Casos y Cosas de Morelos - La iglesia y el gobierno por la paz

En opinión de Sergio Dorado

Casos y Cosas de Morelos - La iglesia y el gobierno por la paz

            La quinta edición de la Marcha por la Paz, encabezada por monseñor Ramón Castro Castro, no fue más que otro acto de fe. En tanto la realidad criminal supera a la ficción en Morelos, muchos católicos todavía creen en los milagros. Por eso alrededor de 30 mil almas, en silencio y vestidas de blanco, se unieron a la marcha del obispo, el sábado pasado, para llegar al centro de Cuernavaca con la esperanza de que el jefe de la iglesia arremetiera contra el fracaso de las autoridades.

            Esta edición no fue así, el obispo optó por un discurso obradorista instando a los malvados a convertir y conducir su alma por el sendero del bien, que está lleno de espinas, es cierto, pero con recompensa a lo último. Incluso pidió en específico a los maleantes, que ya son una verdadera plaga en Morelos, que volteen a ver a Cristo y se vuelvan buenos y sigan el camino del Señor para su salvación eterna. Lo cual, con base en las ediciones pasadas de la marcha, de nada ha servido; el crimen vaa sus anchas en aumento sin que el gobiernodé pie con bola.

            Como la misma iglesia católica lo asegura, la voluntad de Dios es y ha sido históricamente indescifrable. No tiene lógica humana. Dios hace las cosas porque sabe lo que hace, catequiza la iglesia, y nosotros estamos aquí, en la tierra, para asumir su designio. Y quién sabe cuál es la luz de tal designio, el caso es que hasta ahora no se sabe sobre ningún malhechor que se haya arrepentido en confesión contrita ante monseñor Castro Castro y haya salido de catedral iluminado como luciérnaga.

 

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            Quién sabe si fue propia la cordura o alguien hizo entender al gobernador de no ir a meter las narices en la marcha. ¿A quién se le ocurre tal pretensión? Si en la marcha hubo 40 mil almas, como dicen algunos, no habría faltado por ahí una, si no es que muchas más, que le reclamaran airadamente. Y por otro lado, no podía haber llegado en medio de un batallón de guaruras sin causar más molestia en la procesión. ¿Quién sabe quién le habrá aconsejado tal ocurrencia?

Como sea, fue una decisión inteligente, a pesar de la declaración del jefe de la oficina más larga de la tierra morelense, quien de paso arremetió hostilmente contra una compañera reportera. Dijo el Jefe que la gente no está enojada con el gobierno sino con el crimen organizado, lo cual es un enorme sofisma que ni mandado a hacer para seguir nadando de a muertito.

            No, no es así, señor Jefe, la sociedad morelense está enojada con los dos por igual, con los delincuentes, cuya crueldad crece con fuego y furia, y con la Comisión Estatal de Seguridad Pública, por inepta  y ciega. En la declaración donde se le veían ganas de morder literalmente a la reportera, también defendió el trabajo del gobierno argumentando que en otros estados la inseguridad está peor.

Consuelo de tontos…

            Ojalá el gobernador vaya dándose cuenta que está sentado en una bomba de tiempo a escasos meses de haber tomado la gubernatura. No puede seguir ignorando que la aptitud desu equipo de trabajo es baja. Aun cuando hay algunos funcionarios que saben lo que están haciendo, la mayoría, especialmente los encargados del crimen, andan dando tumbos de borracho y haciendo declaraciones alegres sin sentido. Y luego sólo vomitan poesía embadurnada de calabaza.

Lo malo es que la sociedad, con tales funcionarios públicos, sigue siendo extorsionada, robada, desaparecida, destazada y vejada por la maña que no cesa en su galopante andar. Cada día hay muertes brutales.

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            Por otra parte, los fifíes de barrio dicen que la declaración del gobernador, sobre que él también se suma a la plegaria de monseñor por la paz, e incluso amenaza a los criminales con la Ley Divina si siguen de feos, no nos saca del apuro y al menos muestra una sonrisa en no pocos de los fifíes parduzcos que conozco, que son irónicos como ellos solos, los canijos.

Ojalá, dice un parduzco medio ilustrado, el gobernador lea algo sobre positivismo alemán y se dé cuenta el hombre que una cosa es el cielo y otra el infierno real que vive Morelos.

            Y sí, culmina el parduzco diciendo que están de acuerdo en que el mandatario, para amarrarse el dedito, se eche un padre nuestro por las dudas.