Identidad y Educación

En opinión de Abelardo Botello Martín

Identidad y Educación

En las columnas anteriores, he venido compartiendo con ustedes la importancia que en mi percepción tiene el tener una identidad como morelenses, olvidando si hemos nacido aquí o no, afirmando que todos los que vivimos en esta bendita tierra, tenemos compromisos iguales con el lugar donde vivimos, donde tenemos un trabajo y nos ganamos la vida para llevar el sustento a nuestras familias, donde nuestros hijos asisten a la escuela, cualquiera que sea nuestro nivel económico, todos los que vivimos en Morelos obtenemos lo mismo, y por lo tanto también compartimos el mismo compromiso.

Quiero dejar claro la confusión que algunos tenemos de la definición de identidad, la cual tiene una gran amplitud de interpretaciones las cuales tienen valides, como es el sentido de pertenencia, de formar parte de algo. En este sentido en lo único que todos los mexicanos tenemos esa coincidencia, es en el reconocimiento de nuestros símbolos patrios:

El Escudo Nacional. La Bandera de México y el Himno Nacional. Estos símbolos patrios representan nuestra identidad Nacional y despiertan en todos nosotros nuestro gran nacionalismo como mexicanos.

También es muy válida la identidad que se va construyendo en todas las etapas de nuestras vidas, como con los hermanos, primos, tíos y todo lo que es nuestra familia, los amigos del sitio donde vivimos, los amigos de la escuela del grado que estemos cursando, las novias y los novios, hasta que llegamos a formar una familia. Hasta este momento todo lo vivido representa diferentes tiempo y círculos de nuestras vidas, hasta que al formar una familia con la pareja y cuando llegan los hijos comenzamos a formar un nuevo centro de nuestra identidad, y a partir de ahí volveremos a formar nuevos círculos de identidad en nuestras vidas, sin olvidar los que formamos en nuestros trabajos, sin importar el número de ellos que tengamos en nuestras vidas en cada uno de ellos, volveremos crear nuevos círculos de identidad.

Con lo anterior deseo impulsar el reconocimiento consciente o inconsciente de los círculos de identidad que vamos creando a lo largo de nuestras vidas, por lo que si esto ocurre de manera natural podríamos hacerlo de una manera consiente con el lugar donde vivimos de manera permanente.

De manera natural, casi espontanea todos aspiramos a tener un lugar que tenga condiciones confortables para vivir, aspiramos a tener mejores servicios en todo lo que representa la entidad en la que vivimos, incluyendo todo lo que sería factible aspirar, pero en muy pocos casos podemos considerar el compromiso que del mismo tamaño de muestras aspiraciones tenemos con esa entidad.

Estas consideraciones de ninguna manera pretenden definir diferencias sociales o económicas, solamente pretenden reflejar que a la mayor parte de la población nos falta compromiso.

Ya entonces hemos podido definir que la palabra identidad representa compromiso, pero hace mucha falta acompañar a este concepto de definición, el de educación y cultura, iniciando por donde se tenga que iniciar, ya hemos aclarado que del poco más del 50% de morelenses por nacimiento, somos de una primera generación, y otros muy pocos pertenecen a una segunda, lo que de ninguna manera garantiza que estos morelenses sean poseedores de una gran cultura histórica, que pueda garantizar el compromiso con nuestra identidad morelense, hay que iniciar ahora con la reconstrucción de nuestra identidad, como antes lo decía, empezando por donde se tenga que empezar.

La identidad en nuestro estado, solo la lograremos fomentando 2 asignaturas muy claras que son:

Educación y cultura histórica, lo que nos llevará a reencontrar nuestra identidad, que es en los muy jóvenes, en escuelas y universidades, pero también con las organizaciones de la sociedad civil agrupadas en cámaras y asociaciones civiles como aliados para poder iniciar el reconocimiento de los símbolos que serán factor para comprometernos con nuestra identidad.

En otros artículos compartí con ustedes el caso muy exitoso del estado de México para construir su gentilicio de Mexiquense, con su campaña que involucro a toda la sociedad comprometida con la frase que aún se oye de Orgullosamente Mexiquense.