El Tercer Ojo-Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (vigésimo tercera parte)

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo-Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (vigésimo tercera parte)

 

Dando continuidad a las ideas que subyacen a las explicaciones del proceso salud-enfermedad, señalamos que las ideas mecanicistas en este campo no pueden eludir la importancia que René Descartes ocupa; es precisamente a este filósofo a quien debemos, al decir del padre de la neuropsicología soviética, A. R. Luria, que si tratamos de evaluar el impacto de mayor trascendencia, en sentido negativo, de las teorías en el ámbito de lo que hoy se denominan neurociencias, no cabe duda alguna de que el Dualismo Cartesiano ha sido el más nocivo. Asimismo, no podemos dejar de reconocer que nociones tales como la de reflejo e irritabilidad encuentran su fundamento en las ideas cartesianas.

 

Las ideas mecanicistas en el ámbito de la salud cristalizaron entre los siglos XVII y XVIII en los sistemas médicos denominados Yatrofísica y Yatroquímica. En tratándose del primer caso, la yatrofísica, se definió como el “sistema médico que atribuye todos los fenómenos de la vida a expresiones de las leyes de la física” mientras que, por su lado, la yatroquímica se definió como una “rama de la ciencia que enlaza la química con la medicina”.

 

Teniendo sus fundamentos en la alquimia, la yatroquímica buscaba elaborar explicaciones químicas a los procesos patológicos y fisiológicos del cuerpo humano, así como proporcionar diversos tratamientos con sustancias químicas; tanto los yatroquímicos como los yatrofísicos pensaban que la fisiología y el comportamiento corporal dependían tanto de las relaciones mecánicas de los elementos anatómicos, así como de los fluidos corporales específicos. Como debiera saberse, el alquimista suizo Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus Von Hohenheim (Paracelso) fue su promotor más importante; en el caso de la yatrofísica Giovanni Alfonso Borelli, astrónomo y fisiólogo italiano, fue su promotor más conocido.

 

Como pudiéramos admitir, los orígenes de la farmacología y la farmacoterapia hallan sus raíces, indudablemente, tanto en las prácticas de la herbolaria, así como dela alquimia.

 

Si nos preguntáramos si la alquimia realizó contribuciones al desarrollo de la ciencia y la medicina, no tenemos duda en afirmar que así fue, efectivamente. Como ya apuntamos, Paracelso propugnaba que los médicos deberían estudiar la naturaleza y realizar experimentos para entender cómo funciona el cuerpo humano. Opinaba que: “Los metales son elementos fundamentales y, ciertos minerales, se relacionan con enfermedades específicas. Así, descubrió que el Bocio es consecuencia de la presencia de ciertos minerales en el agua potable”. (Steve Parker, 2016)

 

Una de las creencias fundamentales de la alquimia era que lo que enferma a un ser humano también puede curarlo, premisa en la cual se basan la gran mayoría de las vacunas, así comola homeopatía.

 

Como es también ampliamente sabido, la inquisición persiguió ferozmente a los yatroquímicos y a los yatrofísicos, acusándolos de realizar “magia negra”, brujería y actividades paganas y demoniacas.

 

Además de Paracelso, como el alquimista más importante, Francisco Silvio fue considerado el “padre de la yatroquímica” como también se sabe, a él debemos el nombre que se relaciona con la cisura que separa los lóbulos temporales de los frontales en el cerebro (“Cisura de Silvio”).

 

Es quizá, Jean Baptiste-Pierre Antoine de Monet, caballero de Lamarck (Lamarck) quien formuló la crítica más devastadora y sólida al vitalismo en su obra Philosophie Zoloogique (1809).

 

Tratando de cerrar este apartado podemos reconocer que dentro de las tendencias vitalista y mecanicista tuvimos un salto importante en el desarrollo de la medicina.

 

El siguiente período se aproxima con las ideas del médico prusiano Rudolf Ludwing Karl Virchow, considerado a menudo como el “padre de la patología moderna”.

 

En 1848 Virchow mostró que era falsa la creencia de que la flebitis era causa de la mayoría de las enfermedades; mostró que en los vasos sanguíneos en algunas ocasiones se formaban “masas” que eran expresión de una trombosis (término acuñado por él) y que fragmentos de esos trombos pueden formas émbolos (otro término acuñado por él); un émbolo libre en las arterias puede, algunas ocasiones, quedar atrapado en un vaso estrecho y conducir a una lesión seria en los tejidos vecinos a dicho vaso. De aquí derivan los términos trombosis y embolia.

 

Con Virchow nace lo que en la medicina se denominó la Teoría Celular. (Continuará)