La inclusión educativa, una mirada desde una escuela regular.

En opinión de Ma. Del Carmen Silva Castañeda

La inclusión educativa, una mirada desde una escuela regular.

La Educación Inclusiva parece  ser un tema de moda, reconocido como un derecho de la niñez, la escuela regular debe brindar atención sin discriminación alguna a todos los estudiantes, una educación basada en la formación integral, que respete la diversidad y sea ofertada con un sentido de  equidad.

La realidad  es que aún no hemos alcanzado esta idea utópica de la educación para todos,  ya que la escuela regular enfrenta un sinfín de condiciones y situaciones cotidianas, tales como la visión de los docentes al interior  de las aulas, quienes  no se consideran especialistas para atender a la diversidad; situaciones que no solo atañen a las actividades de aprendizaje, como las: conductuales, inasistencia,  deserción,  aptitudes sobresalientes y  discapacidad.

Desde esta perspectiva la escuela regular asume un compromiso muy importante, ya que la Educación Inclusiva no solo es la aceptación del estudiante al plantel educativo, asignarle maestro y grupo, va mucho más allá. La escuela debe cumplir con la función socializadora, que permite a los estudiantes acceder a la mejor educación, basada en el desarrollo de su máximo potencial, y solo se va a lograr si existe un compromiso de todos los integrantes del plantel educativo. La escuela debe conocer a todos y cada uno de sus estudiantes, saber cómo aprenden, entender sus emociones, conocer sus necesidades y prever que todo aquello que pudiese ser susceptible  de convertirse en un problema.

La escuela, lejos de ser una instancia reguladora o de control de la asistencia y asignación de una calificación que a ciencia cierta no garantiza el aprendizaje, tiene que convertirse  en el eje transformador, transformar las prácticas pedagógicas que ya no son funcionales, transformar la función directiva y de supervisión, transformar la participación de los padres y que todos  ejerzamos una función activa al interior, misma que le va a brindar a los estudiantes la atención pertinente y diversificada.

 Desde la escuela regular, como experiencia de aprendizaje y de trabajo, podemos afirmar que una educación inclusiva es posible, que la transformación de las prácticas pedagógicas tradicionales  en otras más eficaces es viable, pero sobre todo, lo más importante es la actitud ante el reto, una actitud que comienza desde la intención de asumir que tenemos que hacer las cosas de manera diferente para poder obtener los resultados deseables, una actitud positiva ante el reto que implica la profesionalización continua, una actitud generadora de soluciones ante las problemáticas presentadas, una actitud con visión de mejora y con un fin en común: brindar a todos los estudiantes una educación de excelencia, basada en un marco de equidad y respeto a la diversidad.

La Educación Inclusiva en la escuela regular, garantiza que los estudiantes puedan tener, mayores oportunidades de aprendizaje, al existir una relación entre los alumnos por medio de la cual  comparten  sus diferentes saberes y forman sus propias estructuras para ir alcanzando siguientes niveles de conocimiento, la escuela desde esta visión inclusiva, otorga un peso y valor a la diversidad de formas de aprender y éstas se pueden potencializar en la medida en que son reconocidas y se les da la importancia que merecen. La inclusión en la educación no es un enfoque, una moda,  un acuerdo político, la Educación Inclusiva es darle a cada quien un espacio digno para aprender, procurando  las mejores condiciones posibles en atención,  tiempo y espacio.