Primero los delincuentes, por el bien de todos

En opinión de José María Román Román

Primero los delincuentes, por el bien de todos

Las recurrentes ejecuciones, las reiteradas declaraciones de AMLO que tiene que proteger a los delincuentes, el silencio del presidente que omite hablar sobre la necesidad de dar más protección a las víctimas, sobre todo a las mujeres y niños, la invasión inexorable de la delincuencia que avanza sin que nadie se interponga por el territorio nacional desplazando al estado en amplias zonas geográficas, la falta evidente de un proyecto para combatir  el flagelo y sobre todo el cobro del derecho de piso que cada día se hace mas frecuente en todo el país, nos dice que esto, por necesidad va a terminar mal. Muy mal.

El señor Obispo en Morelos ha sido constante y reiterativo respecto al problema de la extorción en nuestro territorio (tiene años denunciándolo). Pero hay y sigue habiendo oídos sordos y una notoria ausencia de la presencia del estado estatal o federal En donde ambos tienes responsabilidades para investigar y castigar a los autores de las múltiples extorciones que van desde los Colombianos, mas conocidos como gota a gota por el sistema de extorción que emplean hasta en la región oriente donde francamente hay grupos delictivos que extorsionan al empresario sin miramientos y sin piedad, sobre todo cuando se niegan a pagar ese derecho que las organizaciones criminales se toman para sí mismos. La preocupación de los efectos, mas la natural inflación debido a los conflictos mundiales, obvio va a originar tarde o temprano que el hilo se rompa por lo más delgado.

Hemos visto, ante la pasividad de los gobiernos como se descapitaliza a los pequeños empresarios que han sido golpeados, primero por la pandemia donde fueron abandonados a su suerte por el gobierno federal y estatal, luego por la continuidad de los grupos criminales que ante la falta de autoridad han llegado tan lejos que exigen al micro empresario una cuota, por cierto, muy superior en muchos casos a la que se le paga vía impuestos al gobierno. Esto obviamente es consecuencia del vació de poder que provoca la falta del cumplimiento de la labor de los gobiernos. No hay investigación, menos castigo. La fiscalía estatal no nos da los resultados que sea correlativo a la cantidad enorme de asesinatos y extorciones que suceden en Morelos. En el País, estamos peor y la economía cada vez se deteriora mas producto de la ineficiencia estatal en una gran parte. Lo miramos cuando el alza de los precios en los artículos básicos se hace presentes en las familias cuando van a la tienda o al mercado y encuentran que hay modificaciones constantes en las mercancías. Y es que el comercio para sobrevivir, carga el costo de la extorción a los productos que vende ya que, de no hacerlo, igualmente muchos de ellos sucumbirían y pasarían a engrosar las filas de los 5 millones de pobres que ha producido este gobierno. Si preguntaran a la fiscalía nacional y a la estatal encargada de la persecución e investigación de los actos delictivos, nos encontraríamos que son una cueva de burocracia que resuelve difícilmente el 3% de los delitos cometidos. Y así, no. No vamos por el camino correcto y por consecuencia tarde que temprano se aumentarán las consecuencias de vivir con miedo, como ya sucede.

No conforme con esta situación, observamos los ciudadanos, sin poder hacer nada porque no tenemos el poder ni las facultades, que ya incursiona la delincuencia en esferas de la economía que antes no existía como lo es la trata de personas, sobre todo jovencitas, en la minería,  en la distribución de droga, en el Huachicol, extorciones, secuestro, derecho de piso, en la producción de aguacate, en los muncipios donde se anunció con Capella y se sigue mencionado que son en la zona sur extorcionados por la delincuencia, en algunas de las escuelas privadas (recientemente en Cuautla un colegio particular anunció el cierre ante la imposibilidad de pagar el derecho de piso ante la ausencia de estudiantes que por la pandemia abandonaron el colegio. Los mercados ya son fuente de ingreso de la delincuencia como lo miramos recientemente en Chilpancingo. La historia nos enseña como los antecedentes de la criminalidad crecen como verdolagas cuando no se combaten, caso por ejemplo de Colombia que en tiempos de Pablo Escobar que llegaron a estos excesos y que solo cuando el estado los enfrentó su pudo medio corregir. Las estadísticas nos dicen que en éste gobierno se supera ya a los dos anteriores, lejos por encima de Felipe Calderón porque existen mas de 121 mil asesinatos violentos según sus propios datos. AMLO no entiende o no tiene claro su papel de gobernante cuando habla de defender al delincuente en lugar de las víctimas, y al declararlo propicia su incremento. Tanta es ya la impunidad y tanta la incapacidad de los policías y sobre todo de la guardia Nacional que los hechos violentos se suceden en mayor proporción durante el día, ya los delincuentes ni siquiera buscan ocultar sus actos. En otros vemos por las redes como se campean en la cara del ejercito. Todo porque el bien de todos que pregonó AMLO no es por los pobres, que también son víctimas, sino que (mas de tres años de gobierno de AMLO después, lo descubrimos)  el presidente considera el bien del delincuente por encima del ciudadano y de la víctima. El hecho de los Jesuitas en Chihuahua, habla por si mismo. Esta situación crece y a cualquier hora, en cualquier lugar, ya nada se respeta, ni a clérigos dedicados al bien, ni a niños, ni ancianos, ni mujeres, ni nadie, gracias en parte a lo que apoya el presidente e indirectamente fomenta: al delincuente.