Serpientes y escaleras - 2020, año clave para Cuauhtémoc

En opinión de Eolo Pacheco

Serpientes y escaleras - 2020, año clave para Cuauhtémoc

El 2019 no fue fácil; el 2020 puede ser peor. 

 

2020, año clave para Cuauhtémoc

El año pasado fue muy complicado para todos en Morelos; el 2019 marcó un nuevo récord violento en la entidad y estableció nuevos parámetros para juzgar a las autoridades. Ahora las cosas serán mucho más complicadas sí el gobierno y su titular no hacen cambios en la forma de ejercer el poder, en la manera de relacionarse con los demás y en su enfoque político y de comunicación. El 2020 es un año clave para Cuauhtémoc Blanco y necesitará de mucho más que su fama como deportista para salir adelante como el jefe de gobierno de un estado.

Empecemos por el principio: el 2020 es un año preelectoral y eso modificará radicalmente la manera de actuar de los actores políticos y sociales; lo que se haga a lo largo de este año tendrá repercusiones electorales y puede cambiar significativamente lo que suceda en el 2021. Los partidos políticos que estuvieron ausentes en el pasado reciente, seguramente retomarán sus actividades, comenzarán a moverse y enarbolarán un discurso mucho más fuerte contra el gobierno y su titular.

Este año comienza también la definición de las estrategias para quienes aspiran a un cargo de elección popular y la promoción individual de todos aquellos que buscan una candidatura. En casi todos los casos, exceptuando quienes sean candidatos del gobernador, el discurso será antisistémico, destacando los errores cometidos, las promesas incumplidas y sobre todo señalando los elevados niveles de inseguridad y violencia que se desataron en el último año.

A nadie sorprenderá que muchas cosas cambien en la relación política local, incluyendo el trato entre los representantes de Morena y el gobierno estatal; el Movimiento de Regeneración Nacional fue el motor que impulsó el triunfo de todos los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia en Morelos y fue el factor que concedió el triunfo a Cuauhtémoc Blanco Bravo. Basta ver los números para entender que en todos los casos la diferencia de votos para alcanzar la victoria en las urnas provino de Morena o, mejor dicho, de la popularidad de Andrés Manuel López Obrador.

Precisamente por eso es importante observar qué sucederá ahora con esta alianza: el gobernador Cuauhtémoc Blanco asesorado por el delegado federal Hugo Erick Flores apuestan por el PES sin considerar una alianza con Morena; el jefe del ejecutivo estatal está convencido de que su trayectoria como futbolista profesional lo hizo ganar la gubernatura y que eso sigue siendo suficiente para lograr el triunfo a su partido (el PES) sin la ayuda del Movimiento de Regeneración Nacional, de ahí la designación de Jorge Argüelles como presidente estatal de Encuentro Social.

Del lado opuesto, en Morena, la alianza electoral en el 2021 con Cuauhtémoc Blanco y su partido ya no parece del todo atractiva, sobre todo por el desgaste que el ex futbolista profesional ha sufrido al frente del gobierno estatal. Para nadie es secreto que la relación entre el mandatario Morelense y Morena es muy mala y que el trato con el presidente López Obrador se ha enfriado mucho, de ahí que en diferentes círculos de poder locales y nacionales se hable insistentemente del enfado presidencial y la posibilidad de provocar un cambio anticipado en el gobierno estatal una vez que se cumpla el periodo que establece la ley para evitar convocar a nuevas elecciones.

Pero lo que ha desgastado la relación entre Blanco Bravo y Morena, empero, no es el deterioro de la imagen del gobernador, sino la actitud de algunos de sus colaboradores hacia Morena y la falta de operación política en el gabinete. Durante más de un año ciertos integrantes del equipo de gobierno estatal han desestimado el trato con el partido del Presidente, han minimizado su importancia y no han tenido interés en llevarse bien con ellos porque los morenos no se doblegaron ni aceptaron sus decisiones.

