Repaso - ¿A quiénes más interesa el cambio seccional del SNTE?

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Repaso - ¿A quiénes más interesa el cambio seccional del SNTE?

No puede soslayarse el hecho del interés que podrían tener algunos actores, internos o externos, sobre el proceso de renovación de la dirigencia de la Sección 19 del SNTE. Como gremio con indudable presencia e influencia en las comunidades, su potencial para influir en la toma de decisiones sociales es indudable.

 

Nada nos extrañe, por lo anterior, que diversas fuerzas políticas o sindicales prometan, cuando menos, su respaldo a quienes aspiran a ocupar la secretaría general. De ahí que las versiones sobre esos presuntos apoyos sean materia de especulación entre muchos docentes y trabajadores de asistencia a la educación. En algunos casos quizá sólo se esgriman para descalificar a los rivales. En otros, ante ciertas evidencias, se da por hecho que, incluso, ya están sumados a la logística de “precampaña”, ya sea con recursos o con la influencia que puedan tener esos actores entre sectores del magisterio.

 

Nombres y circunstancias ya se mencionan al respecto. Se dice, por ejemplo, que Eliacin Salgado de la Paz, director general del IEBEM, ya tiene a su “gallo”. De igual modo, como se sabe, sin lugar a dudas el senador priísta Ángel García Yáñez tiene puesto su interés en apoyar a Felipe Castro Valdovinos, así como otros funcionarios o ex funcionarios municipales, principalmente.

 

De Joel Sánchez Vélez la idea fuerza con la que se pretende descalificarlo, es su presunta condición de candidato “oficial”, pese a que lo haya desmentido en fechas recientes. Este asunto del candidato designado tiene sus aristas importantes. Para serlo, si en verdad ello se pretende, tendría que contarse con la anuencia fundamental del Comité Ejecutivo Nacional del SNTE, dirigido por Alfonso Cepeda Salas, mediante sus representantes en Morelos, de modo que esa “línea” tendría que ser compartida por la secretaria general en funciones, Gabriela Balón Estrada, a quien subjetivamente se le endilga toda la responsabilidad, lo cual no creo que sea verídico.

 

Observador que he sido desde hace muchos años, como maestro y como periodista de esos procesos sucesorios, históricamente en Morelos un dirigente seccional saliente actúa de común acuerdo con los líderes nacionales. En su inmensa mayoría el “ungido” tenía la venia de Elba Esther Gordillo Morales y los demás acataban sus designios. Cómo olvidar la primera ocasión en que Mario Luis Salgado, contando con la mayoría de los delegados, debió subordinarse y darle paso a otro compañero para ocupar la secretaría general. Enrique Vargas Lariios debió actuar en razón de esas instrucciones terminantes. Incluso cuando Mario Luis, por segunda ocasión aspiró a ese cargo, la orden de Elba Esther era nuevamente cerrarle el paso, como casi sucedió, porque el elegido era Ageo Anaya Crisanto. Ante los reclamos airados de la mayoría de los delegados se aceptó la conformación de otra planilla, distinta a la de “unidad”, y Mario Luis fue nombrado secretario general, con el enojo correspondiente de la maestra chiapaneca. Un caso más fue la unción de Víctor Benitez Quintero, quien supo ganarse la simpatía de Elba Esther, pero en realidad, en un proceso democrático, no hubiera tenido ni siquiera oportunidad para contender.

Me parece subjetivo, insisto, que se considere que Gabriela Bañón Estrada tendría por sí misma a su carta fuerte, en el entendido en que cualquiera que fueran sus propósitos deberá contar con el respaldo del Comité Ejecutivo Nacional. Una cosa es que sostenga la pertinencia de una planilla con los mejores consensos e incluso simpatice con alguno para la secretaria general, y la otra que eso ocurra así. No se lo aprobarían desde las oficinas de Cepeda Salas, quien seguramente tiene la certidumbre que en su gran mayoría los aspirantes a relevar a Bañóm Estrada, lo he repetido varias veces, aceptan la rectoría del actual dirigente nacional. No hay, aparentemente, expresiones elbistas que intenten, bajo esa etiqueta, participar en el proceso que viene.

 

Finalmente, no pasa inadvertido para mí que desde las filas de Morena exista la disposición para apoyar alguna planilla que logre de alguna manera ciertos consensos entre algunos aspirantes.  Sólo la decisión de quienes sean invitados de mantener su propósito de ser el candidato para encabezar esa planilla, echaría para abajo el  posible respaldo que piensen otorgar desde Morena.

 

Así las cosas, debemos considerar como normales, aunque quizá algunos no las acepten, ese tipo de injerencias  que ya se advierten y que difícilmente, de suceder, puedan controlarse.

 

Al final de cuentas, lo que será determinante, eso es lo histórico, es que la nueva dirigencia seccional saldrá conforme los resultados de la votación de los agremiados, derivada de una toma de conciencia serena y fundamentada, para sufragar con tino y conocimiento de la realidad democrática que quieren ver en la elección que viene.

 

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