Encierran en caballerizas a diputados morelenses

En opinión de Carlos Gallardo Sánchez

Encierran en caballerizas a diputados morelenses

Mientras que el profesor y diputado Estanislao Rojas Castañeda manifestó abiertamente su simpatía por el gobierno usurpador de Juvencio Robles, sus compañeros fueron encerrados  en las caballerizas de los cuarteles de Cuernavaca.

 

El atropello sucedió en la madrugada del 17 de abril de 1913, debido al apoyo que los legisladores le brindaron al gobernador Benito Tajonar, quien había sido conminado a dejar el cargo para que lo sustituyera Juvencio Robles, enviado a Morelos para acabar con el zapatismo. 

 

Vale aclarar que sus víctimas del congreso local mantenían un alejamiento de la causa revolucionaria acaudillada por el hombre de Anenecuilco, lo cual fue una evidencia más de la bota militar implantada por Victoriano Huerta, que arrasaba con los que se le ponían enfrente, fuesen del bando o expresión revolucionaria que fuesen, asesinando en primera instancia a Francisco I. Madero y José María Pino Suárez.

 

El culto y prestigioso ingeniero Domingo Diez, quien fue uno de los diputados aprehendidos, menciona el incidente en su libro Bosquejo histórico geográfico de Morelos (1982, reedición):

 

“Los prisioneros estuvieron en las caballerizas y zahúrdas (porquerizas) de los cuarteles de Cuernavaca y trasladados a la Penitenciaría del Distrito Federal con lujo de fuerza y humillaciones. […] Sólo permanecieron en Morelos los diputados D. Lauro Arellano, quien prudentemente se retiró a Tetecala y el profesor D. Estanislao Rojas, que francamente se unió al incendiario Robles.”

 

Respecto de la actitud de Estanislao Rojas Castañeda, José Urbán Aguirre, en su obra Geografía e Historia del Estado de Morelos (1963), cita de manera sesgada a Domingo Díez, soslayando la actitd claudicante del profesor tepozteco.

 

La “benevolencia” de Urbán Aguirre tal vez pudiera comprenderse si se toma en cuenta su posible relación de amistad con Estanislao Rojas, quien, después de ese desliz legislativo se reincorporó a sus tareas docentes y desempeñó diversas encomiendas dentro del ámbito educativo, a tal grado que se le considera un maestro connotado dentro de la historia regional morelense. Se jubiló en 1934, a salvo de cualquier señalamiento. En tanto, Urbán Aguirre, también profesor, a 

 

principio de la década de los años treinta del siglo pasado, llegó a ser diputado constituyente y gobernador interino, desempeñando posteriormente en la administración estatal otros encargos públicos de primer nivel.

 

Sobre la suerte y destino de los diputados llevados en calidad de reos, junto con el entonces gobernador Benito Tajonar y otros funcionarios, se dice que estuvieron presos hasta el término de la dictadura huertista.

 

En particular, Domingo Díez, quien se lamentaba del estado de postración en el que estaba Morelos, como lo llegó a mencionar en uno de sus múltiples escritos, llegando incluso a manifestar su añoranza por la época en que, según él, todo florecía, al amparo de la hegemonía de los propietarios de las haciendas, ocupó diversos puestos acordes con su profesión de ingeniero, algunos de ellos como integrante del gobierno constitucionalista que conducía Venustiano Carranza.

 

Zapatista, ya se ve, no fue la única expresión de morelenses perseguidos por el chacal Huerta.

 

Relacionado con la situación de morelenses connotados "exiliados" en la Ciudad de México y su disposición para reencauzar los desttinos de su estado, John Womack Jr., en su clásico Zapata y la revolución mexicana” (1997, edición 22), marcó precisamente el distanciamiento con el líder suriano:

 

“No se había echado mano de una probable fuente de ayuda. Era la de la colonia morelense de la ciudad de México […], formada principalmente por antiguos leyvistas que se habían pasado al bando de Carranza desde 1914. Patricio Leyva, Antonio Sedano, Benito Tajonar, Domingo Díez, el hijo de Miguel Salinas, León Salinas y Manuel Mazari, eran exiliados que disputaban entre sí y censuraban profundamente a Zapata, pero seguían queriendo al estado en el que habían nacido y deseaban evitarle desdichas.”

 

El carrancismo morelense es un asunto que debe esrudiarse con mayor profunidad, dada la consigna histórica de que el movimiento encabezado por Venustiano Carranza era totalmente contrario a la lucha y los ideales zapatistas, ideales que no pocos nativos o residentes de por acá repudiaron o mantuvieron una cómplice neutralidad duante esos años.