Muerte e inequidad merodean a la mujer: el rol institucional

Se debe se homogeneizar la exigencia de que los servidores públicos están ¨para redoblar esfuerzos¨: Flor Desiré
Si desde 2006 ¨la clase política se hubiera comprometido, muy seguramente la alerta no sería ésta¨, dice la especialista

Muerte e inequidad merodean  a la mujer: el rol institucional

(2a y última) Antes del halo de la muerte -descrita aquí-, es oportuno consignar el desencanto entre los contrarios complementarios (como dice Sigmund Freud, al referirse a los bienquistos -amados-), que abarca el tópico de la salvedad: “La exclusión social es el resultado de la acumulación de barreras que impide la participación plena de las personas y colectivos en todos los aspectos de la vida; es un proceso que se desarrolla con base en condiciones o identidades sociales, como edad, sexo, raza, etnia, cultura o lenguaje…” (Merino, 2015).

Ayer, se destacaba que la Comisión Independiente de Derechos Humanos (CIDH) de Morelos criticaba el tradicional rol institucional ante las mujeres agredidas. No sólo ahí se piensa así. Diversos grupos se han pronunciado contra la brecha de desigualdad. Flor Desiré León Hernández, directora del Instituto de la Mujer, menciona que, en torno al paro de este lunes (09-03-2020), todo “está muy bien”; no obstante, “hay que avanzar”. El acto, per se, no describe el contexto. Se requiere de una asonada general, para dilucidar “qué está pasando” en cada institución (que compone el Estado Mexicano).

A la vez, expresa que se divisa un vacío de información en cuanto a: las condiciones de paridad; acoso; situación laboral; percepciones salariales, “¿adónde acude, ante una violencia?”; los mecanismos para contrarrestar los embates de la persecución, entre otros.

Refiere que cada estructura concejal posee un “presupuesto etiquetado”, para diezmar estas omisiones. Por ende, hizo un llamado a la opinión pública, a efecto de que se homogeneice la exigencia de que los servidores públicos están “para redoblar esfuerzos”. Así, el plañido del nueve de marzo iza “una emergencia nacional”, que no se va a resolver sólo con “salir a solidarizarnos y decir: no va a haber represalias”.

De igual forma, comenta que, desde su posición como “feminista”, la sororidad es un signo perenne: “hoy me toca estar en un organismo, para hacer visible a los demás poderes, que qué bueno que se solidarizan”; pero, “no es suficiente”.

Lo idóneo, argumenta, es descifrar la “brecha” y, en seguida, mostrar las acciones en contra. Morelos es una entidad con “rezago” en el rubro de la igualdad sustantiva y la “vida libre de violencia”. Recalca que la prevención se encalló (desde el 2006): si desde entonces, la “clase política se hubiera comprometido, muy seguramente la alerta no sería ésta”.

En el renglón legislativo, también hay vicisitudes. Dentro de la 54 Legislatura, verbigracia, persiste una pugna entre siete parlamentarias y tres de sus homólogos. A Macos Zapotitla Becerro, de Encuentro Social, José Casas González y Alfonso de Jesús Sotelo Martínez (presidente de la Mesa Directiva) a quienes les imputaron la mácula de la violencia de género. Cabe decir que este órgano colegiado se integra por 14 féminas (de 20). El hecho causó una polarización, que persiste aún. La quebradura es prolija.

En súmulas, Octavio Paz da un viso de esperanza: “Tenemos que ser aire, sueño en libertad”.