Repaso - ¿VOTAR PARA QUE NADA CAMBIE?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿VOTAR PARA QUE NADA CAMBIE?

Sí, ya sé: en las recientes elecciones intermedias, por lo que se refiere a Morelos, sólo estuvieron en juego las diputaciones locales y federales, así como la renovación de los ayuntamientos. ¿Podría decirse, por ello, que nada tienen que ver los resultados arrojados en las decisiones que asuma de aquí para adelante el ejecutivo estatal, en las manos (¿o será en las patas?) de Cuauhtémoc Blanco Bravo?

 

Evidentemente no pueden soslayarse esos resultados. Son, de alguna manera, como ya lo han dicho reiteradamente varios analistas, un examen no aprobado de la gestión del ex futbolista no morelense

 

Desde luego, en primer lugar, por el fracaso contundente de su alfil para la alcaldía de Cuernavaca, Jorge Argüelles Victorero; en segundo lugar, por la catástrofe esperada de “su” partido, Encuentro Social y su clon Encuentro Solidario. Ambos, ya se afirma, perdieron su registro. Uno a nivel local y otro a nivel federal. Con ese derrumbe prácticamente quedó de manifiesto el apoyo de papel que Encuentro Social le brindó a Blanco Bravo, quien, en el colmo de su soberbia, al salir triunfante para la primera magistratura estatal, no tardó en declarar que en su victoria electoral poco o nada influyó la figura de Andrés Manuel López Obrador, de modo que al integrar su gabinete y distribuir otros nombramientos de primer orden, prácticamente marginó a aquellos identificados como miembros relevantes del Partido de Regeneración Nacional (Morena), a los que se les auguraba algún puesto importante, Pocos, muy pocos, fueron los escogidos. 

 

Por lo anterior y por otras cosas más, Morena nunca ha sido un aliado verdadero de Blanco Bravo. Ni lo será, supongo, porque en la capital morelense quedó demostrado que los simpatizantes de ese partido político no respaldaron a Argüelles Victorero, pese a que éste contendió por una coalición en la que desde la dirigencia nacional se metió con calzador a Morena Morelos. ¿Por qué, de ahora en adelante, tendrían que cambiar las cosas, así persista el apoyo cupular a Cuauhtémoc Blanco? Pero no sólo fue Cuernavaca, sino casi todo el estado con la excepción de algunos buenos resultados en uno o dos municipios. Por eso Encuentro Social, regenteado por Ulises Bravo, pasará a la historia de la ignominia en nuestra entidad.

 

Así las cosas, en el congreso local, que es donde se aprueba el presupuesto y cualquiera otra iniciativa que interese al gobernador o a su equipo de incondicionales, no tendrá bloque parlamentario alguno que aparentemente lo respaldase, a menos que entren en juego las jugarretas o intereses turbios de quienes allí llegan a ocupar una curul. 

 

Al margen de que cualquier negociación pueda ocurrir, aún la más oprobiosa, la pregunta específica está en la atención de todos: ¿el gobierno de Cuauhtémoc Blanco hará como que el muerto le habla y persistirá en seguir mal gobernando como lo ha hecho? ¿O ya revisa sus actos y políticas para realizar las adecuaciones pertinentes?

 

En lo personal, supongo que si algo se hace sólo será cosmético. De lo que debe tratarse no sería solamente de quitar a unos funcionarios para poner a otros. Se requiere una revisión profunda para determinar cómo debe gobernarse en lo que resta de este aciago sexenio. En todo es fundamental que Cuauhtémoc Blanco entienda que ya su presunta popularidad como futbolista se le acabó o va a la deriva, de modo que, si se ampara sólo en eso, el desenlace de su gestión, si es que termina, será desastroso. Se tiene que poner a trabajar de tiempo completo y en serio. Ya basta de sus ausencias, de sus despreocupaciones, de sus negligencias.

 

De refilón

 

El actual gobierno en Morelos tiene una mancha que ha crecido alarmantemente: las constantes acusaciones sobre la corrupción galopante en diversas áreas o dependencias.

 

Por ejemplo, en el Instituto de la Educación Básica del Estado de Morelos (IEBEM), una y otra vez se filtran versiones de los sesgos que sufren los recursos asignados. En el colmo del cinismo, los responsables pueden hacer caso omiso de tales imputaciones, ya porque se crean libres de toda culpa o porque habrán decidido llegar hasta donde puedan para continuar igual.

 

Rebaba

 

¿Ya se dieron cuenta que los ciudadanos ignoran los “datos contundentes” de las encuestas de opinión previas a las elecciones, por ejemplo, las que daban como seguro triunfador a Jorge Argüelles? Son otros tiempos, señores.

 

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