Juego de Manos - Mansplaining 101

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - Mansplaining 101

Seguramente, en días pasados te encontraste con el video de un hombre de cabello negro, camisa blanca y rompe vientos negra con la leyenda “Cultura”, quien llama a las mujeres a revelarse contra el sistema machista a través de la lectura, pues “ahí están descritos los caminos para su revolución”. El hombre en cuestión se llama Marx Arriaga, y el discurso se dio durante un evento en Hidalgo, el pasado 21 de febrero de 2020, cuando fungía como Director de Apoyo Bibliotecológico de la Dirección General de Bibliotecas.

En el mismo audiovisual, Marx continúa dando el ejemplo de cómo se hace el Mansplaining “Necesitan dos cosas: Uno, cultura, lo cual les dará identidad y dos, educación, para desarrollar un pensamiento crítico. ¿Quieren ambas? Asistan a la biblioteca pública”. No te preocupes, yo pregunté.

Ahora, ¿quién es este personaje? Bien, él ahora se desarrolla como director general de Materiales Educativos de la Secretaria de Educación Pública (SEP), quizá lo reconozcas por su más reciente controversia, una convocatoria para rediseñar las portadas de los libros de textos gratuitos y, en un acto de total congruencia con ellos, el trabajo se remunerará con una sonrisa y las gracias, pues no habrá pago por este trabajo.

A esta problemática se le debe agregar el hecho de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) encargó a maestros jubilados las secuencias didácticas de los 18 nuevos libros de Español, Ciencias Naturales, Historia, Geografía y Atlas, de tercero a sexto grado de primaria. Ello, sin que los encargados cuenten con los conocimientos en diseño y pedagogía necesarios para realizar satisfactoriamente esta encomienda.

Las decisiones tomadas por Marx Arriaga parten de una narrativa que ha sido ampliamente utilizada durante esta administración, la del combate a la corrupción, al neoliberalismo y a los poderes económicos, en beneficio de las voces mudas, las víctimas de la segregación y el pueblo de México.

Ahora bien, es indudable que debemos caminar hacia un futuro más incluyente, con conciencia social y acorde a los valores del presente. No obstante, es ilógico pensar que alcanzaremos este futuro a través de manos inexperimentadas. Necesitamos una transición generacional, nuevas caras con el interés de la nación en mente para realizar tareas que conciernen a México, de acuerdo; pero a la buena voluntad y el patriotismo de estas personas les debe acompañar la capacidad de realizar satisfactoriamente estas labores, a través de experiencia o una especialidad en el ámbito.

Asimismo, la bandera del amor al arte para excusar la falta de remuneración por un trabajo es una idea que beneficia únicamente a un grupo en el poder. Es una romanización del trabajo no pagado. “[…] deben sentirse emocionados porque estamos cambiando el país en un asunto tan delicado como lo son los libros de texto gratuitos” señala Arriaga, y sí, pero tal tarea involucra tiempo y conocimientos que representaron una gran inversión para las personas en cuestión y eso, no llegó por generación espontanea.

 

Por cierto

 

La semana pasada se conmemoró el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha para hacer conciencia sobre las implicaciones que este trastorno tiene sobre las personas, así como la responsabilidad social que existe para alcanzar su inclusión.

Como ocurre con el resto de las discapacidades, la verdadera inclusión no está en la diferenciación, sino en la concientización y la normalización de estas, con la finalidad última de que estas personas puedan adentrarse de manera integral a nuestra sociedad. De ahí que valga la pena hacer un recuento general de las características de este trastorno, así como los desafíos que enfrentamos como país para hacer de este uno verdaderamente incluyente.

Bien, el Trastorno del Espectro Autista (TEA) abarca una serie de trastornos del espectro neurológico que incluyen características que definen el núcleo de la socialización deteriorada, patrones de conducta restringidos y repetitivos, así como la alteración de la comunicación verbal y no verbal.

Es decir, las personas con TEA enfrentan desafíos, en la mayoría de los casos, en el aspecto social, emocional y comunicacional; mientras que se desarrollan de manera extraordinaria en otros ámbitos. Asimismo, las personas con esta discapacidad pueden presentar una mayor sensibilidad en uno o varios de sus sentidos, lo que los hace especialmente receptivos, por ejemplo, a olores, sabores y texturas.

Ahora, si bien social e históricamente se le ha dado una carga negativa a la palabra “discapacidad”, la realidad es que estas no definen a las personas y —aunque la manera en que se desenvuelven es diferente a la de las personas neurotípicas— esto en ningún momento representa una imposibilidad de integrarse a las dinámicas de nuestra sociedad. El reto está en dejar atrás el hermetismo de nuestra sociedad, para permitir que la totalidad de la diversidad de personas pueda entrar.

El diagnóstico e intervención temprana del TEA tienen beneficios importantes para las personas que cuentan con esta discapacidad; no obstante, existe poca información accesible que permita a madres, padres, tutores o docentes dar pie a estas acciones. En este sentido, el primer paso el reconocimiento y la concientización acerca de esta discapacidad.

Por otro lado, en la esfera de gobierno, es de señalar que hay un camino importante que recorrer para desarrollo de la accesibilidad de los espacios para las personas con TEA, puesto que el paradigma actual enfoca sus esfuerzos en las personas con discapacidades físicas, sin dar cuenta de la existencia de otras discapacidades. Los avances que se han hecho son importantes, pero no suficientes.

Un ejemplo de cómo se pueden adaptar los espacios a las necesidades de este sector se puede ver a través de la “Hora Silenciosa”, un esfuerzo realizado por diferentes establecimientos alrededor del mundo en el cual las instalaciones —durante una franja horaria establecida— hacen sus espacios más accesibles para las personas con TEA, disminuyendo el volumen de la música o bajando la intensidad de las luces.

La tarea social de alcanzar una verdadera inclusión podrá cumplirse únicamente a partir de la empatía. A las personas no neurotípicas se les enseña, en muchos casos, a actuar de acuerdo con las normas dictadas por nuestra sociedad, a esconder su discapacidad para encajar en lo que es visto como “normal”. No obstante, a nosotros —las personas neurotípicas— no se nos inclina a realizar un ejercicio de empatía hacia el otro lado. No se nos enseña a conocer y reconocer las fortalezas y dificultades de las personas que son diferentes a nosotrxs.

Por ello, un paso importante para convertirnos en una sociedad más incluyente hacia las personas con este trastorno (y, de hecho, con cualquier tipo de discapacidad) es el de trabajar en nuestra empatía, en el reconocimiento de personas que no cuentan con los mismos privilegios que nosotros y la inclusión de estos sectores a la vida activa de México.

Este texto va especialmente dedicado a mi amigo Adrián, de quien he aprendido el poder de la memoria, la felicidad en “El Juego de los Regalos” y el amor por las películas; y a quien he tenido la gran oportunidad de ver crecer durante estos años. Gracias por permitirme ver el mundo a través de tus ojos. Desde la distancia, te envío un gran abrazo.

 

Abril es azul:

 

diegopachecowil@gmail.com