El Tercer Ojo - Tercera y última digresión necesaria A propósito del día del Psicólogo

En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Tercera y última digresión necesaria A propósito del día del Psicólogo

El día jueves 20 de mayo se conmemoró el Día del Psicólogo en México. Ello obedece al hecho de que

“Entre los días 20 y 21 de mayo de 1994, el Colegio de Profesionales de Psicología del estado de Jalisco, en la Universidad de Guadalajara, presidida por el Lic. José de Jesús Gutiérrez, hizo un llamado a diferentes asociaciones, colegios y sociedades de psicología de distintos estados del país, con el objetivo de discutir los problemas a los que se enfrentaban, en ese entonces, los psicólogos.

Entre las agrupaciones que atendieron al llamado y enviaron a sus presidentes y vicepresidentes se hallaban los colegios de: Querétaro, Morelia, Morelos, Guadalajara e Irapuato. Por las sociedades y asociaciones asistieron la Sociedad de Exalumnos de la UNAM; la Sociedad de Egresados de la Licenciatura de la Universidad de Guadalajara y la Asociación Mexicana de Alternativas de Psicología.

Después de que se dieron a conocer las dificultades a las cuales se enfrentaban los psicólogos, se llegó a la conclusión de que para resolver parte de la problemática referida era necesario contribuir al desarrollo científico y tecnológico de la Psicología y coadyuvar a la solución de los problemas psicosociales de nuestro país.

El 18 de marzo de 1995 se fundó la Federación Nacional de Colegios, Asociaciones y Sociedades de México en Guadalajara mejor conocida como FENAPSIME, con las siguientes agrupaciones: Colegio de Psicólogos del Estado de México A.C.; Colegio de Psicólogos de Irapuato A.C.; Colegio de Profesionales del Estado de Jalisco A.C.; Sociedad de Egresados de la licenciatura en Psicología de la Universidad de Guadalajara A.C., Asociación Mexicana de Alternativas en Psicología A.C.; Asociación Mexicana de Profesionales de la Orientación A.C.; Colegio Metropolitano de Psicología A.C.: Sociedad de Exalumnos de la Facultad de Psicología de la UNAM A.C.; Colegio de Psicólogos de Michoacán A.C.; Colegio de Psicólogos del Estado de Morelos A.C. y Colegio de Profesionales de la Psicología de Querétaro A.C., convirtiéndose en socios fundadores de esta federación.

En marzo de 1996 se propuso establecer el día del psicólogo.

Una vez que se decidió instituir el día del psicólogo, se dieron a la tarea de investigar en la Dirección General de Profesiones cuál fue la fecha del primer título expedido, o al menos conocer una fecha importante para los psicólogos.

Desafortunadamente no se pudieron obtener datos fidedignos, por lo cual se acordó, en la sesión de la FENAPSIME del mes de marzo 1997, que el Día del Psicólogo fuera el 20 de mayo, fecha en la que fue la primera reunión de representantes de diferentes asociaciones de psicólogos en Guadalajara.

A partir de ese año (1997), cada colegio, sociedad y asociación lo conmemora y se hizo extensivo para las diferentes universidades que tenían la carrera de Psicología. Actualmente son 28 organizaciones de 17 universidades en diferentes entidades del país, además de diferentes instituciones y asociaciones educativas y profesionales que celebran el día del psicólogo”. (Dra. Georgina Ortiz Hernández; https://www.pveu.unam.mx/informacion/pveu/notas/diadePsicologo1905.pdf).

Sin embargo, considero que se realizó un proceso de subsunción de la psicología –como disciplina del conocimiento científico—dentro de la práctica profesional de los psicólogos, así como del proceso de formación y certificación de tales profesionales.

 

De esta manera, responder a las preguntas ¿qué es la psicología?, ¿qué hacen lo psicólogos? o ¿cómo y quiénes forman y certifican a los profesionales de la psicología?, a prácticamente 150 años del nacimiento de ésta como una disciplina del conocimiento científico, demarcada nítidamente y diferenciada de otras áreas del saber, no se resolvió con este giro acrobático o con estos pasos de funámbulo.

