Repaso - ¿TIENE CUAUHTEMOC LA SEGURIDAD DE SEGUIR ¨GOBERNANDO¨?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿TIENE CUAUHTEMOC LA SEGURIDAD DE SEGUIR ¨GOBERNANDO¨?

 

“Qué bien chingan”, o algo parecido, expresó Cuauhtémoc Blanco Bravo cuando se le preguntó si había la posibilidad de que dejara la gubernatura de Morelos, dado los desastrosos resultados que en las pasadas elecciones obtuvo el partido morralla al que pertenece o pertenecía y, por ende, la frustración por la derrota de algunos de “sus” candidatos, como se dice que lo fueron Jorge Argüelles Victorero en Cuernavaca y Moisés Agosto Ulloa en Cuautla.

El “sesudo” mandatario estatal usó su clásico léxico tepiteño, no sólo para criticar a aquellos que esperan su renuncia o salida, sino incluso a los que ya tienen designados a los miembros de su gabinete, como lo viene haciendo un individuo de nombre Rodolfo Archundia Franco.

El caso es que Cuauhtémoc Blanco dijo a los reporteros que lo entrevistaron, que pensaba terminar su gestión durante el período sexenal para el que fue electo, argumentando que le costó mucho trabajo estar allí, pues visitó en campaña muchas comunidades. Desde su percepción, le corresponde solamente a él decidir sobre ese asunto y tal parece que lo acontecido en los recientes comicios no le representa para nada preocupación alguna.

No sólo eso: proyecta la idea de que nadie en el estado tiene los tamaños como para presionarlo y obligarlo a dejar el cargo. Y a lo mejor está en lo cierto, si toma como referencia lo que ha enfrentado en sus primeros años como gobernador. Se encontró con congreso local a modo, desarticulado, mercenario, mediocre, en donde la mayoría de sus integrantes demostraron ser pura baratuela. No tuvo tampoco enfrente partido político opositor o grupos de resistencia ciudadana que le hicieran ver su suerte. La suerte le sonrió, hay que decirlo. No tanto por su presunto carisma, sino por la abulia general que le ha favorecido.

¿Piensa Blanco Bravo que así transitará el segundo trienio de su fallida administración? ¿Que el grave problema de la inseguridad le hace los mandados? ¿Que la corrupción en varias instituciones públicas seguirá emporcando el trabajo de algunos de sus funcionarios consentidos o cómplices de negocios inconfesables?

Yo creo que sí lo piensa, de ahí su completa certidumbre de que cobrará como gobernador seis años completos. Lo que hay que esperar, es si los contrapesos del poder ejecutivo, principalmente el legislativo, seguirán por la misma línea de inutilidad ¿comprada? que ha imperado.

Cuando el gobernador Carrillo Olea se suponía inamovible, las expresiones partidistas opositoras en el congreso local se unieron, la echaron montón a los del PRI (no recuerdo si tenía aliados), y estuvieron a punto de someterlo a juicio político por su, por lo menos, omisión en casos de abusos policiacos relacionados con la ola de secuestros que se había desatado. Cuando lo convencieron de que debía dimitir, así lo hizo, orillado, precisamente, por los diputados que no eran de su partido.

Lo que quiero decir con lo anterior, si bien las causas fueran distintas, que no lo son del todo, es que la próxima legislatura estaría en posibilidades reales de obligar a Blanco Bravo y principales colaboradores a esmerarse en el desempeño de sus funciones, o de plano aplicarle la guillotina para que se vaya a reverdecer laureles en algunas canchas de futbol.

Esa es la expectativa de muchos ciudadanos, incluido este opinador: en el papel, Cuauhtémoc Blanco no tiene fuerza partidista o parlamentaria que le sirva de escudo en los años que vienen. Si la mayoría se constituye en fuerza opositora a su gobierno, no destructiva, pero si con las acciones y decisiones pertinentes para inducir al cambio de forma de conducir los destinos de nuestro estado, podemos atestiguar un periodo político y público interesante.

De lo contrario, veríamos cómo en el congreso local se seguirán comprando favores y el nada pasa aquí prevalecerá en Morelos.

De partidos políticos no vale la pena hablar. Casi en su totalidad, están sus dirigentes má preocupados por sobrevivir, por controlar sus órganos de dirección, que por constituirs en elementps de presión y exigencias sociales para que el mandatario cumpla con sus obigaciones.

 

A ver qué sucede. Falta poco para darnos cuenta.

 

De refilón

Los que vivimos por los rumbos de Subida a Chalma extrañamos a Manuel Martinez Garrigós. En el asunto de la basura que ya se tira en Loma de Mejía, Martínez Garrigós actué en congruencia con los reclamos ciudadanos.

 

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