Si el paquete económico no se aprueba, lo que seguirá será una batalla mediática para cargar culpas de la pifia.

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