Saca AMLO 8 lecciones de la pandemia coronavirus

Van desde el orden financiero mundial, hasta principios morales y situación de la salud pública global, entre otros

Saca AMLO 8 lecciones de la pandemia coronavirus

El presidente Andrés Manuel López Obrador informó hoy que obtuvo 8 lecciones a raíz del golpe de la pandemia de coronavirus.

 

Expresa cómo tendría que ser el nuevo orden financiero mundial, lo que tendrían que asumir los organismos mundiales como la ONU y la OMS y los valores que tendrían que asumirse por parte de la población en el nuevo orden global.

 

Éstos son, textualmente y con la ortografía y redacción originales, dichos puntos:

 

1. Es indispensable fortalecer los sistemas públicos de salud y, al mismo tiempo, considerar que al igual que la educación y la seguridad social, la salud no puede ser una simple mercancía ni un privilegio sino un derecho inherente a todos los seres humanos; por ello, los presupuestos destinados a estos rubros no son gastos sino inversión en el recurso más valioso y preciado de cualquier país: su población.

 

2. Es impostergable atender el grave problema de las enfermedades crónicas, en los hechos, las pandemias sanitarias que han causado más fallecimientos en el mundo; es decir, son muchos más los que pierden la vida por infartos, obesidad y diabetes que los que, desgraciadamente, morirán por coronavirus. Es cierto que las enfermedades crónicas en buena medida son hereditarias, pero se producen o se exacerban por el consumo de productos industrializados y los malos hábitos alimenticios. De ahí la perentoria necesidad de un movimiento global de prevención y educación para la salud, orientación nutricional y fomento al ejercicio físico y a las prácticas deportivas.

 

3. Es indispensable un mundo más solidario para hacer valer la fraternidad universal, empezando por evitar el acaparamiento en alimentos, medicamentos y equipos hospitalarios. En todo lo relacionado con la salud debe establecerse una estricta regulación del monopolio y del lucro, y un control de la comercialización de medicinas e insumos médicos. Se debe de garantizar que ninguna persona en el planeta se vea privada de medicinas, atención médica o servicios hospitalarios por falta de recursos económicos o porque el mercado hace inalcanzables tales prestaciones.

 

4. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) deben de convocar de inmediato a gobiernos y científicos del mundo para la creación de vacunas contra el coronavirus y otros males.

 

5. Desechar el modelo que genera riquezas sin bienestar y procurar una mayor intervención del Estado en el cumplimiento de su responsabilidad social para garantizar derechos básicos y universales: a la salud, a la alimentación, a la educación, al trabajo, a la vivienda, a la cultura y al deporte. Al Estado le corresponde atemperar las desigualdades sociales. No es posible seguir desplazando la justicia social de la agenda de los gobiernos. No es jugar limpio utilizar al Estado para defender intereses particulares y procurar desvanecerlo cuando se trata del beneficio de las mayorías. No es lícito ni ético defender la facultad del Estado para rescatar empresas e instituciones financieras en quiebra y considerarlo una carga cuando se trata de promover el bienestar de los más desfavorecidos. Basta de hipocresía.

 

6. Fortalecer valores culturales, morales, espirituales y reconocer a la familia como la mejor institución de seguridad social.

 

7. Reconvertir los organismos económicos y financieros internacionales como el Banco Mundial (BM), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Organización y la Cooperación para el Desarrollo Económicos (OCDE), el Grupo de los 20 (G-20), entre otros; en verdaderos promotores de la cooperación para el desarrollo y el bienestar de los pueblos y las naciones.

 

8. Procurar que las ideas y las acciones de los gobiernos de los países del mundo se guíen por principios humanitarios más que por intereses económicos, personales, de grupos o de potencias, por legítimos que sean. No a la violencia ni a las guerras de ninguna índole, no al predominio de grupos de presión o intereses creados, no a la desigualdad, al racismo, a las dictaduras; sí a la paz, a la justicia, a la igualdad, a la libertad, a la democracia y al bienestar.

 

 

La pandemia aún en curso nos dejará centenares de miles de ausencias irreparables y una economía dislocada y severamente disminuida. En muchos sentidos, tenemos que darnos a la tarea de reconstruir el mundo. Hago votos porque se logre sobre bases nuevas y propuestas que nos permitan aprovechar lo bueno que nos ha dejado esta crisis: la comprobación y la certeza de que, tanto para individuos como para naciones, el cuidado de la salud ha de ser una tarea colectiva y solidaria; si aplicamos el "sálvese quien pueda" no se salva nadie, o casi nadie. Somos seres gregarios por naturaleza y todas las personas y todos los pueblos pertenecemos a una misma familia: la Humanidad.