Escala de Grises - Ahora que estamos juntas II

En opinión de Arendy Ávalos

Escala de Grises - Ahora que estamos juntas II

La mañana del 5 de marzo, en vísperas de la marcha por el Día Internacional de la Mujer, el gobierno de México decidió colocar una valla alrededor de Palacio Nacional desde la calle de Moneda hasta Corregidora.

La hipótesis que circuló en redes luego de que la noticia se volviera viral fue que los tres metros de metal tenían como objetivo principal blindar el inmueble en el que reside el presidente de cualquier pinta o daño material y, por supuesto, proteger al mandatario.

Al respecto, el vocero de la presidencia, Jesús Ramírez Cuevas aseguró que el cerco no era para reprimir, sino para cuidar el patrimonio de todos los mexicanos (ojo con el masculino) y evitar la confrontación. “Es un muro de paz que garantiza la libertad y protege de provocaciones”, aseguró en su cuenta de Twitter.

La respuesta y el nombre con el que el vocero decidió bautizar a una medida nunca vista causó indignación en plataformas digitales. Por supuesto, las críticas no se hicieron esperar, pues la presente administración ha afirmado [en diversas ocasiones] estar de lado de las víctimas (sic.) y hasta ser un “gobierno feminista”.

Cuando se cuestionó a la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, la funcionaria aseguró que tiene la obligación de “proteger a las personas que pasan cerca de una manifestación que no es pacífica y de proteger el patrimonio cultural de la humanidad”. Para rematar, aseguró que su gobierno está con las mujeres. Vemos.

El presidente López Obrador, al ser cuestionado al respecto, garantizó que no es miedo. “No queremos que haya heridos de ningún bando (…) No se impide el derecho a la manifestación. Nunca vamos a reprimir al pueblo, pero sí tenemos que evitar las provocaciones”, dijo.

Dejando a un lado el primer pensamiento que pueda venir a su mente (como que la protección a los inmuebles es superior a la que reciben las mujeres en este país), las vallas en Palacio Nacional fueron una muestra clara de indiferencia, de blindaje ante las protestas y los gritos de injusticia que se enuncian todos los días en México.

Sin embargo, las mujeres convirtieron la indiferencia en poesía. Colectivas feministas y mujeres se unieron para intervenir el negro de las vallas en un mural con el nombre de las víctimas de feminicidio: Ingrid, Brenda, Wendy, Paloma, María, Mara, Gabriela, Dulce, Fernanda, Patricia y decenas más.

Como si el recordarlas no fuera suficiente, la antimonumenta (como se llamó a esta iniciativa) también se convirtió en un altar. Las letras blancas estuvieron acompañadas de flores, veladoras, fotografías y pinturas de quienes quisieron rendirles un homenaje para aquellas mujeres a las que les arrebataron la vida.

Durante la marcha del #8M, el muro metálico fue usado como escudo por parte de elementos de seguridad que lanzaban gas lacrimógeno para dispersar la protesta. También, una buena parte de la estructura fue derribada por las mujeres que asistieron a la protesta y, una vez terminada la manifestación, el gobierno de la Ciudad de México retiró las gruesas láminas.

Mientras las autoridades optaron por protegerse de la rabia de las mujeres, ellas decidieron nombrarlas, plasmar sus nombres en un acto histórico que se volvió viral y recorrió el mundo. Ellas son la verdadera oposición, la verdadera fuerza. En ellas está la revolución.

#8M

Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se convocó a las mujeres de todo el país a protestar para visibilizar la violencia de género, para denunciar a los agresores y exigirles a las autoridades una respuesta para erradicar una pandemia con la que hemos vivido desde hace muchos años.

Para aquellas personas que no pudieron salir de casa, la convocatoria estuvo enfocada a protestar de forma digital: compartiendo fotos, consignas, hablando respecto al tema y usando las etiquetas destinadas para visibilizar el movimiento.

Como con cada protesta feminista, los protocolos de seguridad se compartieron entre colectivas y se solicitó a las asistentes portar cubrebocas de forma obligatoria, procurar mantener la sana distancia, evitar compartir alimentos y portar gel antibacterial.

Sin embargo, en la Ciudad de México el escenario no fue digno de una “ciudad de derechos”. Con el antecedente del blindaje a Palacio Nacional, la situación fue desalentadora. Además, en el techo del edificio se encontraba personal de seguridad armado con presuntos francotiradores.

Las manifestantes denunciaron los hechos en plataformas digitales y aseguraron que los hombres uniformados estaban apuntando a las mujeres que comenzaban a reunirse en la plancha del Zócalo.

Momentos después, desde la comodidad de quienes pudieron hacerles zoom a las fotos y de quienes conocían del tema, se dijo que los aparatos entre los brazos de los elementos de seguridad eran inhibidores de drones.

La información anterior fue confirmada por el “vocero de la paz”, quien aseguró que nunca hubo personal armado, sino “personal de resguardo que usó un inhibidor para evitar vuelos sobre Palacio Nacional por ser un área reservada por seguridad”.

A pesar de la aclaración, entre la adrenalina de la protesta y gas lacrimógeno lanzado hacia las mujeres que exigían justicia para las mujeres asesinadas, abusadas, desaparecidas y violentadas; no resultó tan clara la situación. Además, resultó un poco confuso que los inhibidores de drones apuntaran directamente a los contingentes y a las colectivas que no llevaban drones.

#9M

Con la convocatoria para que las mujeres del país se sumaran al paro “Un día sin nosotras”, muchas empresas, medios e instituciones se pronunciaron al respecto y aclararon que, quienes desearan sumarse a este movimiento, podían hacerlo sin ningún problema o justificación. No sin antes pedirles a sus compañeras y colaboradoras que se prepararan y dejaran todos los pendientes listos para, ahora sí, poder sumarse al paro nacional sin ninguna preocupación. La ironía.

El objetivo principal del paro es justo ese, demostrar la importancia que las mujeres tenemos para al economía, la cultura y todas las esferas de la sociedad. Demostrar la gravedad que representaría un país o un mundo sin nosotras.

El paro nacional es una exigencia por nuestros derechos, por nuestra seguridad, por nuestra libertad; no es un día de asueto. Esta situación en particular es el ejemplo perfecto para explicar la gravedad del problema y las incongruencias de un sistema que no nos ve, pero nos necesita; que no nos cuida, pero nos exige.

A título personal

Como usted sabrá, Escala de Grises es una trinchera más para denunciar la violencia estructural en nuestra contra. Este apartado es únicamente para agradecerles a todas aquellas mujeres que luchan, que transforman su rabia, que usan su voz para denunciar, que acompañan a las víctimas, que apoyan a las familias.

Gracias a todas las mujeres que le dan significado a la palabra “nosotras”, ustedes son inspiración y fuerza para seguir por este camino.

La revolución será feminista o no será:

arendy.avalo@gmail.com

@Arendy_Avalos en Twitter