El Tercer Ojo - Algunas historias de personajes relacionados con la tuberculosis, el cólera y la sífilis (Otras epidemias, primera parte)

En opinión de J. Enrique Alvarez Alcántara

El Tercer Ojo - Algunas historias de personajes relacionados con la tuberculosis, el cólera y la sífilis  (Otras epidemias, primera parte)

Es este el tiempo de la epidemia y pandemia del covid-19. Hasta el día 02 de abril, en que escribo este artículo, desde su aparición, hace unos tres meses, se reporta un millón, 2149 casos en el mundo; el total considera casos confirmados en 180 países de todas las regiones del orbe; por lo menos 51 485 casos han muerto en todo el mundo, debido a la presencia de este virus y a condiciones de los sistemas de salud en tales países. Como se sabe, los EE.UU., Italia, China, España, Alemania e Irán son las naciones mayormente impactadas. Y, no está de más decirlo, más de cien mil personas se han recuperado de este mal.

 

Es necesario expresar que aún no se sabe, con precisión, quién fue el “paciente cero” del covid-19; sin embargo, los responsables del gobierno chino dijeron que el día 31 de diciembre del 2019 se reportó el primer caso. Por lo demás, varios grupos de “comunidades de científicos” manifiestan su discrepancia con tal término dado que, invariablemente, ha conducido hacia la estigmatización y demonización de tales personas.

 

Quizá pueda afirmar, sin temor a equivocarme, que el siglo XX y lo que llevamos del XXI, desde la “Epidemia de la Gripe Española” a comienzos de la misma centuria, ha sido el tiempo de las epidemias y pandemias de los denominados SARS, ébola, polio y el SIDA. Esto no quiere decir que éstas se hubieran originado en esta época; muchas, como se sabe, datan de tiempo atrás.

 

Por ejemplo, la poliomielitis data de hace más de 3000 años (un grabado egipcio la describe). En su pleno apogeo, según se refiere, fue la responsable de más de 500 000 muertes, así como otro tanto de sobrevivientes que quedaron con una “parálisis” (entre ellos el autor de este artículo que nació en el año de 1958), hasta antes del descubrimiento de la vacuna, en el año de 1955, poco más de medio siglo después de que Edward Jenner (1796) produjera la primera vacuna de la historia. (En el año de 1921, Franklin D. Roosvelt, a la edad de 39 años, contrajo la polio, más tarde fue Presidente de los EE.UU.)

 

Pues bien, la tuberculosis, la “Peste Blanca”, también muy antigua, datada desde hace más de 3700 años A.N.E., tiene una incidencia de mortalidad altísima; según la OMS, en la actualidad, es la responsable de más de tres millones de muertes por año en el mundo. Pero no sólo ello, hasta ahora sigue siendo la enfermedad que es reconocida como la que ha sido responsable del mayor número de muertes en toda la historia de la humanidad. Como se reconoce también, hoy tiene un poderoso aliado, un virus, el virus del SIDA, que complica aún más su erradicación.

 

La tuberculosis tiene, además, una relación estrecha con personajes que a lo largo de los siglos XVIII, XIX y XX fueron víctimas directas o indirectas de la misma y que debido a su trayectoria asociaron con aquélla su propia vida y muerte.

 

Frédéric Chopin nació a 60 km de Varsovia, Polonia, un día 01 de marzo de 1810 y murió en el año de 1849, en París.

 

Según refieren algunas de las biografías del insigne músico, haber adolecido de tuberculosis marcó tanto su existencia, su personalidad, así como su tragedia.

 

Debido a su enfermedad su primer matrimonio se frustró porque la familia de la novia rompió el compromiso por temor al contagio.

 

Su única relación amorosa-tortuosa, con Georges Sand, además de tormentosa y conflictiva, le condujo a que ésta asumiera el rol de cuidadora primaria, pareja y, además, madre de dos hijos que antes de Chopin, había tenido.

 

Pocos años vividos para un enorme creador, 39, de los cuales casi la mitad se acompañó de aquélla.

 

Edvard Munch, nacido en Noruega el año de 1863 y muerto en el año de 1944, fue un pintor expresionista que quedó marcado por la tuberculosis. Tanto su madre, como su hermana murieron debido a ésta cuando él era muy joven.

 

Estos eventos le marcaron definitivamente de manera tal que en sus cuadros pueden percibirse o apreciarse los estados emocionales, sin duda relacionados con su experiencia infantil, que representa en sus obras.

 

Ello se muestra soberbiamente cuando él se refiere a sí mismo de la siguiente manera: “del mismo modo que Leonardo da Vinci había estudiado la anatomía humana y diseccionado cuerpos, yo intentaba diseccionar almas”. Tal vez por ello los temas más frecuentes en sus obras fueron los relacionados con los sentimientos y las tragedias humanas. Si miramos detenidamente sus pinturas nos daremos cuenta que reflejan, por ejemplo, la enfermedad, la muerte, el dolor, la obsesión, la angustia, la depresión, la tristeza, los celos, la ira, el miedo y, nadie parece escapar a ello, la sexualidad, el amor, el deseo y la pasión.

 

El Grito, quizás su obra más difundida y conocida, es una muestra clara de ello; Melancolía o La Muerte de un Bohemio confirman estas apreciaciones.

 

Lev S. Vigotski, nacido en Bielorrusia, en el año de 1896, y muerto en Moscú, en el año de 1934 fue un personaje erudito, filósofo, abogado, crítico de arte y psicólogo; siendo sumamente joven, tal vez desde el año de 1925, se infectó con la tuberculosis. Prácticamente los últimos diez años de su vida estuvo nadando entre dos ríos; por un lado, el de la lucha contra la tuberculosis y, por el otro, el de la construcción de lo que hoy se conoce, indebidamente, como Escuela Histórico-Cultural.

 

Como también se sabe, la tuberculosis lo liquidó siendo sumamente joven (37 años), tal vez por ello algunos estudiosos, como Stephen Toulmin, le bautizaron como “el Mozart de la Psicología”. Y otros más, como quien escribe esto, consideran que de haber vivido lo que otros, como Piaget o Wallon (84 y 83 años, respectivamente), hoy sería otra la psicología.

 

Alejandro Dumas, escritor francés del siglo XIX, quedó impresionado de manera tal por la relación directamente proporcional entre la tuberculosis y la tragedia humana que, sin poder sustraerse a ella, plantado ante el dolor de los otros, escribió su novela: La Dama de las Camelias, publicada en el año de 1848.

 

Como también se sabe, ésta fue el sustento de la creación de la ópera La Traviata, de Giuseppe Verdi, que presenta la tragedia de una cortesana que trágicamente padece y muere de tuberculosis. (Continuará).