Columna Desde la Torre - La gran seducción

En opinión de Roberto Enrique Rodríguez Guerrero

Columna Desde la Torre - La gran seducción

 “La gran seducción”, de Nedda Gurwitz de Anhal, nos adentra a ser bienvenidos a Tickel Cove, población de 120 mentirosos inexpertos, buscando un médico con experiencia. Una muestra más de ese género que se puede definir como el de la gente sin trabajo en busca de una nueva oportunidad. La gran seducción ocurre en un pueblo de pescadores, Tickel Cove, de Canadá, que ya no puede pescar, está a punto de desaparecer del mapa, ya no hay pesca, la mayoría de la gente emigró, el resto vive de los subsidios de desempleo y todos están hartos de no poder hacer nada, persiguen la ilusión de que instalen una fábrica, con una cláusula indispensable, que en el pueblo haya un médico residente durante un mínimo de cinco años, condicionante imposible de cumplir en ese momento. Por casualidad -o casi-, un joven médico va a pasar un mes a Tickel Cove. Todo el mundo se pone a las órdenes de Murray French, que, al huir el alcalde, toma el mando y la responsabilidad, conduce a los pescadores y a sus familias a la misión imposible, “seducirle y convencerle de que se quede”. ¿Historia forzada? Es cierto. Pero unas interpretaciones maravillosas, bellos paisajes, humor tierno, y simpáticas mentiras piadosas. 

El líder de los pescadores Murray French, moviliza a todo el pueblo en una gigantesca maniobra de seducción: disponen de un mes para convencer al doctor de quedarse definitivamente en Tickel Cove. Para lograr que el doctor se sienta a gusto, investigan sus gustos, de ahí que  todos fingen amar el cricket y el jazz, en el bar aparecen milagrosamente como “platos del día” sus menús favoritos, cuando va a pescar, los peces -congelados- se precipitan a sus anzuelos, cada vez que sale del bar, se encuentra cotidianamente 10 dólares, trabajan noche y día para cumplir con un objetivo común; a todos, Murray los interesa y los hace parte del proyecto, con momentos muy brillantes, como las escuchas telefónicas y aquellos que muestran cómo utilizan sus recursos (bastante limitados) para montar todo ese circo alrededor de sus visitantes-el doctor y los empresarios-. 

Atraer al pez es fácil, lo difícil es pescarlo, tenerlo listo en el anzuelo y que el pez comprenda que se dará el mejor festín de su vida, el crudo desenlace es cuando el médico se percata de que todo fue un mes de mentiras, pero a pesar del truco, comprende que son personas auténticas, leales entre todos, que el único objetivo era tener una fuente de empleo, para estar cómodos y de nueva cuenta su orgullo, ninguno de ellos se hizo rico, pero la idea es llegar al clímax del ser humano, sentir la alegría de ganarse el sustento con esfuerzo legítimo, terminar  cansados, por cada día de trabajo y que sus familias tendrían alimento y escuela. Estaba claro que en Tickle Cove todos querían trabajar. 

Traducirlo al tiempo actual y poner en práctica este utópico género en nuestro país, por el momento no es posible llevarlo a cabo, la incipiente democracia, está dando paso al proyecto del autócrata López Obrador, el país vive su peor momento sumido en la confrontación ciudadana , sin invitar a los mexicanos a consolidar un proyecto común, vivir en paz, armonía y progreso; desilusionó su liderazgo, quienes le siguen es por la razón de que son sus clientes, los utiliza para sus fines electorales e instaurar una dictadura, se erige como el dueño de la verdad, pero se equivoca rotundamente al manifestar que es el único que puede conducir al país a mejores condiciones, AMLO , hizo retroceder la historia al 13 de abril de 1655,  cuando el joven rey Luis XIV de Francia, con  dieciséis años, símbolo de la autocracia más radical  expresó “L'État, c'est moi”,  un tópico político, del rey Sol, que se interpreta en el sentido de identificar al rey con el Estado, en el contexto de la monarquía absoluta. 

Este pasaje de la historia universal, es punto de reflexión, y brevemente analizar a la persona que gobierna nuestro país. Andrés Manuel López Obrador etiquetado como: ignorante, acomplejado, resentido, inculto, populista, narcisista, envidioso, falso, mentiroso, caprichoso, corrupto, ratero, demente, visceral, incapaz, mediocre, necio, engreído, paranoico, deshonesto, impulsivo, irresponsable, terco, intolerante, arrogante, orgulloso, inepto, fantasioso, desconfiado, represor, insensible, negligente, criminal, etc. Marcado con esas características no es posible ser un estadista que seduzca; su fracasada gestión gubernamental está palpable, trajo para nuestro país, más muertes, más corrupción, más impunidad, recortes a las imperantes exigencias y necesidades de la población, más empoderamiento de los militares, que demuestran en sus acciones que, no están para resolver las complicaciones críticas de la inseguridad, economía y salud. 

 Los funcionarios que le antecedieron eran neoliberales rapaces y corruptos, hoy todo sin novedad, como la canción, todo sigue en algunos casos igual, creciendo a una velocidad vertiginosa la corrupción e impunidad y la pobreza; nada les obstruye el objetivo de destruir el país. De ahí que el modelo absolutista que propone y está llevando a cabo es un tiranicidio; “es la expresión más pura de la concepción autocrática de la vida política. Significa que la gobernante encarna al Estado, que su voluntad es la suprema ley y que resume en su persona todos los atributos y potestades estatales”. 

Tenemos  presente el desastre, tal y como los futurólogos previeron en la sociedad ,el ejemplo tangible del comportamiento presidencial, Andrés López Obrador, insultos, humillaciones, vendettas y su abuso del poder, es un prototipo que permeó en  las  familias, los hijos que aterrorizan a sus padres, les quitan su bienes, vidas sumergidas en la lujuria, especuladores de tierras ejidales , la ley materialmente doblada, inclinada hacia los poderosos, autoridades actuales y las próximas en completo contubernio, proceden del mismo origen: la corrupción e impunidad, de ahí que, quienes desempeñan un cargo  y aquellos  que los vendrán a sustituir son dueños y poseedores de la esencia de podredumbre característica de los políticos del siglo XXI. Con un aderezo más, los diputados federales quienes relevarán en el cargo a sus pares, los verdugos que servirán al “Incorruptible” y no a la Nación.  

La última y nos vamos: vale la pena soñar, anhelar utopías, con la esperanza de que vengan tiempos mejores, la sociedad mexicana tenga no uno, sino varios líderes seductores como Murray French, el pescador de Tickel Cove, de Canadá, alcalde honorífico, para que rescate al Titanic mexicano que se está yendo a pique.