Observador político - La 54 legislatura

En opinión de Gerardo Suárez Dorantes

Observador político - La 54 legislatura

La considerada peor legislatura como fue la 53 se está quedando chiquita y en apenas un año, los de la 54 están haciendo méritos suficientes para poder ganarles ese mote, en virtud de la intensa lucha por el control de los espacios de poder al interior del Congreso del Estado, aunado obvio, al manejo presupuestal que tienen no solo en este año sino para el 2020, cuando en casi todas las instituciones públicas la carencia financiera es el principal problema.

LA CONFRONTACIÓN.- La llegada de las mujeres que son mayoría -14 por 6 varones- en el Congreso del Estado, hacía suponer que las cosas cambiarían para bien, por su profesionalismo, capacidad, honestidad y deseos de sobresalir máxime cuando hoy las damas están empoderándose en todas las áreas. Tristemente esto no ha sido así. Lo que se ha visto a lo largo del año es que las diputadas han incurrido en los mismos errores que los diputados. A lo largo de este 2019 se ha evidenciado la inexperiencia legislativa, irresponsabilidad, desatención y falta de compromiso social, aunado a su ambición del dinero público así como los cargos dentro del legislativo para sus familiares –ahí está el caso de Cristina Xochiquetzal Sánchez Ayala, del partido Humanista, quien incidió en la contratación de su padre, como director de Adquisiciones en el Congreso sin importarle que eso sea nepotismo-. Ha sido un año difícil, complicado y con una parálisis legislativa impresionante. En este conflicto están inversos los señores legisladores quienes también han incurrido en los mismos vicios siempre, en perjuicio de quienes les dieron su voto, su confianza y la esperanza de hacer mejores las cosas que sus antecesores en la elección del primero de julio del 2018. El cargo a la mayoría, salvo sus honrosas excepciones, les ha quedado grande.

Atrás, muy atrás quedaron los principios, valores y la lealtad de los militantes partidistas sobre todo en el Congreso del Estado, en donde siempre defendían y fortalecían al partido que los llevó, en este caso, a obtener una curul y con ello, grandes e importantes beneficios económicos que en automático les fue resuelto su problema monetario al cobrar sus casi 200 mil pesos mensuales que por sueldo y dietas obtienen los legisladores de la actual legislatura. Hoy, por intereses personales, de grupo y de partido, han decidido traicionar esos ideales y se pasan de un grupo parlamentario a otro, tan solo por alcanzar algún tipo de beneficio que jamás es colectivo. Una verdadera prostitución política partidista es la que han estado cometiendo varios de los actuales legisladores. Como ejemplo, tenemos a José Casas, quien llegó por MORENA pero después se pasó al Partido del Trabajo y tras ser expulsado de este instituto se convirtió en “independiente” pero ahora está con sus homólogos pero del Partido Encuentro Social. Sin ningún pudor, Marcos Zapotitla Becerro, de MORENA pasó al PES hoy, curiosamente, es el coordinador. Otra que incurrió en esta práctica desleal fue Maricela Jiménez Armendáriz quien renunció a la coordinación del Partido Encuentro Social en el Congreso para irse a Movimiento Ciudadano. La más reciente incorporación fue la de Naida Díaz Roca -quien supuestamente fue expulsada del Partido Social Demócrata- y ahora ya está en el Partido del Trabajo. Antes de tomar protesta como legislador Andrés Duque Tinoco fue el primero en renunciar al partido de Andrés Manuel López Obrador y se unió al PES. Para muchos militantes ésta decisión ha sido calificada, como un acto de traición. Sin embargo, su actuar de mujeres y hombres diputados no fue jamás pensando en sus representados sino en la lucha de poder que se vive al interior del Legislativo por los espacios de representación política y económica. ¡Shulada de acuerdos ¡

LA ESAF EN EL ABANDONO.- Durante la administración de Graco Ramírez al igual que en la 53 legislatura local, se ha evidenciado diversos actos de corrupción por parte de funcionarios gubernamentales y de ex diputados locales, lo que provocó por parte del Ejecutivo la denuncia penal en contra de docenas de ex servidores públicos, muchos de los cuales han decidido ampararse para no ser vinculados a proceso y convertirse en inquilinos del penal de Atlacholoaya, tal es el caso de Beatriz, David, Patricia, Jaime, Hortencia “N”, y muchos otros más.

Empero, resulta inaudito que pese a que todo mundo se enteró de cómo los diputados de la 53 legislatura saquearon y presuntamente robaron cientos de millones de pesos al igual que sucedió con los recursos multimillonarios que se destinaron a la reconstrucción de viviendas por la afectación que sufrieron por el sismo del 2017, los negocios turbios por la contratación de artistas a quienes se les infló de forma grosera el pago y gastos por su presencia en la entidad, y la Entidad Superior de Auditoría y Fiscalización, no haya actuado en contra de ninguno de estos personajes que hoy están siendo investigados por presuntas irregularidades financieras.

Y pese a estos antecedentes, los actuales diputados que saben todo lo que se registró en perjuicio de los recursos públicos y de sus representados, han decidido apostarle a su ambición por los cargos de poder en el Congreso que por definir un rumbo en la ESAF, luego de que literalmente no hay auditorías de peso contra quienes lucraron al amparo del poder político que tuvieron en los años anteriores.

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