¿Salvar votos o salvar vidas?

En opinión de José Román

¿Salvar votos o salvar vidas?

La dinámica del presidente es aparentemente salvar votos antes de salvar vidas, eso lo dice su actitud y su total y absoluto desprecio a todo lo que implicó la enfermedad de la pandemia que azota a la humanidad y a los mexicanos que caen como dijera un gobernador norteño, como moscas.

El problema es que la misión del Presidente es que salvar vidas debiera ser su labor principal y en este caso, los hechos indican que no lo es. Históricamente veníamos observando como desde el mes de noviembre del año pasado Covit 19 comenzó por escalar la dinámica con que se desarrollaría por todo el mundo y el proceso evolutivo lo observamos primero en Europa y luego en América (EU) y por razones de lógica México por su cercanía y trato de toda índole con el gigante mundial, nos repercutió tiempo después y los primero casos se dieron en marzo cuando ya el mundo avisaba qué vendría si no se tomaban las precauciones obvias para paliar, que no para resolver en ese momento los efectos nocivos que ya venía produciendo en todo el mundo, sobre todo en materia económica y en los estragos en vidas humanas ante lo que a la fecha y mientras no se haya demostrado la efectividad de las vacunas  es el efecto en dos vertientes, el económico que llevará y ya ha llevado a la quiebra a miles de empresas pequeñas e incluso grandes en México y en el mundo, el segundo efecto el más trágico, el de las vidas humanas que se han perdido y se siguen perdiendo día a día.

El presidente pudo y para eso se le designó, tomar las medidas que paliaran los efectos mortales, lo que sí han hecho otras naciones incluso dentro del ámbito de nuestra américa como Costa Rica por mencionarlo debido a nuestra cercanía y como incluso la misma Cuba. Pero no AMLO y su caballerango Gatell tomaron a la ligera los efectos por venir y siguen a la fecha tomando a la ligera las consecuencias que ya están en la economía nacional. Para desgracia en este tiempo nos toca manejar el proceso electoral de medio tiempo en los que hay que renovar una gran parte de las gubernaturas y la prácticamente totalidad de los municipios de la nación y es ahí donde el presidente, en su ambición deja a un lado su papel de gobernante y asume como siempre lo ha asumido el papel de líder político. Como tal,  ha impuesto en los hechos que quiere manejar indirectamente el proceso electoral en beneficio de su partido Morena y así miramos que constantemente toma posturas que nos indican que defiende con todo lo que tiene a su alcance, a Morena y desatiende los problemas del estado, del gobierno, que es la tarea encomendada. De hecho no ha dejado de ser el político de siempre, solo que ahora con el poder del gobierno y en base a ese poder, sus huestes, pagadas desde  las dependencias oficiales se lanzan a una campaña poniéndoles nombres rimbombantes de casi mártires de la patria para controlar a los votantes bajo el pretexto de que adelantan el proceso de la vacunación entre la población cuando en realidad no hace falta tal trabajo porque bastaría un llamado a través de los medios para convocar a los ciudadanos a que por edades y lugares asistieran a vacunarse. No es así y no se hace así porque la labor es ideológica en esencia con los más desposeídos a quienes por cierto les incrementó sus canonjías bajo el argumento de que son pobres. Ofrece limosnearlos en lugar de trabajo honesto.

No obstante haber sido contagiado, o eso dicen, sigue sin dar el ejemplo de usar un simple cubre bocas, es decir sigue mandando al panteón a los muchos que le creen y que se rifan la vida, perdiéndola precisamente por esa confianza absurda que proyecta el presidente cuando no usa cubre bocas y sigue con sus giras, sin importarle el daño que causa a sus seguidores. Obviamente el papel del presidente no es ese pero nadie se atreve a limitarlo, nadie se atreve a decirle que el camino es equivocado. Lo que importa ahora son los votos y para eso lucha hasta con recursos legales para que en tiempo electorales se le permitiera y lo consiguió, violar la ley y pudiera hablar en las mañanera  de los procesos bajo el argumento de que limitarlo sería privarlo de un derecho elemental de libertad de expresión. Lo que no entiende ni entenderá jamás que él no es cualquier ciudadano y que debe mantenerse al margen y que las reglas por lo mismo no son las mismas. Él tiene el poder, nosotros los de a pie, no. Por lo mismo a AMLO le urge sacar raja del proceso a favor de su partido aunque eso implique más mortandad que es lo que provoca con su actitud. Hoy, se hace necesario que los votantes recurran todos a una reflexión sobre por quien votar, hoy es más que nada y más que antes incluso indispensable que las cámara legislativa y sobre todo los diputados federales sean los personajes en los que se dialogue y discuta los proyectos de ley que manda el presidente e incluso que se discutan los efectos de las leyes aprobadas y las consecuencias para la economía nacional y la necesidad de adecuarlos o regresarlos al tiempo en que fueron y eran hasta donde supe, viables. Tenemos a la puerta varios y serios problemas de reformas de leyes como el de la energía que el presidente en un absurdo quiere retornarla al uso del petróleo y sus derivados que son totalmente contaminantes en un mundo que está cambiando las reglas para usar ahora solo energía limpia producida en esencia por viento y luz solar. AMLO camina al revés y se requiere unas cámara de diputados que analice, rechace o apruebe después de una seria reflexión y discusión y por lo mismo requiere la sociedad votar por una nueva cámara de diputados que  se imponga y si es necesario, aun contra la voluntad  del presidente. ¿O seguirá la sociedad votando por lambiscones?