Juego de Manos - De escribanos y falsificadores

En opinión de Diego Pacheco

Juego de Manos - De escribanos y falsificadores

La Plaza de Santo Domingo, en la Ciudad de México, es un espacio cultural edificado donde fue la casa de Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica. Ahí podemos encontrar el Templo de Santo Domingo —un templo barroco del siglo XVIII de la orden de los dominicos— y también una fuente con la estatua de Josefa Ortiz de Domínguez.

A esta riqueza arquitectónica y cultural hay que agregarle su bagaje histórico puesto que, siglos atrás, los portales de Santo Domingo solían ser el sitio de trabajo de los escribanos, quienes realizaban cartas por encargo para aquellas personas que no sabían escribir. Sus herramientas evolucionaron con el tiempo, sustituyendo las plumas de ave por máquinas de escribir, agilizando el trabajo.

Hoy, esta larga tradición ha mutado para ofrecer invitaciones para eventos especiales como bodas, XV años, bautizos y demás. Es decir, además de su riqueza cultural, este sitio en la Ciudad de México es frecuentado en antelación a los eventos importantes. Asimismo, dicen las malas lenguas (y las no tan malas, también) que este es el sitio para tramitar escritos que salen del marco de la legalidad. Quienes buscan hacerse de documentos falsos acuden a esta plaza en busca de ellos, ya que aquí puedes encontrar certificados de estudios, pasaportes, cédulas profesionales y un sinfín de documentos hechos a la medida.

Estas prácticas datan de generaciones atrás y sus métodos se han ido perfeccionando hasta volverse una industria con la tecnología y las disciplinas necesarias para que, en algunos casos, estos documentos falsos pasen desapercibidos por los ojos de la autoridad —énfasis en algunos casos—.

Ahora, en el contexto de la pandemia, esta plaza es sede de documentación falsa referente al covid-19. Desde pruebas de coronavirus positivas o negativas hasta certificados de vacunación; los comprobantes se hacen a solicitud de la clientela que únicamente debe proporcionar el nombre, la fecha y las especificidades que quieren (como lo puede ser el resultado de la prueba o la vacuna que “se le aplicó”), las tecnicidades quedan en las manos de los proveedores.

Ojo, lo que se describe aquí no son trabajos rudimentarios de falsificación, sino redes complejas de trabajo que van desde el diseño de los papeles hasta su digitalización y, en el caso de los certificados de vacunación, códigos QR funcionales que se pueden abrir desde un dispositivo móvil. 

Esto es alarmante por múltiples factores. A plena vista, la aparente accesibilidad de cualquier persona a documentos falsos que, evidentemente, ponen en riesgo su salud y la de las personas a quienes rodea —mientras que fomentan el esparcimiento del virus a partir de la exención de responsabilidades—. No obstante, algo igual o más preocupante es la velocidad con la que estos grupos delictivos reaccionaron a las medidas implementadas por el gobierno mexicano.

Hace apenas un par semanas comenzó a operar el portal mediante el cual las y los mexicanos ya vacunados pueden tramitar su certificado de vacunación de manera sencilla y gratuita. Hoy, este ya se puede obtener de manera ilegal en formato físico y digital. Quienes venden estos certificados se han aprovechado de la carencia de un sistema de registro efectivo, así como de los vacíos que aún existen —en México y en el mundo— para burocratizar esta enfermedad. La oferta de estos documentos se sostiene con una demanda constante y su especialización parte del volumen de la demanda. Este es un esquema de crimen y complicidad complejísimo, con posibilidad de generar daños que trascienden la individualidad. Aguas.

 

Por cierto

 

¿Seguimos hablando de personalidades de internet? Naim Darrechi es el tiktoker más popular de España, con 26.7 millones de suscriptores tan solo en esa red social. Probablemente hayas escuchado su nombre en los últimos días, pues ha sido duramente criticado en redes sociales luego de una entrevista que sostuvo con el Youtuber Mostopapi, donde admitió no usar condón durante sus encuentros sexuales y eyacular dentro de sus parejas sin su consentimiento. En sus propias palabras “No puedo, me cuesta mucho con condón, entonces, nunca lo utilizó. Hasta que un día dije: Tío, es raro que no haya dejado embarazada a ninguna así tantos años, así que voy a empezar a acabar dentro siempre”.

Posteriormente, cuando se le cuestionó sobre la reacción de las mujeres con quien sostiene los encuentros, él respondió que les miente diciendo que es estéril o que se hizo la vasectomía “Les digo: 'Tú tranquila que yo me he operado para no tener hijos' y cuando me llegue el hijo ¡Bendito sea! pero yo creo que no llega”. Vaya, eso no mola nada.

Empecemos por lo más básico: el condón no es solo un método anticonceptivo, sino una barrera contra enfermedades de transmisión sexual; en ese sentido, el no usarlo nunca incrementa el riesgo de embarazos no deseados y propicia la propagación exponencial de enfermedades.

Ahora, entrando de lleno a la entrevista, él normaliza claros actos de violencia sexual y banaliza la gravedad de la irresponsabilidad sexo-reproductiva. Por si esto fuera poco, las palabras vienen de una voz que se ha expresado anterirmente en contra del aborto, al compararlo con un asesinato pagado con impuestos. Entonces, surge la pregunta, ¿qué pasará si bajo esta lógica embaraza a una mujer sin su consentimiento? ¿Respetará la decisión de ella sobre su cuerpo? Esperemos no tener que averiguarlo.

También, preocupa que este pensamiento no es exclusivo de quien ofreció la entrevista, sino que es una idea compartida por muchas personas alrededor del mundo —por un lado, por quienes lo ejercen sin darle mayor importancia y, por otro, quienes son víctimas y reprimen su disgusto porque se les ha dicho que “no es para tanto”—.

Ojo, lanzar mensajes de este tipo al aire no es poca cosa, aún más cuando se toma en cuenta la audiencia de 26 millones de personas que siguen al tiktoker. No debemos caer en una sobreestimación de la retórica del influencer, pero sería ingenuo ignorar que estos mensajes pueden poner en peligro a miles de personas, ya que en el discurso da su aprobación a prácticas de abuso sexual. Hagamos un ejercicio rápido: si el .1% de los seguidores de Naim confirman sus creencias con esta entrevista y proceden a llevarlas a cabo, estaríamos hablando de 26 mil 700 casos de abuso sexual derivados de las palabras del influencer.

Finalmente (y, quizá, lo más grave), es que este tipo de prácticas no surgieron por generación espontánea, sino que parten de un sistema que les dio el valor y validez que tienen hoy en día. Entonces, si enfocamos la vista en Naim Darrechi, este es un caso repulsivo, vergonzoso e irritante; pero conforme se aleja la mirada, lo repulsivo encuentra raíces, lo vergonzoso se convierte en alarmante y lo irritante da pie a la ira.

 

Usa condón:

 

diegopachecowil@gmail.com