Punto Kairo - Postpandemia

En opinión de Juan Salvador Nambo

Punto Kairo - Postpandemia

El tema de las competencias tiene que ver con el cotidiano de los docentes tanto en su práctica profesional como en su vida personal, sobre todo si consideramos que en ocasiones (como es el caso de un servidor) suele hacerse indispensable el uso de las tecnologías de la información y la comunicación. En la postpandemia parece relajarse el uso de dichas tecnologías, pero es indiscutible que llegaron para quedarse y que ser competente para su uso es algo que tiene que ser considerado prioridad en la actual política educativa de la denominada 4T.

Esta semana, por ejemplo, fue de mucha utilidad para un servidor generar con alumnos de licenciatura podcast o videos de YouTube en los que se hacía divulgación de temas científicos pedagógicos que en la red aún son bastante deficientes, es el caso de temáticas de historia de la educación o didáctica, también se desarrollaron otros relacionados con luchas sociales, la educación rural, feminismo, educación física, casos de educación en Nicaragua, Brasil, Venezuela, Colombia y otros países a los que podemos acercarnos gracias a la gestión de la información y el conocimiento.

Como profesional de la educación me he involucrado con proyectos relacionados con la cotidianidad de alumnos y colegas, muchos de ellos verdaderos retos que curiosamente tienen que ver con la comprensión y/o medición de diversas competencias, competencias que el actual gobierno desea eliminar de todos sus libros y manuales por considerarlo neoliberal.

Moreno (2010) hace una revisión crítica del Modelo de Educación Basado en Competencias (MEBC) y, como parte de esta, refiere descubrimientos realizados en los últimos 60 años que han impactado en la educación global y en la concepción de este modelo. Por ejemplo, apuntala, la invención del mundo computacional, el cual ha provocado cambios curriculares entre las décadas de 1960 y 1970 con la noción de “tipo de habilidad”.

La reforma de 2013, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, reiteró conceptos como el de calidad y competencias; en sus políticas educativas se repetían una y otra vez, los profesores intentamos comprenderlos, dedicamos tiempo, vida y todas nuestras capacidades para entender su lógica.

En este sentido, Tobón (2014) ofrece una alternativa a través del proyecto socioformativo (Tobón, para trabajar las competencias (o aprendizajes esperados o clave o activos o como se le quiera llamar) con los profesores y los alumnos para evitar cualquier disparidad entre el avance científico-tecnológico con el humanístico.

Dicho proyecto socioformativo es entendido como una estrategia didáctica que busca favorecer el desarrollo de desempeños a través de lo que Tobón (2014) señala como la resolución de un problema del contexto, con actividades articuladas de aprendizaje y enseñanza, generando uno o varios productos pertinentes con los cuáles se evalúa (productos que son conocidos también como evidencias de desempeño). La evidencia es muy importante, ya que su socialización permite que otras personas conozcan los resultados de mi trabajo y proponer nuevas soluciones.

Ahora bien, luego de estudiar los conceptos de competencias y sociedad del conocimiento, y su correspondencia con el trabajo que actualmente realizo que es el de formación de formadores resulta contundente el hecho de que los profesores siguen formas de trabajo específicas que tienen que ver con el resultado en las aulas y no con los preceptos que con cada gobierno federal o “reformas” se buscan imponer.

Daniel Felman (2021) lo deja muy en claro: Cuando se trata de propósitos escolares, el valor de un planteamiento didáctico se mide por: 1) Una influencia importante a lo largo del tiempo; 2) Un número creciente de y significativo de personas, de prácticas y de escuelas. Y ha sido justo ese sistema llamado por competencia, trabajo por proyectos o trabajo basado en evidencias, el que se consolidó en los docentes mexicanos especialmente durante la pandemia; cambiarlo de nombre o criticarlo no cambiará la su práctica.

Analizar el valor que le dan los profesores a este tipo de modelos, en especial, cuando vemos que la tecnología es usada no sólo para educar, ideologizar o entretener a las personas, sino como formas de expresión y protesta, debería ser la prioridad.

En lo particular, trabajar por dichos desempeños tiene que ver con mis gustos personales, con mis necesidades propias de investigación y lo que busco para sugerir a mis alumnos diferentes formas de entrar al estudio de lo que les gusta; este proceso tan solo es el inicio y es el que busco que emprendan al iniciar un proyecto de investigación. Ponerse retos que busquen transformar su contexto a través de la acción, justo uno de los principales objetivos de la sociedad del conocimiento y de la socioformación.

De esta manera se pueden tener proyectos que abarquen conceptos como la pobreza, la violencia, la historia (ayer se conmemoró un año más de la masacre de estudiantes del 10 de junio de 1971 en la ahora ciudad de México). Es cuestión de comenzar con el reto y ayudarse a través de propuestas didácticas como el proyecto socioformativo, el cual permite sistematizar las ideas de quienes deciden comprometerse.

 

Comentarios : juan_nambo@hotmail.com