Diputados, ¿Van a servirse o a servirnos?

En opinión de José Román

Diputados, ¿Van a servirse o a servirnos?

Las pasadas elecciones ojalá nos sirvan de experiencia y ahora tengamos la decisión de exigir a los nuevos legisladores que el trabajo sea consultado con quienes los elegimos, que nos informen y busquen un canal para la sociedad en la que podamos saber que hacen, como lo hacen, el sentido de su voto y la razón por la que lo hacen. Que no sean  los nuevos Alejandros Mojicas, levanta dedos, sin ideas propias, ni propuestas, aprobadores de todo y hacedores de voluntades ajenas.

La sociedad tiene que aprender a exigir cuentas al nuevo legislador, a moderar con su opinión todo aquello que socialmente sea un absurdo del gobernante, un capricho o una razón sin fundamento para emitir o cambiar las reglas que se establecen en la ley y que nos gobernarán.

El trabajo es arduo y sabemos que tanto los federales como los estatales tienen enfrente, si verdaderamente es su voluntad de servir al pueblo, una serie de trabajos en la ley que implicaría cambios fundamentales para que el combate al delito y el fomento al empleo tan urgente dentro de la sociedad se genere, por principio, en la propia ley. Una ley positiva tiene que ser promotora del desarrollo de la sociedad, no inhibidora del trabajo y debe propiciar la mejora de los individuos que integramos a la sociedad. Para eso y para nutrir su trabajo requieren de algo simple y sencillo: La consulta. ¿Con quién? Con las áreas no de sus amistades, sino con las del pueblo a través de sus organismos y organizaciones y con su conciencia. Porque ser legislador es entregar cuentas así mismo y a los semejantes y hasta ahora esa función solo ha sido ser representantes de sí mismo, es decir del legislador o del partido a que pertenecen o como sucede, a la voluntad del gobernante en turno. Si ese vicio no lo cerramos, su función trianual seguirá siendo inútil y letra muerta.

Los problemas son variados, desde la delincuencia hasta el desarrollo y vigilancia de los programas de gobierno. Esta labor comienza con los planes y proyectos y desde luego con las leyes de ingresos y de egresos tanto federales como estatales. Por eso tenemos la necesidad los ciudadanos de vigilar y opinar y los legisladores, de informar. La consecuencia es la opinión social que el legisladores debe consensar y evaluar parta emitir su voto. No debe quedar a su conciencia como ahora lo hacen, o a su consulta de partido como se acostumbra o bien a la mochada o indicación del gobernante en turno. Su autonomía e independencia es y debe ser sagrada y el fuero para labores y opiniones de carácter político o inherente a su función, debe ser  sagrada y respetada, antes y después de su función porque de otra forma, serán  amenazados o sometidos por la fuerza del poder ejecutivo que por principio tiene el dominio y control de la fuerza pública.

Las mesas de análisis deben ser con los ciudadanos y la economía, que mueve todo debe ser revisada en sus causas del porqué no funciona como debiera y ahí encontramos dos vertientes: La criminalidad o crimen organizado y el gobierno. Ambos en diferentes caminos han dañado la economía a través de los secuestros y extorciones no combatidos o de decisiones fiscales gravosos o inhibidoras del desarrollo de cualquier empresa. La sobre carga fiscal desalienta. La distribución de los recursos fiscales es otro dilema:¿vamos a autorizar a los ejecutivos, Presidentes o Gobernador de un estado a regalar el dinero que con esfuerzo entrega el contribuyente, vamos a verificar y a promover desde las legislaturas que los gobiernos entreguen los recursos fiscales a los beneficiarios a cambio de algo que sea útil a la sociedad misma de la que forman parte o su desarrollo fijando tiempo y lugar  para verificar la autenticidad y buena función de los recursos del pueblo?. La otra, no menor, revisar y en su caso rechazar o modificar que las cuentas y programas para combatir a la delincuencia, que es el otro cáncer, sea perfectamente supervisado por la auditoria en primer término y por expertos para aprobarlos o rechazarlos. Hagan su trabajo los legisladores y hagan  su trabajo los ciudadanos, es lo que tenemos ahora unos y otros en los próximos tres años. ¿Nos cumplirán o harán lo de siempre: levantar solamente el dedito como miserables serviles y no servidores?…al tiempo.