El deseo y el poder José María Román Román

En opinión de José María Román Román

El deseo y el poder José María  Román Román

México se enfrenta a su realidad con EU en materia de todo tipo. El comercio es vital para nosotros; las remesas de dólares que envían los mexicanos son indispensables; la vecindad, es inevitable. ¿Qué hacer?

Los clásicos dicen que cuando no puedas con el enemigo, debes de unirte. A regañadientes, AMLO hace lo que puede, aunque no lo que quiere en esa relación. Y en cierta forma tiene razón: siempre hemos sido perdedores cuando hemos llevado la contra con el nuevo imperio hoy por hoy aún dominante en el mundo. Sin embargo, oponerse es ser irreal, nuestra vecindad obligada nos tiene atados. De hecho Porfirio Díaz lo definió con claridad cuando dijo que “pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos” y no es para menos, las fuerzas sociales y del mercado en ambas naciones son muy disparejas. Ellos, los gringos, tienen el dinero, la tecnología…y los viciosos. Nosotros tenemos los proveedores de todo tipo, aunque no somos los únicos: Tenemos a las bandas de la delincuencia que nutren a los viciosos del imperio, tenemos la mano de obra que mueve su industria y sus campos agrícolas, tenemos a los que limpian sus casas y hacen que sus jardines luzcan hermosos.

Es una relación de dependencia porque tener el dinero es tener dónde escoger para comprar y lo más absurdo es pensar que sin nosotros, ellos, los estadounidenses, no saldrán adelante. Teniendo sus recursos, tienen como proveedores a todo el mundo y las naciones están ávidas de tener contratos de todo tipo con los Estados Unidos para poder fortalecer sus economías.

El mundo ha cambiado desde la caída de la URSS y quizá no nos hemos dado cuenta que ya no hay la bipolaridad que antes sostenía cierto equilibrio y mantenía a raya al avance del capitalismo americano y europeo, sin embargo dentro del mundo socialista ha surgido un nuevo tipo de imperio que comienza a rendir sus frutos y que como los Estados Unidos, comienza a dominar ciertas zonas del mundo y avanza inexorablemente convirtiendo tal vez en lo futuro otro mundo bipolar pero esta vez con el capitalismo como bandera y me refiero en estos términos a la China Continental que aun conservando el nombre de comunista, en la práctica ya dejó de serlo para convertirse en un capitalismo tan fuerte y audaz como el de los Estados Unidos.

Sólo naciones impregnadas de románticos aún voltean su mirada con cierta nostalgia a las teorías imprácticas e inviables del comunismo de Marx, que termina en el siglo pasado en un rotundo fracaso con la caída del muro de Berlín y la desintegración de las naciones de la cortina de hierro. Queda como remanente en América una Cuba empobrecida y una Venezuela arruinada. La vieja y sabia Europa supo adaptarse a los cambios y en general tienen una combinación de socialismo y capitalismo que permite el desarrollo de sus naciones. Nosotros, no hemos entendido la lección ni nos hemos adaptado a los nuevos tiempos. Ni somos de aquí, ni somos de allá, sino todo lo contrario.

Con esa realidad nos topamos con un Tratado de Libre Comercio que desde luego nos es conveniente pero que a la vez nos expone y nos sujeta al dominio de la sociedad dominante que es la americana. La pregunta es que ahora que está en discusión su continuidad estamos atrapados entre nuestra necesidad y las condiciones inaceptables que desea imponernos los Estados Unidos. Si cedemos como se nos pide, perderemos independencia y cierta soberanía en algunas áreas de nuestra economía, sino aceptamos corremos el riesgo de quedarnos sin nada entre las manos. De hecho no hay mucho para donde hacerse, excepto dar tumbos de ahogado. El problema es que pasaron los años y como siempre los gobiernos mexicanos no tuvieron la inteligencia de expandirse, de diversificar el mercado económico y ni siquiera de fortalecer a nuestros empresarios y ni a su clase media con la que podría enfrentarse a la crisis que se avecina con Estados Unidos. Al contrario, los actos recientes del gobierno de AMLO son en el sentido de destruir, acabar, debilitar a la clase media que es la que pudiera salvar la situación. Se amenaza con más impuestos vía aumento de los existentes, con fiscalizaciones groseras que hace ver al pequeño y mediano empresario como un enemigo al que hay que someterlo. Hay un ambiente de persecución a los empresarios de todo tipo. Cada día el gobierno mete más las manos en los bolsillos de los que producen e invierten. Lo malo es que no nada más es el gobierno de AMLO, también el otro gobierno la hace: la delincuencia organizada con el derecho de piso, secuestro, extorsión, etc.

¿Por qué siempre somos perdedores?, cuando no nos ahorca el gobierno, lo hace la delincuencia. Somos la piñata de todos…los paganos de l