La crisis y sus efectos

En opinión de José Román

La crisis y sus efectos

 

Poco valorada, poco calculada y peor atendida, los efectos de la unión entre delitos, delincuentes y virus, más las malas política fiscales y de gobierno tanto estatales como federal han hecho que el empleo y la actividad económica disminuya ante una necesidad constantes de más empleos y mejor economía para atender las necesidades fiscales del gobierno y los particulares de las familias.

Aún recuerdo que la Secretaria de desarrollo Económico estatal negó los efectos y se burló de lo que declararon los funcionarios de las diversas Cámaras empresariales advirtiendo de las consecuencias que ya se estaban produciendo en el cierre y reducción de varias empresas y de la pérdida del empleo. La insensibilidad como se manejó y aún se maneja los efectos nefastos en la economía es doloroso porque las consecuencias directas son el desempleo. AMLO igualmente le dio la espalda a la situación por venir, al negarse a dar apoyo a las pequeñas y medianas empresas cuando se determinó el cierre de las mismas ante la pandemia. Para muchos pequeños y varios empresarios y sociedades el daño fue irremediable y terminaron cerrando sus puertas como el caso de Best Bay o infinidad der restaurantes que no tuvieron la posibilidad ni el dinero de respaldo para paliar la situación y sí tuvieron que enfrentar las obligaciones fiscales y laborales.

Aún en esas circunstancias, aún está por mirarse los verdaderos efectos que solo a partir del año venidero veremos en su real magnitud dado que vencen contratos de trabajo y de arrendamiento y varios tendrán que valorar si la situación es sostenible, sobre todo que en lugar de disminuir las obligaciones fiscales y laborables, éstas tienden a aumentar.

Según datos del INEGI el cierre en este año fue de 391, 414  empresas en todo el país durante 17 meses y la pérdida de empleos fue de 1 millón 10857, suponemos de carácter formal  afectados sobre todo el sector turístico que es donde seguramente golpeará más fuerte esta crisis que se hizo notar más en Quintana Roo y Oaxaca.

El 3 del presente mes, Canirac ante la eventualidad de recrudecimiento de la pandemia y el cierre posible y temporal de restaurantes advirtió que además de las 400 mil fuentes de empleo en todo el país que a la fecha se han afectado, un segundo cierre sería catastrófico. Para su Presidente Francisco Fernández ésta vez el riego de pérdidas de negocios y empleos sería más grave al no tener recursos para sostener la situación y considera que el efecto dominó sería severo porque afectaría a los proveedores como consecuencia. Calculó en 90 mil los negocios restauranteros que han cerrado ya sus puertas a consecuencia de la crisis que se enfrenta.

En Morelos 23% de cada 10 negocios han dejado de operar a consecuencia de la pandemia, según datos de INEGI por voz de su Coordinador, Ricardo Torres. Este dato se suma a lo que en la nación va a seguir pasando sino se toman medidas del gobierno para apoyar y sostener lo que representan las fuentes de empleo y la sobrevivencia de los negocios de donde se sustraen los recursos para sostener en operatividad del propio gobierno en sus tres niveles. En números concretos, el informe agrega que el número de empleos afectados sería de 30 mil, lo que es sumamente grave y aumenta el nivel de pobreza de la población.

CANACO  a través de su  Presidente en Cuernavaca ha manifestado y advertido sobre lo complejo de la situación en que se adentra la sociedad por la pérdida de empleos y negocios y ha exhortado a algo que no ha entendido ni el gobierno federal y menos el estatal o municipales: Hacer planes de contingencia y realizar labores conjuntas para impedir que se siga deteriorando la economía.

La situación es seria para quienes están en la vorágine del problema y para trabajadores y empresas, afectadas de esta situación pero la insensibilidad estatal y municipal, sumada a la ceguera presidencial hace que las posibilidades de sobrellevar el problema se agrave con el transcurso del año entrante. Estamos ciertamente en graves dificultades y más ante la sordera de quienes pueden y deben enfrentarlo: Las autoridades municipales, estatales y federales que bien pueden comenzar por reducir cargas y requisitos fiscales y modificar reglamentaciones ociosas y absurdas a empresas y ciudadanos, con tal de detonar la economía.