Escala de Grises - Antecedentes

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Antecedentes

El Instituto Nacional Electoral (INE) fue el organismo responsable de quitarle la candidatura a Félix Salgado Macedonio para competir por la gubernatura de Guerrero. ¿La razón? Que el político no presentó el informe de sus gastos de campaña. No las denuncias por acoso, un mero trámite.

Salgado Macedonio, impugnó la decisión ante la otra casa de la democracia, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; pues aseguró que nunca fue precandidato, por lo que no debió existir ningún conflicto al respecto.

Además, sostuvo que la sanción impuesta de no permitirle competir en el próximo proceso electoral es desproporcionada y que, antes de señalarlo, el INE debió informar a Morena respecto al error para que pudiera repararlo.

Mientras se escribía esta columna, el INE se encontraba en el plazo de 48 horas (otorgado por la Sala Superior del TEPJF) para evaluar el mantenimiento de la sanción establecida o si la situación amerita una multa o una amonestación pública.

Luego de estos acontecimientos y una serie de declaraciones por parte del senador [con licencia], el pasado domingo 11 de abril, Félix Salgado Macedonio y sus seguidores comenzaron una caravana desde Iguala hasta la Ciudad de México para realizar un plantón fuera de las instalaciones del INE.

Desde el municipio guerrerense, Macedonio aseguró que la protesta sería pacífica, pues ninguno de sus seguidores contaba con instrumentos para violentar de alguna forma las instalaciones. Además, aseguró que el instituto no debería fiscalizar el proceso electoral del estado. Según él, esa es tarea del Instituto Electoral y Participación Ciudadana del estado.

“Si no estamos en la boleta, no hay elección. Levante la mano quien diga que no habrá elecciones si no estamos en la boleta”, declaró en su discurso inicial para después asegurar que la soberanía está en el pueblo.

Al llegar a la CDMX, una de las declaraciones más preocupantes más preocupantes de [las muchas que ha hecho] Salgado Macedonio fue la amenaza directa a los consejeros involucrados en la revocación de su candidatura.

“Si no se reivindican, se los digo de una vez, los vamos a hallar a los siete. Los vamos a buscar y vamos a ir a ver a Córdova. ¿No le gustaría al pueblo de México saber dónde vive Lorenzo Córdova? ¿Sí les gustaría saber cómo está su casita?”, preguntó.

Como “justificación”, dijo que las autoridades electorales no tienen ni idea de lo que combatirá si llega a ser gobernador de Guerrero. Momentos después del pronunciamiento anterior, Salgado Macedonio dijo: “No vamos a ir a la casa de Lorenzo. Yo ya sé dónde vive, ya me dieron bien la dirección, pero no vamos a ir”.

Sin embargo, aquí no pecamos de mala memoria, mucho menos cuando la amenaza y la retractación ocurrieron en un par de horas.

Estas son las declaraciones de un hombre que pretende llegar al poder, que pretende gobernar un estado que acumula más de 10 mil personas desplazadas por la violencia, cuya cotidianidad se ha desarrollado entre ejecuciones, fosas y desapariciones forzadas.

Al respecto, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina del martes que desconfía de las acusaciones del órgano electoral y —por enésima vez— minimizó las acusaciones en contra de Félix Salgado, considerándolas “delitos fabricados”.

“¿Qué no se puede poner una sanción que no sea quitarle el derecho a participar? (…) Se rasgan las vestiduras. ¡Ah, eso es violencia! ¿Y qué? ¿Los fraudes o querer impedir que no participe un candidato no? ¿Por qué no dejarle al pueblo que decida? ¿Eso no es un atentado en contra de la democracia?”, se preguntó AMLO.

Estas son las limitadas comparaciones de una persona que no sabe ver más allá de sí y que para todos los problemas ocupa su experiencia personal para tratar de comparar la situación… Cuando le conviene, claro.

Y bueno, aprovechando que andamos víctimas del pensamiento por semejanza; no sé usted, pero a mí nada me parecería más aterrador que ver a mi agresor escalar hasta ocupar una gubernatura y una posición en la que muy pocas personas estarán bien o a salvo.

Aquí no se trata de comparar a quién atacaron más ni quién sufrió más durante su campaña. Las declaraciones de Félix Salgado Macedonio son la muestra perfecta de su intolerancia, de sus verdaderas intenciones y de lo mucho que puede llegar a lastimar un estado que ya no puede soportar más heridas.

Ahora, el presidente podrá argumentar lo que quiera y hasta decir que los sentimientos se traen a flor de piel por la época de campañas; pero la opinión pública y las autoridades electorales no deberían pasar por alto esta situación [ni todas las demás en las que el señor ha sido protagonista].

Basta de pensar que para poder ocupar un puesto de representación popular solo se necesitan unos cuantos trámites y una serie de amenazas.

Basta de pensar que las mujeres que denunciaron a Salgado Macedonio debían comprobar la violencia de la que fueron víctimas, de quitarles legitimidad a su miedo y tacharlas de “aprovecharse” de la situación. Las promesas de campaña, las giras y los discursos no pueden seguir funcionando sin antecedentes.

 El martes 13 (ojalá de mala suerte para Salgado Macedonio) a las 6 de la tarde se realizó la Sesión Extraordinaria del Consejo General del Instituto Nacional Electoral y, hasta el cierre de esta columna, todo indicaba que se negaría la candidatura del senador. De confirmarse la sanción, el TEPJF revisará la resolución y la confirmará o la rechazará.

Ya veremos:

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