Juego de Manos - Posturas carentes de altura

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Posturas carentes de altura

A la par del arranque de la nueva Legislatura en el Senado de la República, se llevó a cabo el Foro Internacional 2021 “De la mujer embarazada en estado vulnerable”. Un espacio organizado por integrantes del Grupo Parlamentario de Acción Nacional y que contó con participantes como Jesús Rendón “Tumbaburros”, Santiago Abasca, presidente del partido de ultraderecha español Vox, Agustín Laje, impulsor antiaborto argentino y Eduardo Verástegui, actor mexicano. El tema central fue el aborto y, evidentemente, a partir de los perfiles participantes, la postura fue en contra del derecho de las mujeres de decidir sobre su cuerpo y su maternidad.

En este sentido, permeó el discurso en contra de los movimientos en favor de los derechos humanos que se desarrollan en nuestro contexto, los cuales fueron condenados a partir de una retórica en torno a la moral y la Iglesia. Desde la utopía de defender las dos vidas, hasta el plan de Dios que los llevará a la victoria en el espacio político contra la ola progresista, pareciera que lo único que hizo falta fueron mensajes solidarios y soluciones enfocadas en las mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad. Pero bueno…

Ese mismo día, se llevó a cabo una reunión entre senadoras y senadores del PAN y Santiago Abascal, donde firmaron la “Carta de Madrid: En defensa de la libertad y la democracia de la Iberosfera” un documento con el que se deja como entendido que “el avance del comunismo supone una amenaza seria para la prosperidad y el desarrollo”, y se establece el peligro que corre la “Iberósfera ” (donde sea que esta se encuentre) debido a regímenes totalitarios y autoritarios.

Por su parte, el Partido Acción Nacional difundió un comunicado en el cual se deslinda de la reunión entre senadoras y senadores de su bancada y Vox ya que, argumenta, esta se dio por la voluntad individual y libre de quienes asistieron (es decir, sin el aval partidista) y que, por otro lado, la alianza del partido en España es con el Partido Popular, no con Vox.

A todo esto, ¿qué es Vox? El nombre quizá te suene conocido, ya que este partido de ultraderecha español ha estado en el ojo del huracán en más de una ocasión. Su ideología los coloca en contra del aborto, la diversidad y la independencia de Cataluña.

La más reciente controversia ocurrió el pasado 13 de agosto, cuando la institución se volvió tendencia en México al publicar a través de redes sociales un mensaje sobre La Conquista, en el que señaló que “España logró liberar a millones de personas del régimen sanguinario y de terror de los aztecas”. Así, cínicamente, este partido declaró a España como el libertador de los pueblos prehispánicos; y México, quienes recibimos esta libertad, dimos gracias por las masacres, la imposición religiosa, el despojo cultural, el saqueo de nuestras riquezas, las violaciones y demás benevolencias ¿no?

Estos hechos pueden resultar contraproducentes para el partido, al impactar de manera negativa su simpatía con el sector joven, quienes fueron un grupo poblacional crucial durante las pasadas elecciones intermedias y, a su vez, uno de sus públicos clave durante las elecciones presidenciales del 2018.

Las ideologías en los partidos han quedado rebasadas, la congruencia con la identidad partidista ha dejado de ser rentable (como lo hemos visto en procesos electorales pasados) y, si bien la amenaza del comunismo y los símiles con países latinoamericanos pueden llamar la atención de algunas personas, esta no es suficiente para ganar de una simpatía social mayoritaria. Hace falta más.

Finalmente, quien se haga de la bandera de la oposición desde ahora y hasta finales del 2023 será el rival a vencer para Morena en las elecciones del 2024. La configuración del tablero político sigue siendo incierta, con el partido del presidente enfrentado consigo mismo y con quien le haga malas caras (¡mala copa!). La oposición, por su parte, se mantiene gris con el PAN como principal fuerza, aunque sin perfiles que hasta ahora le sean rentables para la próxima contienda presidencial.

Desde este espacio, resalto que ni los derechos ni la lucha de las mujeres (y, de hecho, toda lucha por justicia social) deben quedar a la merced del juego político. En el contexto presente, estas líneas aplican para ambos lados de la moneda. Tanto la falsa identidad y apoyo hacia un movimiento, como los ataques en su contra con fines lucrativos, son posturas carentes de altura.

 

Por cierto

 

La semana pasada, el Poder Legislativo retomó sus actividades ordinarias en Morelos y a nivel Federal. Este segundo trienio será completamente distinto a lo que hemos presenciado en la primera mitad de la administración federal, ya que las fuerzas mayoritarias se han reducido, las y los cazadores de cabezas alistan sus cuchillos y la luna de miel del partido en el poder parece haber llegado a su fin. Ahora sí, vienen las negociaciones duras.

En el Congreso de la Unión, será difícil pasar las legislaciones pendientes enviadas desde el Palacio Nacional. El estandarte morenista se consolida en la Cámara de Senadores mientras que la oposición se fortalece dentro de la Cámara de Diputados. Reformas constitucionales como la que se pretendía llevar a cabo en materia electoral serán poco viables (si no es que imposibles) frente a un bloque opositor completamente antagonizado.

La capacidad de negociación y construcción de acuerdos será crucial en este contexto para impulsar reformas y recursos legislativos. Ejemplo de ello lo pudimos observar en el Senado el jueves pasado, cuando se discutió y posteriormente aprobó la Ley Reglamentaria de Revocación de Mandato. El gran debate se dio en torno a dos puntos. Primero, sobre la pregunta, ya que el bando presidencialista pretendía que se redactara en modo positivo (para ratificar al Ejecutivo Federal) y la oposición abogaba por un tono negativo (para castigar al Ejecutivo Federal). El segundo punto del debate se centró en la posibilidad o no de que el presidente o la presidenta en turno pudieran opinar e informar respecto a este proceso.

Luego de más de 12 horas de negociación, se alcanzó un consenso con una pregunta que combina ambas posturas y sin la reserva que pretendía dar pie a la opinión presidencial. A pesar de que Morena y sus aliados en el Senado tenían los números para aprobar esta ley, se optó por el diálogo. Fue un buen inicio para los próximos 3 años que pintan para ser conflictivos dentro y fuera del Poder Legislativo.

 

Se viene lo bueno:

 

diegopachecowil@gmail.com