Juego de Manos - Radiador Springs

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Radiador Springs

En el año presente, van 3 ocasiones en que se activa la contingencia ambiental en el Valle de México, que enciende protocolos restrictivos para la movilidad vehicular como el doble “Hoy no Circula”. La semana pasada fueron dos los momentos en los que se presentó una contingencia ambiental, la primera, de lunes a miércoles, y la segunda, de jueves a viernes. Como contexto, el año pasado fueron 4 las veces en que se activó esta contingencia, y en 2016 se alcanzó la cifra récord de 10 ocasiones.

Aunque pareciera que las condiciones en la capital iban en constante mejora durante los últimos años, hay que tener presente que esto no se debió a que el problema de contaminación en la urbe haya sido resuelto, sino que se explica a partir de que —con la pandemia— el movimiento urbano disminuyó de manera notable, puesto que la gente, por un rato, optó por quedarse en casa. En el contexto previamente mencionado, diversas empresas y centros de trabajo optaron por implementar dinámicas de teletrabajo, con la finalidad de dar continuidad a sus actividades mientras que protegían la salud de sus personas trabajadoras; lo cual redujo los índices de contaminación por transporte vehicular, pero aumentó el consumo de energía dentro de los hogares.

Este fenómeno se replicó a lo largo del globo. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la pandemia por covid-19 trajo consigo en 2020 una reducción del 6% de emisiones globales de CO2 relacionadas con el consumo energético, la disminución más pronunciada desde la Segunda Guerra Mundial. Esta “buena noticia” fue efímera, pues para diciembre del año antes enunciado, estos contaminantes tuvieron un ascenso considerable. La pandemia fue un curita para una hemorragia, y el pegamento ha perdido su fuerza.

Hoy, vemos que los impactos del virus en las dinámicas sociales son mucho menores a lo que ocurría en 2020. La pandemia da indicios de estar llegando a su fin y, con ello, se vislumbra en el horizonte el regreso a lo que en algún momento llamamos normalidad. Esto es benéfico, pues implica una reactivación paulatina de las actividades económicas que fueron impactadas de manera negativa a partir de la crisis sanitaria (aunque, luego de las consecuencias de esta en el terreno económico, podemos esperar que no se cuente con las mismas ganancias que como ocurría previo a la pandemia); no obstante, también implica un regreso de las acciones que perjudicaban directamente aspectos importantes de nuestra vida diaria, como lo es la contaminación.

Ahora, con la luz al final del túnel a la vista, valdría la pena reflexionar sobre el rumbo que queremos tomar hacia adelante. Las grandes ciudades del país están pensadas en favor de la movilidad de automóviles privados, dejando en segundo plano un sistema de transporte público efectivo y de calidad y; en un tercer lugar muy distante, el tránsito peatonal.

Proveer espacios de circulación peatonal ofrece ventajas integrales a nivel social, puesto que son puntos de encuentro y de fortalecimiento comunitario, lo que tiene impactos positivos en materia de seguridad, de desarrollo económico, de salud pública y de reconstrucción del tejido social. Una de las lecciones que debemos aprehender de la pandemia es que el alto índice de tránsito vehicular, bajo las condiciones correctas, puede ser reducido. Debemos utilizar esta experiencia para replantear las dinámicas urbanas, con la finalidad de construir un futuro más sustentable y comunidades con mayor fortaleza.

 

Por cierto

 

Con respecto al Día de las Madres, adelanto una felicitación enorme a quienes, con amor incondicional y esfuerzo que mueve montañas, día con día dan todo de sí por el bien de sus hijas e hijos. Ahora, además de los globos y los apapachos, vale la pena que, como sociedad, utilicemos este y los días posteriores para reflexionar en torno a la manera en que construimos el rol de madre dentro del imaginario colectivo.

Aunque tradicionalmente el papel de las madres ha sido romantizado como el de un pilar para las familias, hay que extender el espectro que construimos sobre las responsabilidades de las mamás en el país, pues en México existe una diversidad importante de madres que desempeñan distintas tareas en favor de sus espacios, que superan o salen del panorama tradicional que se les ha adjudicado: el del cuidado de la niñez y la administración de la casa.

El problema no está en dividir las tareas entre quien provee económicamente al hogar y quien se dedica a las tareas dentro del mismo, sino que en el proceso suele minimizarse uno de los lados: el de administrar una casa, de cuidar y educar a la infancia y otros asuntos al interior de la vivienda. De igual manera, resulta problemático que, a partir de traer recursos económicos, se deslinde de responsabilidades que deben ser compartidas por las personas que habitan un mismo espacio, puesto que los trabajos que se realizan en el exterior no eximen de los deberes con el hogar, que son compartidos.

Finalmente, es negativo que estos papeles tradicionales pretendan ser cimentados como el modelo único de dinámica dentro del hogar y, por lo tanto, se busque reproducir y homologar las actividades internas de los hogares. Hoy en día, a partir de las diversas dinámicas sociales que han cambiado o que han nacido a partir del contexto presente, podemos dar cuenta que las tareas son muchas, que los roles son variables, y que el mejor modelo es aquel que se acople a las necesidades de cada casa.

 

El concepto clave es responsabilidad compartida:

diegopachecowil@gmail.com