Escala de Grises - Octubre rosa

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Octubre rosa

El pasado martes se conmemoró el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama, como cada 19 de octubre, con la intención de generar conciencia sobre la gravedad de esta enfermedad y la importancia de detectarla a tiempo. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, este tipo de cáncer es el más común a nivel global.

Tan solo el año pasado se registraron más de dos millones de casos, lo que representa que una de cada 12 mujeres se enfermará a lo largo de su vida. Según las cifras proporcionadas por la Secretaría de Salud, el cáncer de mama también es la principal causa de muerte (por tumor maligno) en las mujeres.

En México, los casos reportados durante el veinteveinte fueron 29 mil 929 y el total de muertes ascendió a casi 8 mil. Como en todos los aspectos, la pandemia también tuvo un impacto significativo en estos datos, situación que no suele contemplarse cuando se abordan temas como la “reactivación económica”.

No me malentienda, claro que es necesario acostumbrarnos a la “nueva normalidad” y tratar de comenzar a avanzar a nivel económico, social y cultural. Sin embargo, cuando hablamos de salud, los casos de Codiv-19 parecen ser la primera opción que se viene a nuestra mente, lo que representa un conflicto de visibilidad. Me explico.

Hablemos sobre la situación que tenemos más cercana. Debido a la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 en México, la Secretaría de Salud dio a conocer que la exploración clínica de mamas disminuyó un 40%. Por si fuera poco, estudios de diagnóstico como la mastografía también sufrieron una reducción del 50% en todo el territorio, lo que deja a las mujeres frente a una crisis de salud. La emergencia se replica a nivel internacional, especialmente en los países con pocos recursos.

La aparición de tumores malignos en las glándulas mamarias es un problema que puede presentarse en todas las mujeres y, en menor rango, también a los hombres. ¿Se da cuenta de la gravedad? Aún así, la presente administración ha optado por retirar recursos para la atención de mujeres con cáncer por no pertenecer a sistemas como el Instituto de Salud para el Bienestar, razón por la que protestaron durante los primeros meses del 2020.

Se informó que las pacientes diagnosticadas con dicha enfermedad serían atendidas en el Instituto Nacional de Cancerología y otros hospitales en la Ciudad de México, pues la Fundación de Cáncer de Mama (FUCAM) ya no recibiría recursos públicos para su financiamiento. La noticia fue un motivo de preocupación, por lo que se decidió realizar una protesta.

Durante la marcha, se solicitaba al presidente López Obrador firmar un convenio de colaboración con FUCAM, una organización sin fines de lucro que ha implementado un modelo de atención que se enfoca no solo en generar conciencia respecto a la detección oportuna, sino también en reducir los índices de fallecimientos a causa de esta enfermedad.

Como consecuencia, la fundación mencionada informó que no podría seguir brindando servicios gratuitos contra el cáncer de mama; lo que dejó a algunas mujeres sin la posibilidad de acceder a radioterapia, quimioterapia, tratamiento paliativo y la realización de las cirugías necesarias para garantizar la supervivencia de algunas pacientes.

Si a esta situación le sumamos la falta de información o el nulo acceso que algunas mujeres tienen a los datos que se relacionan con el tema, el problema se vuelve mucho mayor. Gran parte de los conflictos sociales a los que nos enfrentamos no se reducen únicamente al tópico del que se desprenden; lo que implica que, en este caso, el cáncer de mama no se limita a una cuestión de salud o de autocuidado.

La posibilidad de acceder a los estudios necesarios para la detección y el tratamiento que se deriva del diagnóstico también están atravesados por un conflicto económico. Además, el tabú que implica hablar sobre el tema, fomentar la autoexploración y hasta las citas con una persona especializada en ginecología también están atravesadas por conflictos sociales como el machismo.

Sin embargo, todas las personas, sin importar nuestro sexo o género, podemos hacer algo al respecto. En esta trinchera, lo mejor que podemos hacer es hablar sobre el tema. Dejemos de pensar que las citas ginecológicas o los estudios relacionados con el cuerpo de las mujeres son motivo de pena, vergüenza o de cosas peores, como el morbo.

Hablemos sobre la forma correcta de autoexploración, de las herramientas que tenemos para la detección temprana del cáncer y de las muchas formas en la que esta pandemia puede prevenirse. Seamos conscientes del problema que representa un diagnóstico de cáncer de mama cada treinta segundos. Tengamos presente que el cáncer de mama no solo se detecta en octubre, el llamado “mes rosa”.

Las autoridades de Salud recomiendan realizar autoexploraciones mamarias mensuales a partir de los 20 años y que las mujeres que tengan 25 años o más, acudan anualmente a una exploración clínica de mamas. Estudios como la mastografía están recomendadas en las mujeres que tienen de 40 hasta 69 años.

Según la FUCAM, el diagnóstico oportuno representa una tasa de supervivencia de hasta un 97%, por lo que resulta de vital importancia (literalmente) seguir las recomendaciones establecidas por las personas especialistas, dejar de pensar que el cáncer de mama es ajeno a nuestra realidad y que solo pasa en las películas.

Involucrémonos desde nuestras posibilidades: difundiendo información, preguntándoles a las mujeres que nos rodean si todo salió bien en sus estudios, donando cabello para pacientes con cáncer, realizando aportaciones voluntarias a las asociaciones que se involucren en el tema… Opciones hay muchas.

 

Aquí está el primer paso: Tócate.

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