Escala de Grises - Escala insuficiente

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Escala insuficiente

El domingo 7 de agosto, antes de que el reloj marcara las ocho de la noche, una mujer en situación de calle fue atacada en Guadalajara. De acuerdo con la información difundida por la Fiscalía estatal, la mujer se encontraba en la colonia Tetlán, cuando un hombre se le acercó con la intención de abusar sexualmente de ella.

Ante la negativa de la víctima, el agresor optó por rociarla con solvente y prenderle fuego para después huir. Luego de que se notificara a los servicios de emergencia, la mujer fue trasladada al Hospital Civil Fray Antonio Alcalde. Del mismo modo, elementos de la Policía de Investigación y el agente del Ministerio Público iniciaron el protocolo correspondiente para esclarecer los hechos.

Las indagatorias, según las autoridades, se realizan bajo el protocolo establecido de perspectiva de género, a través de la Unidad Especializada en Investigación de delitos contra Mujeres. Hasta el momento, una persona se ha puesto a disposición del Ministerio Público por su posible participación en lo ocurrido.

La agresión en Guadalajara se suma a los ataques de los que fue víctima Luz Raquel, la madre de un menor con autismo que, tras la discriminación de sus vecinos y la negligencia por parte del gobierno jalisciense, sufrió quemaduras en el 90% del cuerpo. Luego de tres días en el hospital, la cuidadora y activista (a quien se le dedicó este mismo espacio) falleció el 19 de julio.

Sin embargo, como le he dicho en varias ocasiones, la violencia de género no conoce de fronteras y no se reduce a una entidad como Jalisco (en este caso) o Ciudad Juárez; aunque a veces así parezca. La violencia en contra de las mujeres se reproduce y se sufre todos los días, en diferentes formas, en todo el territorio mexicano.

En el caso de Morelos, por ejemplo, Margarita Seceña Martínez murió tras ser atacada por sus familiares políticos, mismos que acudieron a su lugar de trabajo, le rociaron gasolina y le prendieron fuego el pasado 1 de julio. Margarita fue trasladada de emergencia al Hospital General de Cuautla Dr. Mauro Belaunzarán Tapia.

A pocos días de terminarse en mes de julio, la familia de Seceña Martínez denunció negligencia médica por parte del personal médico y administrativo en el ya mencionado nosocomio. De acuerdo con las declaraciones de Daniela, hermana de Margarita, para Aristegui Noticias, pusieron un catéter en una quemadura, lo que ocasionó una infección.

Además, se pusieron diferentes obstáculos (como la solicitud de 45 mil pesos o el argumento de que no había camas disponibles en el INR) que retrasaron su traslado al Instituto Nacional de Rehabilitación en la Ciudad de México, donde Margarita falleció el 24 de julio, luego de varias cirugías.

Al respecto, el Instituto de la Mujer para el Estado de Morelos exigió la detención de las personas responsables, mientras la Fiscalía estatal continuaba con las investigaciones correspondientes. Las autoridades emitieron cuatro órdenes de aprehensión contra los presuntos responsables. María de la Cruz “N”, Nataly “N”, Leobardo “N” y Primitivo “N” enfrentan cargos por el delito de homicidio calificado en grado de tentativa.

Las cifras que registran la violencia de género en nuestro país continúan aumentando. Si hablamos específicamente de quemaduras intencionales, al menos 47 mujeres fueron atacadas de este modo durante la primera mitad del 2022, según los datos de la Secretaría de Salud. De ese total, solo se informó el Ministerio Público en 28 ocasiones.

Si las matemáticas no nos fallan, de enero a junio se perpetraron casi dos ataques de quemaduras intencionales a mujeres por semana (1.8, si lo que buscamos es precisión). ¿Cómo puede ser esto posible?  ¿Cómo no se declara emergencia nacional cuando las mujeres en México están siendo torturadas? Ojo con la última palabra, porque fue escrita con plena conciencia.

A pesar de que los feminicidios se han considerado como el grado más alto de violencia en contra de las mujeres, casos como los expuestos en estas líneas nos demuestran la crueldad de los recientes ataques. ¿Cómo se mide la violencia de las agresiones? ¿En qué nivel de la métrica se localiza el que las mujeres sean quemadas vivas?

Si hablamos de lesiones dolosas en contra de mujeres, el primer semestre del año se registraron 33 mil 629 víctimas, la cifra más año de los últimos siete años. ¿Cómo pueden los tres niveles de gobierno ignorar una situación que se ha vuelto tan frecuente? ¿Cómo no se ha detenido el país entero cuando más de 33 mil mujeres han sido atacadas? ¿Qué cifra se necesita para que la situación deje de invisibilizarse?

No basta con repetir campañas como el “violentómetro”, porque no hay escala suficiente para medir lo que las mujeres mexicanas padecen en sus casas, en sus trabajos o en la misma calle. Crear nuevos carteles o nuevas actividades para el 25 de noviembre o el 25 de cada mes es irrelevante cuando el resto de los días las agresiones no se detienen. Redactar discursos de empoderamiento femenino a nivel institucional o enaltecer la labor de las mujeres cada 8 de marzo es tan hipócrita como falto de sensibilidad y hasta de contexto social.

¿Qué queda por hacer, entonces? ¿Qué acciones se pueden implementar para evitar que otras 33 mil mujeres sean víctimas de lesiones dolosas y otras 47 sufran quemaduras intencionales? El primer paso, por supuesto, es aceptar la crisis en materia de género a la que nos enfrentamos durante los últimos años.

Después, es necesario concientizar a la población, pero también capacitar al personal involucrado en atender casos de violencia; no solo para evitar la criminalización o revictimización de las mujeres, sino también para garantizar que los procesos se cumplan como es debido y la negligencia deje de ser costumbre.

Garantizar la justicia a cada una de las víctimas y la no repetición del daño no solo es imperativo, también es urgente. Se requiere una sensibilización para que las autoridades tomen las denuncias en serio y, a partir de ellas, implementen mecanismos para salvaguardar la integridad de todas las mujeres que puedan estar en peligro.

Justicia, seguridad y libertad para todas:

arendy.avalos@gmail.com

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