Escala de Grises - ¿Noticia nueva?

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - ¿Noticia nueva?

El pasado fin de semana, se registró un incidente en las inmediaciones del Puente Internacional Paso del Norte. De acuerdo con el informe oficial, los hechos protagonizados por elementos de la Guardia Nacional ocurrieron durante el sábado 20 de noviembre. Sin embargo, las versiones de los medios locales han marcado una contradicción en lo que respecta a la fecha, pues se presume que todo ocurrió la noche del pasado viernes.

En el cruce de la frontera que va de Estados Unidos a Ciudad Juárez, Chihuahua, un joven de 18 años fue asesinado por un elemento de seguridad, mismo que disparó un arma de fuego al “verse en riesgo”. Según la versión difundida por la Fiscalía General del Estado, presuntamente, el joven en cuestión apuntó con un arma al oficial.

Ante dichos acontecimientos, se inició una investigación en la que se definiría la responsabilidad del funcionario. Según Animal Político, el pasado lunes 22 de noviembre, Jesús Carrasco entabló una entrevista con el Diario de Juárez, donde declaró que Juan, nombre con el que se ha identificado al joven, no tuvo oportunidad de accionar el arma.

Tras el trabajo pericial realizado y los videos obtenidos, la Fiscalía también aseguró que el mismo elemento de la Guardia Nacional que detonó el arma fue quien brindó auxilio al joven de apenas 18 años. Ante la gravedad de la herida ocasionada por la bala, fue trasladado a un hospital. A pesar de que le brindaron la atención médica correspondiente, no sobrevivió.

Hasta el momento, las investigaciones continúan y la Fiscalía continúa haciendo cálculos como si se tratara de meras matemáticas. “Sí le disparó, pero luego lo ayudó, entonces ya no estuvo tan mal, ¿no?”. Lo más impactante de esta situación es que la violencia y la brutalidad policial son problemas que ocurren con más frecuencia de lo que usted o yo podríamos imaginar.

A pesar de ello, parece que el presidente de México ha decidido ignorar ese y muchos otros conflictos que ocurren en el país. En lo que respecta a la materia de seguridad, la estrecha relación entre la Guardia Nacional y elementos del Ejército Mexicano con Andrés Manuel López Obrador y su gabinete no forman parte de la sección de nuevas noticias. O eso hubiéramos pensado.

También el viernes 19 de noviembre, AMLO envió una iniciativa al Senado de la República. En dicho Proyecto de Decreto, el Ejecutivo planteó la creación de la Comandancia del Ejército, con el objetivo de reorganizar la estructura de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena). Además del presidente, parece que el beneficiario mayor sería Luis Crescencio Sandoval, pues ocuparía el cargo de “Comandante del Ejército”.

Las modificaciones presentadas plantean una delegación de funciones y una “adecuada descentralización de funciones del Alto Mando”, con el objetivo de optimizar los medios y el control; pues la Comandancia, además de ser responsable de la Sedena, también estaría a cargo de la administración y desarrollo de cuerpos como la Policía Militar y los Cuerpos de Defensa Rurales.

En el documento remitido a Olga Sánchez Cordero, AMLO propuso también un cambio de nombre. En caso de aprobarse, el “Estado Mayor de la Defensa Nacional” se convertiría en “Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional”. Mucha optimización, según esto. De acuerdo con López Obrador, dicho “rediseño de estructura” estaba contemplado desde el Programa Sectorial de Defensa Nacional 2020-2024. Vemos.

Bajo esta misma línea, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) discutirá el proyecto de Andrés Manuel en el que se ordena la movilización de más de 80 mil soldados en las calles, para realizar tareas de seguridad pública. Respecto al tema, en plataformas digitales las opiniones no se han hecho esperar.

Además de las críticas ya conocidas hacia el presidente, se ha hablado de términos como “inconstitucionalidad” y “militarización”. Estas palabras podrían sonar exageradas y hasta alarmistas, pero la preocupación por el despliegue de las fuerzas armadas ha puesto una serie de problemas sobre la mesa, aunque se planee una movilización “extraordinaria, regulada, fiscalizada subordinada y complementaria”.

Y es que hablar de seguridad no se reduce únicamente a colocar policías en cada esquina o luces que brillen más de noche. Para crear una estrategia de seguridad eficiente, que brinde “paz” al pueblo bueno, es necesario tomar en cuenta los diferentes contextos que se viven en cada ciudad de México.

La [in]seguridad y todo lo que se desprenda de esa materia forma parte de un sistema que está atravesado por problemas estructurales como la corrupción, la violencia de género, el crimen organizado, la pobreza, la educación y hasta el acceso a servicios básicos, por decir lo menos. Eso es lo que no se está considerando.

Ahora, si el capricho es desplegar miles de soldados por el país, también habría que contemplar qué tipo de capacitación se les dará. ¿Cuál es el objetivo de contar con un amplísimo cuerpo de seguridad si el entrenamiento de sus elementos consistirá en dispararle a una persona, herirla de gravedad y luego llevarla al hospital (para que no logre sobrevivir)?

¿Cómo se puede plantear como “mejor alternativa” un cambio de nombre cuando lo que se necesita es un cambio de estructura? ¿Cómo se pretende erradicar la inseguridad en el país cuando no se atienden las transversalidades mencionadas anteriormente? ¿Qué protocolos se establecerán en caso de que elementos de seguridad comentan crímenes y violaciones a los derechos humanos? Pintar las paredes de otro color cuando la casa está a punto de derrumbarse no resulta la mejor opción, pero parece que el presidente no lo sabe.

¿Quién le dice?

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