Ahora las cosas han cambiado porque aunque Morena ha perdido fuerza en el congreso producto de la migración de varios de sus integrantes, su fuerza electoral es sustantiva para que en el 2021 el gobernador pueda conservar el control del congreso y mantener la gobernabilidad de su régimen. Como diputados y como partido Morena no ha hecho nada, por el contrario, han sido muy costosos para el estado y su gente; pero como fuerza política siguen siendo importantes y muy necesarios para que el ex americanista no pierda las elecciones intermedias, como ha sucedido a todos los gobernadores de los últimos cinco sexenios. 

El 2020 es un año clave para Cuauhtémoc Blanco Bravo, es el momento de corregir el rumbo, de recuperar terreno social y evita lo que para muchos es un hecho: su salida anticipada del gobierno.

El 2019 fue el año de prueba del americanista como gobernador y el costo de aprendizaje que todos hemos pagado todos es muy alto. El año pasado se rompieron récords históricos en materia de inseguridad y violencia, se establecieron nuevos y muy agresivos modos de operar de la delincuencia organizada, se evidenció la fuerza y libertad de actuación que tienen los grupos criminales y también quedó a la vista que muchos criminales operan con el apoyo, la complicidad y protección de diversas autoridades. La conclusión es obvia: la estrategia de seguridad y los encargados del ramo no han funcionado.

También es notorio el fracaso del modelo de desarrollo económico estatal y la falta de visión que hay en materia de promoción turística; el último año Morelos se fue a pique en cuanto a inversión pública y privada, el gobierno no tuvo capacidad de impulsar la economía ni supo generar certeza para la llegada de nuevas empresas; el gobierno estatal dejó de promocionar turísticamente a la entidad y al hacerlo perdimos terreno frente a otros destinos del país. 

La suma de todos estos factores electorales, políticos, sociales y económicos advierten un 2020 mucho más complejo para el gobernador y para su equipo. Ya no hay excusas para evadir los problemas, se acabó el bono electoral y se agotó el discurso de echar la culpa al pasado. La confianza en el gobierno estatal ha disminuido sustancialmente y se requieren cambios drásticos en muchos aspectos para que el régimen recupere el rumbo. 

La clave para enfrentar los retos del 2020 está en la actitud: Cuauhtémoc Blanco debe conocer y aceptar la realidad y necesita escuchar más y hacerlo a través de más personas. La realidad que los amigos, familiares y empleados le cuentan al gobernante siempre es distorsionada, no importa quién sea el jefe; los aliados se cuidan de no molestar al gobernador, tratan de mantenerlo contento y por ello le ocultan cosas; siempre ha sido así, no importa el nombre de quien esté sentado en la silla.

Ese es el primer filtro que debe romper Cuauhtémoc Blanco: para que la situación cambie es necesario hacer las cosas distintas y para que eso suceda lo primero es contar con información real. 

Algo debe reflexionar el mandatario morelense: cuando un gobernante está en pleno uso de su poder todos lo alaban, le hacen caravanas y le rinden pleitesía; cuando el poder se agota y los problemas llegan todos huyen, nadie se hace responsable y toda la culpa (y las penas) las carga el gobernador. 

Ejemplos de ello hay muchos. 

 

• posdata

Por segundo año consecutivo Morelos no tiene presupuesto; el congreso estatal fue incapaz de ponerse de acuerdo, de sesionar y de sacar adelante el paquete económico 2020, por lo que una vez más el poder ejecutivo operará con el presupuesto del año anterior.

El tema no es menor y los efectos son mayúsculos, como se sintieron en el 2019; la ley establece claramente lo que se debe hacer en aquellos casos en los que el Poder Legislativo no apruebe el Paquete Económico, pero nada ni nadie evita los daños colaterales que esta inoperatividad legislativa trae aparejada.

