Juego de Manos - De filtraciones y heroismo nacional

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - De filtraciones y heroismo nacional

El Caso Lozoya nos tiene con el Jesús en la boca. El chisme se pone cada día mejor, embarrando a expresidentes, legisladores, figuras públicas e instituciones por igual. Todas y todos tenemos las palomitas preparadas para el combate político que se desató desde que Emilio “N” comenzó a declarar.

A partir de que la información del caso empezó a filtrarse, los deslindes de responsabilidades y negaciones de culpa no se hicieron esperar. Pronto, relaciones laborales, amistosas y partidistas se cortaron de tajo; nadie quiere tener un ancla que le quite impulso, mucho menos teniendo tan cerca el próximo proceso electoral. En política, todas y todos son amigos, hasta que dejan de serlo.

Fue especialmente llamativa la revelación (firmada, presuntamente, por el hermano de Emilio Lozoya) de un video en el que se muestra a Rafael Caraveo y Guillermo Gutiérrez Badillo (extrabajadores del Senado de le República) recibiendo sobornos millonarios por parte de un tercero. Gutiérrez, quien antes de esta difusión fungía como secretario particular del gobernador del Querétaro, Francisco Domínguez, fue destituido de su cargo.

Y así, la guerra de leaks comenzó. Al poco tiempo de que se filtrara el video de los sobornos en el Senado (o, según Sergio Sarmiento, la nómina del recinto); un nuevo video-escándalo fue revelado por Carlos Loret de Mola. En este se puede observar a Pío López Obrador, hermano del presidente, recibiendo grandes sumas de dinero (o, según John Ackerman, pequeñas bolsas de papel con donativos) de David León Romero, excoordinardor nacional de protección civil.

A partir del leak, el escuadrón de la 4T tomó sus posiciones de defensa del mandatario, asegurando que su integridad quedaría intacta, que sus principios eran fuertes y que él no dejaría que su relación familiar con Pío se interpusiera en su incansable búsqueda de justicia.

Los mensajes se alinearon y las filas se cerraron, el único problema fue que, al parecer, nadie notificó a la familia presidencial sobre la línea discursiva que se manejaría para esta crisis. Contra todo pronóstico (de sus defensoras y defensores) López Obrador salió en defensa de su hermano, excusando/justificando sus acciones.

Desde la óptica del presidente, lo que se puede apreciar en el video de su hermano no es un acto de corrupción, sino que se trata de una cooperación económica para el movimiento por parte de simpatizantes, por lo que de ninguna manera se puede equiparar a lo que se ha señalado en el caso Lozoya. Mientras tanto, Beatriz Gutiérrez comparó el hecho con las hazañas de Leona Vicario quien, a sus ojos “dio dinero [a la causa independentista] y no la grabaron”. Vaya, en un abrir y cerrar de ojos, Pío López Obrador pasó de ser un miembro más de la familia presidencial a héroe nacional a la altura de la Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria. Bien por él.

A partir de ello, la línea de comunicación cambió y, como es costumbre, las descalificaciones a la oposición dieron inicio. Ya no era más una conversación sobre la integridad y los principios del presidente, sino sobre el juego sucio y el oportunismo político de quienes hacían uso del video para cuestionar al gobierno. Un complot.

Bien dicen que la historia tiende a repetirse, pero es sorprendente la rapidez con la que esto ha ocurrido en lo que va del sexenio. La estrategia de manejo de crisis del presidente ha sufrido mínimas modificaciones en cuanto a contenido discursivo se refiere. La descalificación del oponente sobre el debate público sigue siendo el arma predilecta para resolver conflictos y salir de apuros. Será interesante ver por cuanto tiempo más dará resultado.

 

Rentabilidad política

 

Llama la atención la facilidad con la que se filtra información y evidencias del caso que tiene a la clase política mexicana con la guardia en alto.  La Fiscalía, que parece ser desagüe de videos y documentos, no debe estar muy contenta por estas filtraciones, que únicamente entorpecen la investigación.

No obstante, esta no parece ser una preocupación para el presidente de la República, que en su conferencia mañanera señaló que la información, nombres y detalles de la investigación del caso Lozoya deberían ser accesibles por todas y todos, a través de redes sociales y televisión convencional. Ello, al tratarse —desde su perspectiva— de un caso de interés público nacional. Pero ¿por qué poner en riego los posibles avances de esta investigación solo para explotar su visibilidad y atractivo? A no ser que este caso sea más valioso por su rentabilidad política que como herramienta de combate a la corrupción.  

Desde el inicio de su administración, Andrés Manuel López Obrador, (o López, para los no-cuates) ha tenido un talón de Aquiles que no ha podido resanar: su inacabable necedad por anteponer su imagen sobre cualquier otra cosa, una problemática que ha sido señalada en este espacio en numerosas ocasiones.

AMLO es un excelente político. Es muy habilidoso en el uso de la retórica, ha sabido sacarle el mayor jugo a las coyunturas propias y ajenas, su aprobación se ha mantenido por encima del 50% (contra el pronóstico de muchas personas), tiene un liderazgo casi inamovible dentro de su partido y mantiene con recelo su espacio dentro de la agenda de todas las semanas. 

Muy probablemente, las filtraciones que se han dado han sido acordadas y planificadas. También, es posible que el video del hermano del presidente haya pasado un rato sobre el escritorio de Loret antes de que se haya decidido hacerlo público. Nada de esto ha sido al azar, este juego de ajedrez está premeditado y la buena sincronización será la clave de la vitoria. Veamos quien tiene la mejor estrategia.

 

Por cierto

 

El sábado 22 de este mes, la humanidad se acabó los recursos naturales correspondientes al 2020. Con 4 meses restantes para concluir el año, necesitaremos encontrar pronto una segunda Tierra para satisfacer la demanda de bienes de nuestra especie… o modificar nuestro sistema de producción, consumo y desecho de productos y servicios; apostando por un modo de vida ecológicamente responsable y un sistema productivo sustentable. Lo que ocurra primero.

Actualmente, la humanidad consume lo equivalente a como si viviéramos en 1.6 Tierras. Se ha dicho hasta el cansancio: el ritmo con en el que explotamos los recursos naturales de nuestro planeta es insostenible, estamos enfrentando un escenario catastrófico y nos acercamos al punto de no retorno.

Debemos mejorar nuestros hábitos de consumo, pasar de la cultura del desecho a la de la reutilización y exigir que aquellos agentes privados y públicos que generan el mayor impacto negativo en el medioambiente actúen de manera responsable, para transitar hacia una existencia como especie verdaderamente sostenible. Estamos en una carrera de tiempo que no podemos darnos el lujo de perder.

 

 

Jaque mate: 

  

diegopachecowil@gmail.com