Juego de Manos - El León / The Lion

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - El León / The Lion

“¿No que muy lión? […] ¡para que sientas lo que sentimos!” fueron algunas de las frases introductorias a una golpiza propinada por un grupo de pasajeros de una combi en la carretera México-Texcoco, en el Estado de México, a un hombre que pretendía asaltarlos.

Para contextualizar brevemente este hecho, vale la pena recordar que, de enero a noviembre del año pasado, se contabilizaron más de 8 mil robos a transporte público en el Estado de México, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). La delincuencia —a nivel micro y macro— no es ni nueva ni invisible, sino que desde años previos es una de las principales problemáticas que aquejan a las y los mexicanos en todo el país.

Ahora bien, volviendo al tema. El video del acontecimiento fue subido a internet y las redes no se hicieron esperar para posicionarse al respecto. En poco tiempo, el “ratero de la combi” se volvió la temática principal en las páginas de memes y se abrió una discusión en torno a si los ciudadanos hicieron bien o no.

Hubo quienes se refirieron a ello como una vendetta social, un ajuste de cuentas en el que los victimarios pagan un poco de lo que le deben a las víctimas; señalando, además, que el asaltante lo tenía merecido por su carácter de mala persona. Todo esto dentro de un contexto en el que la seguridad brilla por su ausencia. Por otro lado, hubo personas que abogaron por que los ciudadanos no deben tomar la impartición de justicia por sus propias manos; argumentando, a su vez, que el criminal no se forma por una malicia interna, sino por las condiciones sociales que le rodean.

Bien, antes de entrar al análisis es importante señalar que no hay excusa para los asaltos y el crimen. El acto (aunque frustrado) de asaltar el transporte público y despojar de sus pertenencias a los pasajeros es intolerable y un problema grave en todo el país.

Habiendo establecido este primer punto, es de señalarse que los actos delictivos no se generan de manera espontanea, sino que tienen causas tangibles y, hasta cierto punto, mensurables: el sistema económico actual genera altos índices de desigualdad y pobreza en el país. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en 2018 48,8% de la población mexicana (es decir, 61.1 millones de personas) vivían en situación de pobreza y 16.8% en situación de pobreza extrema.

Para poder dimensionar lo anterior, recordemos que se considera a una persona en situación de pobreza cuando tiene una o más carencias sociales (que incluyen educación, acceso a servicios de salid, acceso a seguridad social, calidad y espacios de vivienda, servicios básicos y acceso a la alimentación) y que no tiene ingresos suficientes para satisfacer sus necesidades. Una persona en situación de pobreza extrema, por otro lado, tiene por lo menos tres carencias sociales y, aunque invirtiera todos sus ingresos en su alimentación, no tendría lo suficiente para vivir una vida sana.

Con esto en mente, debemos comprender, también, que el problema de pobreza y pobreza extrema en México trasciende a las personas afectadas por ello. Es un problema estructural, antiguo y enraizado. Ya estamos grandes para pensar que “el pobre es pobre porque quiere” o que “todos podemos salir adelante si le echamos ganas”. El problema de desigualdad socioeconómica que existe hoy en el país (y en el mundo) parte de una falla en el propio sistema económico, que permite a la clase alta seguir fortaleciéndose a costa del bienestar del resto. No podemos cerrar los ojos ante esta problemática.

Por otro lado, no podemos caer en acciones pasionales como “resolución” o reacción de los problemas sociales.  El linchamiento social y los “héroes anónimos” creados a partir de ello, demuestran un rompimiento profundo en el tejido social a partir del hartazgo por la incapacidad del Estado de proveer seguridad y garantizar el respeto de los derechos de las personas. Y esto, nos debilita como sociedad.

Entonces, ¿qué hay que hacer? Aquí hay dos puntos que deben atenderse ya. Por un lado, la ciudadanía debe dejar de tomar la justicia por sus propias manos. Más allá del ámbito jurídico, el descontrol que se desata cuando esto ocurre es el aliado perfecto de las tragedias. La denuncia debe ser el arma predilecta de las y los ciudadanos contra el crimen.

Ahora, un punto igual de urgente es el que las autoridades de todo el país fortalezcan el sistema de seguridad y de impartición de justicia. No es suficiente contar con las denuncias ciudadanas si estas serán ignoradas por las autoridades, si los procesos no serán completados, o si el poder económico podrá más que la entrega de justicia a las personas afectadas por el crimen.

Para avanzar como sociedad, el Estado debe dejar de defraudar a las víctimas brindándoles de mecanismos que prevengan nuevos crímenes, atiendan los actuales y reparen los daños causados por la gran inseguridad que se vive en el país. Mientras el gobierno no de certeza a la ciudadanía de que el aparato del Estado está de su lado, seguiremos viendo héroes sin capa y verdugos sin juez.

 

Por cierto

Errores, errores, errores

 

¡Güüüüeeeey, Acapulcooooo!: La cuenta oficial de la Secretaría de Turismo Federal compartió una campaña de incentivación al turismo en Acapulco titulada: #MomImInAcapulco, la cual llamó la atención por su contenido superficial, apelando a un estilo de vida ostentoso, ignorando los tesoros del puerto y sin tomar en cuenta el contexto epidémico en el que nos encontramos. Ante las reacciones negativas, la Secretaría de Turismo y el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo se deslindaron del contenido, mientras que Fer y Santi ya planean sus próximas vacaciones.

 

Horncow / Cuernavaca: El sitio de promoción turística del país, VisitMexico, lanzó una serie de recomendaciones para algunos importantes destinos turísticos en México… a partir de una extraña traducción de sus nombres. Desde los literales New Lion (Nuevo León) y Hidden Port (Puerto Escondido), hasta los inexplicables Noble (Hidalgo) y Jumpsuit (Tulum). Obviamente, los memes y las burlas no se hicieron esperar, mientras que la pregunta prevalece: ¿por qué?

 

Observando la humedad: La cuenta de Twitter de la Secretaría de Cultura lanzó una invitación a todas y todos para ver una serie de micropoemas acompañados de música de flautas transversas y movimientos corporales titulada “gotas”. ¿El problema? que “ver” y “gotas” no se llevan bien juntas, y las personas pudieron darse cuenta de ello, con lo que esta se metió derechita al centro de la controversia.

 

Ay, Little Mexico / Ay, Mexiquito:

 

diegopachecowil@gmail.com