La falta de acuerdos para aprobar el presupuesto del nuevo año no tiene que ver solo con las diferencias políticas que existen entre los dos bloques que se han formado al interior del parlamento; a ello se debe sumar la virulenta actuación de la presidenta de la Comisión de Hacienda, quien de manera personal se ha enemistado con varios diputados y con casi todos los presidentes municipales, de ahí el terrorismo con el que actúa en contra de varios municipios. 

La ausencia de presupuesto es un problema mayor que por segunda ocasión ocurre en el gobierno de Cuauhtémoc Blanco Bravo; la primera vez no hubo porque los diputados modificaron el paquete económico para agandayarse varios cientos de millones de pesos y el ejecutivo tuvo que vetar el presupuesto; ahora es porque el poder legislativo está sumido en conflictos de diferentes tipos, operan en la ilegalidad, no logran acuerdos y ni siquiera han sido capaces de reunir el quórum necesario para sesionar. 

El secretario de Hacienda Alejandro Villarreal ha informado que ante la falta de aprobación del Paquete Económico 2020 el Gobierno de Morelos operará con el presupuesto del 2019 para evitar caer en una parálisis; esto permitirá a las instituciones seguir operando, aunque no en las mejores condiciones y con un evidente efecto económico que, como en el año anterior, complicó la buena marcha de la entidad.

Una y otra vez los diputados que conforman la 54 legislatura de Morelos nos han dado muestra de sus limitaciones profesionales, de su falta de capacidad política, de su disfuncionalidad y su notoria corrupción. Con todo y ello no deja de sorprender que siendo tan malos y mediocres, cada día puedan ser peores. 

 

• nota

Desde hace varios días se habla insistentemente de la llegada de un nuevo personaje al gabinete estatal, dicen que se trata de una figura que nadie trae en el radar político, porque desde hace mucho tiempo se mueve con bajo perfil; es un hombre, dicen, cercano al presidente López Obrador que vendría a apuntalar al equipo de Cuauhtémoc Blanco, que reforzaría la relación estatal con el gobierno federal, pero que sobre todo, cuentan, tendría la encomienda de poner orden en la administración.

Nada hay oficial, es simplemente un rumor que de hecho, ni siquiera es conocido por todos en el primer círculo del gobierno estatal. De confirmarse la llegada de este nuevo funcionario estaríamos viendo el arribo de un personaje que no pertenece al equipo del gobernador Cuauhtémoc Blanco, a quien quizá ni siquiera conoce, pero vendría recomendado desde el centro del país en un último intento por reencauzar las cosas.

Nada hay confirmado en esos comentarios, se trata simplemente de las expresiones que circulan en los pasillos de poder del gobierno federal, que han trascendido en algunas mesas políticas locales y que algunos han compartido con grupos sociales y religiosos. 

La historia se cuenta desde hace varias semanas, pero afirman que en los próximos días podría volverse realidad. 

Veremos, dice el ciego. 

 

• post it

Inició el segundo año de gobierno de Antonio Villalobos; el alcalde capitalino tiene una agenda llena de pendientes y necesita mucho más que ocurrencias para salir adelante. En el 2020 el edil deberá actuar con más inteligencia que el año anterior, tiene que proceder con más cautela y tomar decisiones mucho más serias. Por supuesto necesita de un mejor equipo de gobierno para que las cosas le salgan mejor. 

La agenda del gobierno municipal está a la vista y los retos son internos y externos; hacia afuera debe comenzar a resolver asuntos pendientes, como la falta de agua y la obra pública; y hacia adentro necesita ajustar al gabinete y resolver los entuertos que le dejaron sembrados quienes hasta hace unas semanas eran sus operadores políticos, sus estrategas de medios y su brazo armado.

Antonio Villalobos es una buena persona, pero un buen gobierno no se hace solo con buena voluntad. Igual que para el resto de los actores políticos y la clase de poder, para el alcalde el 2020 será un año mucho más intenso que el anterior. 

 

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