 

Como podemos constatar, a partir del segundo cuarto del siglo XX, tanto L.S. Vigotski (1927), como H. Wallon (1985), Jean Piaget (1977), Karl Bühler (1966) o José Bleger (1958), al realizar un diagnóstico del estado que guarda la psicología, concluyeron de manera concordante que ésta enfrentaba una aguda crisis teórica y metodológica y que, de no afrontarla, como punto de partida, no podría propiciarse el desarrollo de la misma como una disciplina científicamente fundada.

 

Hacia el año de 1968, próximos a entrar al último cuarto del siglo XX, el Dr. Alberto Leónidas Merani, en su pequeño libro La Dialéctica en Psicología, afirmaba categórico que la psicología soporta una aguda crisis.

 

Hace ya más de un siglo, Augusto Comte negaba a la psicología razón de existir en su clasificación general de las ciencias; mientras que, por su lado, Alexander Spirkin, así como Bonifati Kédrov y Spirkin, filósofos y psicólogo soviético, dentro de su clasificación general de las ciencias, colocaban en el centro de las mismas a la psicología.

Bajo estas circunstancias, para quienes se asentaron en las visiones positivistas y neopositivistas del conocimiento, el instrumento que permitiría posicionar a la psicología dentro del “Árbol del Conocimiento Científico” vendría a ser el anclaje del método experimental como herramienta prínceps y buscar su lugar dentro del ámbito de las “Ciencias Naturales”; de este modo se tendría la llave que abriría la puerta de acceso al “Paraíso de las Ciencias Verdaderas”. En virtud de ello, para estos, el momento en el cual esta disciplina asume el carácter “experimental” determina el punto de partida de la misma dentro del marco general de las ciencias; quizás también por ello el referente nítido y claro se colocará en el año de 1879, cuando en Leipzig, Alemania, W. Wundt hubiera fundado el primer laboratorio de psicología experimental y, en consecuencia, asistiera al nacimiento de la psicología como una disciplina del conocimiento científico.

 

En el análisis que realizaron tanto Vigotski como Merani se admite que las ciencias, en general, pueden ser definidas en función de su objeto; es aquí donde empieza el problema. Ni “las psicologías”, ni “los psicólogos” se ponen de acuerdo en este primer asunto.

 

Bajo esta circunstancia se ha buscado la solución trasladando el problema teórico-metodológico o epistemológico hacia la práctica profesional de los psicólogos; es decir, hacia lo que estos hacen, reduciendo la psicología, como disciplina del conocimiento científico, a la práctica de dichos profesionales. En este sentido, lo que hacen los psicólogos es lo que para muchos define a la psicología. Esto es, iterando, se reduce la psicología, como disciplina del conocimiento, a la práctica que realizan quienes se creen o se autonombran psicólogos.

 

Por ejemplo, se imagina o cree que los psicólogos y la psicología se abocan a diseñar, instrumentar y aplicar tests o instrumentos de “evaluación psicológica” en diversos contextos; de la misma manera, se supone que los psicólogos tienen como encargo dar asesoría, consejos y orientación a las personas que enfrentan dificultades en su vida cotidiana, por tal razón se cree que su función es “couchear”, orientar o asesorar a quienes, por enfrentar conflictos o problemas de naturaleza psicológica, demandan sus servicios; asimismo, algunos atribuyen que el papel de los psicólogos consiste en seleccionar personal para el trabajo y desarrollar “estrategias organizacionales” para mejorar a las organizaciones o instituciones. Así podríamos continuar una casi infinita lista de actividades, acciones y tareas que, imaginan algunos, son las que realizan los psicólogos y, ergo, definen a los mismos, a su práctica y a la disciplina que sustenta sus sistemas de representación y acción.

 

Es por ello que, parafraseando a Alberto L. Merani (1968), podemos decir: «Mientras no podamos definir de manera incuestionable qué es el psiquismo o lo psicológico, ni qué es la psicología, ni logremos anclarla en lo humano, no podremos impedir a nadie llamarse psicólogo ni decirle psicología a lo que hace».