Escala de grises-Evasión

en opinión de Arendy Ávalos

Escala de grises-Evasión

Luego de que Rosario Piedra Ibarra rindiera protesta en el Senado como nueva presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), además de todo el espectáculo alrededor del asunto, cinco integrantes del Consejo Consultivo de dicha institución presentaron la renuncia a su cargo.

Alberto Manuel Athié Gallo, Mariclaire Acosta Urquidi, María Ampudia González, Angélica Cuéllar y María Olga Noriega Sáenz se proclamaron en contra del proceso de elección, mismo que calificaron como “plagado de irregularidades”, situación que le “resta legitimidad a la institución”.

Además, argumentaron que el nombramiento fue consumado en el Pleno de manera arbitraria, lo que representa un “sometimiento abierto del organismo a quienes actualmente detentan el poder político”, por lo que “no será posible mantener el principio de la autonomía de gestión de la institución”.

Alberto Athié dijo que no está de acuerdo en que se atente de ese modo contra la CNDH: “la necesitamos autónoma, libre e independiente para contrapesar cualquier acción autoritativa, venga de cualquier autoridad, sea de un color u otro”.

Después de toda la polémica en torno a su cargo, Rosario Piedra Ibarra —quien fuera parte de los consejeros nacionales de Morena— declaró en un comunicado que “su actuar ha sido siempre conforme a la ley”, por lo cual pidió licencia como militante: “la mayor garantía de autonomía la acredita mi trabajo, mi trayectoria (…) Los hechos lo demostrarán”, aseguró. Ya veremos.

Por su parte, Andrés Manuel López Obrador mencionó que, si existe algún incumplimiento, los inconformes pueden acudir a las instancias nacionales e internacionales: “El conservadurismo no está de acuerdo, pero respeto su punto de vista”, dijo. Posteriormente, agregó que los medios nunca cuestionaban sobre lo que sucedía en estos casos, por lo que “se tienen que tranquilizar, serenar”.

Aunado a lo anterior, cuando se le cuestionó sobre las cinco renuncias, AMLO hizo el intento de minimizar la noticia: “Ya hemos hablado aquí. Todas esas comisiones, los institutos, el Banco de México… Vean los antecedentes. Se disfrazaban de sociedad civil cuando, en realidad, estaban participando en favor del régimen”.

Empero, la estrategia de evasión no salió nada bien. Cuando le preguntaron sobre la renuncia de Alberto Athié, dijo “estoy seguro de que nadie sabía de él”. Segundos después, le explicaron que se trataba de un activista que denunció casos de pederastia clerical en México y el presidente se limitó a responder “sí, pero yo no lo sabía”. La audacia.

Debido a que AMLO nos ha pedido ver los antecedentes, no podemos dejar de lado el historial profesional de Piedra Ibarra y el proceso mediante el cual llegó a ocupar la silla en la que está ahora. Aquí hay varios problemas: la legitimidad, la autonomía, la representación y la peligrosa cercanía de la presidenta con el presidente.

La CNDH es una de las pocas vías de acceso que se tiene con la verdad y la justicia para las víctimas de violaciones a derechos humanos. Después de todo este conflicto, ¿con qué cara podrán garantizarles a las personas un proceso transparente? La solución va mucho más allá de un comunicado que diga “sí estaba allá, pero ahora estoy acá”, como si se tratara de una mudanza más.

Respecto a las declaraciones del presidente… ¿No le llama la atención esta postura infantil de querer quitarle legitimidad a alguien por no conocer su trabajo? Aquí hay errores gravísimos. El primero es no conocer el nombre y las acciones de aquellas personas que defienden los derechos humanos y tratan de resanar algunos de los huecos que el Estado no ha podido.

El segundo es asumir que, porque el señor no sabe de lo que le hablan, el tema no es importante y no tiene relevancia. Del mismo modo, usted puede encontrar un patrón de conducta respecto a la actitud que toman las autoridades cuando alguien más renuncia a su cargo: Eran necesarios, pero no indispensables. Aquí todas y todos los funcionarios son reemplazables. Claro, las cosas deben solucionarse rápidamente, pero con la cabeza fría. De nada sirve llenar los espacios vacíos con personas que ocupan el cargo con los ojos cerrados. 

 

Con el pie izquierdo

Tras ser cuestionada por un reportero sobre la situación que viven las y los periodistas en México y los conflictos de libertad de expresión que se le han criticado al Gobierno, Rosario Piedra respondió que eso fue en los sexenios anteriores. “Ahí están todos los periodistas asesinados, desaparecidos o intimidados”, dijo muy segura.

El reportero le comentó que este año ha sido el peor para los periodistas. ¡¿Han asesinado periodistas?! “Yo he visto lo que pasó en sexenios pasados y es algo terrible”, respondió atropelladamente.

Por supuesto, la respuesta no quedó ahí. La organización Periodistas Desplazados de México presentó una queja ante la CNDH en contra de su reciente titular: “La respuesta, ante el desconocimiento de tan cruda realidad, genera incertidumbre y miedo en aquellos que han sido víctimas de ataques a sus personas y sus familias por el simple hecho de informar”.

Cabe mencionar que en lo que va de este sexenio, han sido asesinados 13 periodistas. En los últimos 19 años, han sido asesinados 152 periodistas. México ocupa el primer lugar en la clasificación de los sitios más peligrosos para ejercer el periodismo, incluso por encima de países en guerra. El 89% de los asesinatos y agresiones siguen sin resolverse. No sé a usted, pero a mí me resulta inadmisible que estos datos no sean motivo de preocupación de todo el país, no digamos ya de la presidenta de la CNDH.

Al respecto, Rosario Piedra Ibarra ha declarado que se descontextualizaron sus palabras y que su respuesta fue producto de no haber escuchado bien la pregunta; sin embargo, esta lamentable contestación va mucho más allá de adjudicarle todos los males a los sexenios pasados y de empezar el cargo con el pie izquierdo.

 

Escríbame, aunque usted también esté aprendiendo a caminar.

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