Reflexionando SOBRE EL AUTISMO

En opinión de María Guadalupe Rosales Salgado

Reflexionando SOBRE EL AUTISMO

Este artículo tiene como marco el mes de la concientización del autismo, lo que permite poner en contexto la importancia de la inclusión, eliminar mitos y paradigmas alrededor del autismo y crear conciencia.

Para las personas con autismo, para la familia y profesionales dedicados a este diagnóstico, es y será muy relevante este tipo de espacios para visibilizar una condición de vida que pasa desapercibida ante los ojos de la sociedad y, sobre todo crear conocimiento.

TODOS, sociedad, gobierno, empresas y en particular el sector salud y educativo debemos promover el desarrollo del conocimiento y de la convivencia, fundamentando su práctica en la inclusión, mediante el reconocimiento y aprecio a la diversidad lingüística y social.

Existen muchos mitos, dudas, creencias y paradigmas acerca del autismo y quienes lo viven.

El autismo NO ES UNA ENFERMEDAD, ES UNA CONDICIÓN DE VIDA, que principalmente afecta la comunicación, interacción social, la conducta y la integración sensorial de las personas. Existen diferentes niveles y esto no quiere decir que algunas personas dentro del diagnóstico no puedan aspirar a tener una mejor calidad de vida, estudiar, aprender, trabajar y ser independientes.

Por eso elevo mi voz hoy para incentivar un interés público y decirles: las personas dentro de este diagnóstico, están llenas de capacidades, son aptas para vivir en sociedad, sólo hay que abrirles posibilidades y caminos, sumar voluntades, promover cambios a través de la concientización incluyendo el actual marco legal.

Todos tenemos la responsabilidad de atender e impulsar las múltiples habilidades que posee cada persona y esto nos convierte en una sociedad verdaderamente incluyente.

No podemos hablar de inclusión, si no tomamos en cuenta la diversidad neurológica. Con una visión bajo esta dirección, decimos que las diferencias cerebrales son normales, que podemos entender los desafíos de cada persona como diferencias, en lugar de deficiencias. Esto puede beneficiar a todos los que piensan, aprenden y actúan de manera diferente, no sólo a las personas con autismo.

Por lo tanto, deseo enfatizar que el objetivo no debería ser curara las personas cuyos cerebros funcionan de manera diferente, sino aceptarlas como parte de lo que se considera normalidad, lo que significa ofrecerles el apoyo necesario para que puedan participar plenamente como miembros de la comunidad.  Les comparto mi opinión como profesional del autismo y madre de un joven con esta condición, a quien amo,  respeto y admiro.