El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente (quinta parte)

En opinión de J. Enrique Álvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Breve historia de la medicina y de la relación médico-paciente  (quinta parte)

 

Dando continuidad al tema de la medicina grecorromana, es necesario referir que Asclepios era hijo de Apolo y de una joven humana. El padre de ella, ignorando esta relación con un dios, le impuso casarse con un joven de la vecindad que le convenía. Sabedor de este matrimonio, Apolo, furioso, decidió quemar a la infiel, pero la retiró del brasero cuando se acordó de que llevaba un hijo suyo. Salvó al niño – Asclepios – y se lo confió al centauro Quirón, a su vez el médico y sabio más célebre de su tiempo.

 

Según refiere la mitología griega, el joven Asclepios fue educado en las disciplinas de los tratamientos y de la herbolaria, superó fácilmente a su educador y adquirió una inmensa fama; de tal magnitud era ésta, que llegó a oídos de Hades, el dios del  inframundo; éste se puso celoso y fue a quejarse con Zeus; Hades se preguntaba: ¿Qué ocurriría con su imperio si este mortal, no contento con curar a todos los enfermos, iba ahora incluso a resucitar a los muertos? Desde hace mucho tiempo la barca de Caronte llegaba siempre vacía al muelle de los infiernos. Zeus tomó su petición en consideración y decidió la muerte del causante de estos eventos, mientras que Apolo, invocando su paternidad, se opuso a ella. Zeus zanjó el dilema llamando a Asclepios al Olimpo; se convirtió en un dios, en un inmortal, y ya no le quedaba más que el sueño para entrar en contacto con sus enfermos. Gracias a ello siguió siendo, por lo menos, tan eficaz como cuando vivía.

 

El culto de Asclepios y sus consultas tenían lugar en templos erigidos para él en regiones campestres, atractivas. Los templos estaban formados por pequeños cuartos frescos, aireados, discretos, donde venían a menudo a refugiarse las serpientes de los alrededores. Estas habitaciones no tenían más que un mueble, este mueble era un diván.

 

El enfermo, acogido por los sacerdotes, se plegaba al sacrificio usual e iba a tenderse, relajado, en el diván. Una vez solo, se dormía rápidamente y Asclepios se le aparecía en el sueño apoyado en su bastón, con el cual apartaba a las serpientes y pasaba su consulta. Le hablaba al enfermo, explicaba, manipulaba si era necesario, e infaliblemente el enfermo, por muy desconfiado que hubiera podido estar al principio, se levantaba curado.

 

No tengo la memor duda, queridos lectores, que la máxima creación de Sigmund Freud, el Psicoanálisis, encuentra su fuente inspiracional en estas creencias y mitología. No Obviemos que, también, Freud trató de explicar metafóricamente diversas alteraciones psicológicas inspirado en personajes de la tragedia griega.

Es claro que Freud era un hombre con una gran y amplia cultura general, así como un hurgador de las pasiones humanas (importa destacar aquí el hecho de que los datos sobre este parágrafo fueron tomados de: Diane Chauvelot, Historia de la Histeria, Alianza Ensayos, 2001. P. 15-17).

 

HIPÓCRATES DE COSS (460-370 a.n.e.). Según se dice, descendía de una estirpe de magos de la isla de Coss y estaba directamente emparentado con Esculapio o Asclepios, el Dios griego de la medicina. Se considera a Hipócrates autor de una especie de enciclopedia médica de la Antigüedad, constituida por varias decenas de libros (entre 60 y 70). En sus textos, que en general se aceptan como pertenecientes a su escuela, se defiende la concepción de la enfermedad como la consecuencia de un desequilibrio entre los llamados humores líquidos del cuerpo, es decir, la sangre, la flema y la bilis amarilla o cólera y la bilis negra o melancolía, teoría que desarrollaría más tarde Galeno y que dominaría la medicina hasta la Ilustración.

 

GALENO DE PÉRGAMO (129-201/216 d.n.e.) Pérgamo, actual Turquía, es la cuna del médico y filósofo griego. El pensamiento de Galeno ejerció una profunda influencia en la medicina practicada en el Imperio Bizantino, que se extendió con posterioridad a Oriente Medio para acabar llegando a la Europa medieval, donde pervivió hasta entrado el siglo XVII. (CONTINUARÁ)