Identidad y memoria histórica

En opinión de Rodrigo Abelardo Botello Martín.

Identidad y memoria histórica

Este concepto de identidad tan usado actualmente, designa al conjunto de características que nos diferencian de las demás personas, de otras comunidades, de otros países. Así,  podemos hablar de identidad personal, identidad de una comunidad, identidad de un país, etc. Este concepto se acerca a lo que creemos que somos y valemos; está enraizado en nuestra historia y se proyecta hacia el porvenir manteniendo esos rasgos esenciales que nos definen y diferencian de las demás personas, pueblos o países. Así, la identidad es lo que permanece en nosotros a pesar de todos los cambios sufridos al pasar el tiempo, la conciencia de lo que somos.

Así, cuando vemos una foto de nuestra niñez o una de la comunidad en tiempos de nuestros abuelos, reconocemos que a pesar de las transformaciones acontecidas, sigo siendo yo y mi comunidad sigue siendo ella. Este sentimiento de permanencia es lo que llamamos identidad.

Por la anterior, podemos comprender que la  memoria es parte importante de la propia identidad. Una persona que viviera solamente del presente, o del anhelo de obtener un futuro, sin detenerse a recordar su pasado, no sabría quién es.

En ese afán de fortalecer nuestra identidad como morelenses es que me permito hacer algunos apuntes históricos en este espacio, esperando contribuir a despertar la inquietud por la investigación histórica de mis amables lectores.

Existen antecedentes, que señalan que en la época prehispánica nuestro pueblo, perteneciente a la civilización Tlahuica, tenía una profunda vocación pacifista, ¡eran partidarios de la paz! Esto a pesar de que sufrían constantes ataques de pueblos vecinos. Una de sus actividades preponderantes fue la producción de textiles.

Después de la conquista, la mayor parte del territorio de Morelos formó parte del Marquesado de Oaxaca, que le fue dado al conquistador Hernán Cortés en recompensa por sus hazañas en la adquisición de los territorios obtenidos para el reino de España. Este territorio se encontraba ocupando parte del actual Estado de México y de Guerrero.

Vale la pena mencionar que al ser el Estado de Morelos propiedad privada del conquistador y luego de su descendencia, no se edificaron en él el tipo de construcciones majestuosas que existen en otros estados de la República, por eso, un poco en broma decimos que en Morelos sólo existe un palacio: El palacio de Cortés.

Asimismo, durante la colonia la economía de Morelos se basó en  la producción generada por las 22 haciendas que existieron en esa época, y famosas aun hasta la fecha. Dichos bienes se encontraban en manos de 16 familias que tenían como sistema de organización las tiendas de raya… ¡tristemente célebres en nuestra historia! Viviendo así, en alguna forma, a la usanza estilo feudal. Especialmente resalto la producción de azúcar que a través de estas haciendas formaron una auténtica vocación azucarera que se extendió a varios de nuestros municipios por más de 400 años. Es sabido que nuestro estado alcanzó, a mediados del siglo XX, ser el principal productor de azúcar del mundo.

 En la independencia de México las cosas no cambiaron sustancialmente para nuestro pueblo, en cuanto que fue hasta el año de 1859 que por decreto del Presidente Don Benito Juárez García se da la erección del Estado de Morelos.  El primer gobernador constitucional fue el General Francisco Leyva.

Es ante este escenario, que detona en el país el movimiento de la Revolución Mexicana. Hay muchos próceres y caudillos que surgen acompañando el Plan de San Luis dictado por Francisco I. Madero, que  fuera presidente de México, pero para nuestro Estado lo más sobresaliente es que surge la imagen inspiradora del General Emiliano Zapata Salazar, quien hoy en día y en todo el mundo sigue inspirando los sueños de libertad y justicia, entre adultos y jóvenes universitarios, niños de primaria y secundaria con su emblemática esencia y la profundidad de sus postulados.

Por hoy quisiera dejar en la mente de los lectores estos bosquejos  históricos que forman parte de lo que fuimos como morelenses, dejando para otros artículos posteriores, nuevas notas históricas características de nuestro caminar en el tiempo y que por ello, forman parte de nuestra identidad morelense.