Repaso - Los motivos de Gerardo Becerra

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - Los motivos de Gerardo Becerra

Hasta donde logro entender, la renuncia de Gerardo Becerra Chávez de Ita a las responsabilidades públicas que desempeñaba dentro de la nefasta gestión gubernamental de

Cuauhtémoc Blanco Bravo, obedece principalmente a la pérdida de credibilidad (si alguna vez la ha tenido) del ex futbolista y su muy cercano grupo de parientes y colaboradores, así como presuntos beneficiarios directos de cochupos y actos de corrupción en despoblado, como le endilgaron y endilgan a la pasada administración de Graco Ramírez Garrido Abreu.

A propósito del tema, por coincidencia en mi anterior columna de opinión escribí: “Por lo pronto ya transcurrieron tres años de la gestión balompédica de Blanco Bravo y, hasta donde estoy enterado, no se han realizado acciones contundentes, pese al empeño de Gerardo Becerra Chávez de Ita, responsable de llegar hasta las últimas consecuencias en ese asunto.”

Lo más grave de ello, advertí, era la creciente y gradual certidumbre de que Blanco Bravo y sus compinches están cojeando del mismo pie. Es decir, son frecuentes las noticias y rumores de los negocios irregulares que cometen los cuauhtemistas, al amparo del poder público detentado, de modo que de corrupción galopante se habla en contra de ellos.

Y apenas va la mitad de su sexenio. Es como para alarmarse y ponerle triple candado a las puestas de nuestras casas. O si fuera posible, ponerle la misma cantidad de candados y cerrojos a las arcas públicas, lo mismo que a los negocios en lo oscurito que también representan cuantiosos dividendos para los Alí Babá del gobierno morelense.

Por lo tanto, según lo colijo, los motivos de la renuncia de Becerra Chávez están en la ausencia de condiciones para realizar acciones contundentes en contra de la administración de Graco Ramírez. O no hay esas condiciones, o realmente nada se le puede comprobar al graquismo o, por qué no, han caído en la cuenta, lo repito, de que son de la misma calaña o peor, lo que llevaría a la conclusión de que entre gañanes no hay que pisarse la sombra.

El análisis periodístico que uno hace, tendría mejores anclajes si en renuncias como las que presentó Becerra Chávez de Ita se explicara sin ambages las causas que orillan a tomar una decisión. Pero como hay ciertas reglas del juego no escritas en los espacios públicos y políticos del país y, desde luego, de nuestro estado, entonces únicamente se comunica la decisión, se agradece la oportunidad y ya.

Por ejemplo, léase el texto de la pasada renuncia de José Silva Bandala al Instituto de Infraestructura Educativa. Se apreciará que, si bien insinúa su malestar y por eso exagera en afirmar que todo iba muy bien (por lo cual se manda entre líneas el mensaje de que su salida no fue por incapacidad ni modorra), termina por agradecer la oportunidad y reconocer en Cuauhtémoc Blanco a un hombre inteligente, visionario y lo que se acumule en asuntos de coba, que también puede entenderse como ironía ante lo que verdaderamente demuestra al ser y hacer el actual gobernador.

Gerardo Becerra no llega a tanto. Simplemente escribió: “Por razones personales y de congruencia (¿cuáles?, surge la pregunta obligada), en este día le vengo a presentar mi renuncia irrevocable a los puesto y títulos que Ud. me otorgó. agradeciéndole al jefe de la Gubernatura su apoyo en tan complicada labor”.

Pienso y espero, que en su momento se sepa lo que ocurre con temas como el que aquí se menciona. Me gusta aquella frase de López Obrador en el sentido de que la vida pública hay que hacerla cada vez más pública. ¿Qué tal si personajes sin cargo en gobierno, pero con un poder que sólo da ser socio o cómplice de los de más arriba, son quienes influyen y determinan el ingreso o retirada de funcionarios públicos, en razón de los negocios sin cara que pueden estar realizándose?

Gobierno de mezcolanzas Ya nada queda en el gabinete de Cuauhtéoc Blanco, que nos haga pensar en un gobierno transparente comprometido con la gente e innovador, lo mismo que con la credibilidad moral y ética para atender asuntos delicados y enfrentar otros percudidos por la corrupción.

Advierto puro funcionario de medio pelo, principalmente en áreas estratégicas o socialmente imprescindibles. Puede haber servidores públicos que estén cumpliendo, pera de tan callada, su labor se opaca ante lo que hacen, como en educación, lacras que sólo llegaron a ver qué agarran y a quienes pueden engañar.

 

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