La rebelión de los alcaldes o ¿campañas anticipadas? Lo que nos dejó la falta de operación política.

En opinión de Aura Hernández

La rebelión de los alcaldes o ¿campañas anticipadas? Lo que nos dejó la falta de operación política.

“El alcalde no habría podido disimular su ansiedad. Es algo muy raro -continúo Casandra con un melodramatismo calculado-. Los signos eran tan evidentes que me dió miedo después tenerlos sobre la mesa. Hasta su respiración se había vuelto efectista.

-¿Quién es?

-Es todo el pueblo y no es nadie”

Gabriel García Márquez, en La Mala hora.

 

La aprobación del presupuesto para el estado de Morelos para este año 2020 mostró de qué está hecha la clase política morelense: alcaldes en campaña, un ejecutivo que requiere operadores políticos eficaces y, un Congreso caro y poco productivo. Todo junto se ha convertido en un cóctel que tiene a la entidad en una situación caótica de la que los ciudadanos somos rehenes.

No obstante que muchos de los problemas que atraviesa el estado son producto de la falta, o mala administración de los recursos económicos, los morelenses pagamos caro tener una clase política ineficiente.

En el caso del Congreso, y de acuerdo con la organización Morelos Rinde cuentas, el estado de Morelos es el quinto estado de la República que más le invierte a sus diputados,  gastan los mismo que gastaban 30, dan pocos resultados, son chapulines constantes y se conducen con mucha opacidad situación muy similar en el Ejecutivo. Pero quedamos de hablar de los alcaldes, y allí, habría que detallar varios puntos dentro de esta crisis.

Primero, las discrepancias políticas y los intereses, hay que decirlo, condujeron a los diputados a echar mano de una figura inédita como lo es el freno al reloj legislativo, que dio un receso de más de 40 días a la aprobación del presupuesto, no obstante  que su aprobación tiene una fecha legal irreductible que venció en el último minuto del día 15 de diciembre de 2019. La medida del legislativo difícilmente pasaría una revisión constitucional.

Después, ya aprobado el presupuesto en un proceso tan accidentado como cuestionado, vino el conflicto con los alcaldes a cuyos municipios se les rechazó su ley de ingresos. El argumento del legislativo para rechazar las leyes de ingresos de 32 de un total de 36 municipios, se sustentó en que se proponían en ellas “ajustes” al pago de derechos de diversos rubros.

De acuerdo con la versión de los munícipes los “ajustes”, ayudarían a hacer frente al déficit presupuestal que arrastran la mayoría de municipios, muchos de ellos debido a la gran cantidad de laudos laborales que les heredaron sus antecesores y que han impactado en sus arcas.

Los alcaldes ya olvidaron que prometieron a sus votantes no incrementar los impuestos, pero quienes los llevamos al poder lo tenemos muy presente. Pero, por otro lado,  sería una ingenuidad pensar que ese compromiso con los ciudadanos fue lo que originó el rechazo a las leyes de ingresos.

Si no tuviéramos ya evidencia de que en el Congreso de Morelos hay un grave problema de gobernabilidad y que una buena parte de sus actos legislativos se rigen por consignas, se podría afirmar que en su decisión está la voluntad de cumplirle a los ciudadanos. De sobra sabemos que no es así, que esta situación obedece a intereses y a pago de facturas políticas.

Posiblemente alguien le recordó a los presidentes municipales, sobre todo a los que llegaron al poder por las siglas de Morena, que uno de los compromisos que se hicieron en campaña fue no crear ni incrementar impuestos, porque ya para el sábado declararon a los medios de comunicación que no buscaban incrementar impuestos, sino que el Gobierno de Cuauhtémoc Blanco no realice el descuento del 5 por ciento del Fondo General de Aportaciones, que con motivo de los gastos de seguridad se les descuenta desde el año 2012. La respuesta negativa por parte del Ejecutivo fue inmediata.

El conflicto Congreso-municipios siguió escalando con tal intensidad hasta llegar al punto de que el jueves pasado los munícipes amenazaron con paralizar el estado bloqueando todas las carreteras durante el puente vacacional del fin de semana pasado, aunque después anunciaron la cancelación de esa iniciativa ante el ofrecimiento del Gobernador del estado de recibirlos el día de hoy, después del descanso del fin de semana largo.

En el inter los alcaldes mantuvieron un fuerte activismo. El sábado se manifestaron frente al Palacio de Gobierno y mantuvieron una gran presencia en las redes sociales. El Idefom, un organismo del que en los últimos años se ha sabido muy poco, ahora cobró de nuevo notoriedad y se erigió en una especie de vocería del movimiento.

Varios alcaldes aprovecharon para hacer futurismo político en redes sociales y en medios de comunicación. Varios se dejaron entrevistar, subieron a sus redes sociales imágenes de su participación en la manifestación. Uno de ellos exhibió en twwitter y facebook momentos muy íntimos con sus dos hijas pequeñas. Algo inédito también. Pero con seguridad le traerá muy buenos dividendos en términos políticos.

Y mientras esta proyección mediática futurista iba viento en popa, las inseguridad campeaba en una gran cantidad de municipios, no solo con ejecuciones en centros de esparcimiento como ocurrió en la madrugada del sábado en Cuernavaca, sino también en pueblos del interior del estado, lo mismo que el incremento de la delincuencia común.

Y en todo esto, tanto el Congreso del estado como el Ejecutivo mostraron su incapacidad para establecer un diálogo interinstitucional que dé fluidez a las acciones de gobierno, que tienda puentes para resolver problemas, que haga posible la normalidad política, todo,  en beneficio de las personas que habitamos la entidad.