Casos y Cosas de Morelos - ¡Ay, la ternura del becerrito!

En opinión de Sergio Dorado

Casos y Cosas de Morelos - ¡Ay, la ternura del becerrito!

La mafia de la legislatura 54 se pone ahora más peligrosa que su antecesora porque sabe bien que en las elecciones intermedias del 21 ninguno de los diputadazos actuales tendrá oportunidad de reelegirse. La historia, cuando se interpreta bien, enseña mucho. Y esto mismo pasó con la mafia 53, cuyos miembros perdieron todos los que aspiraban a repetir en el 2018. Urge entonces a los susodichos hacer ronchota de volada, pues el reloj hacia el 2021 corre de prisa y demostrado está que a estos holgazanes no les gusta trabajar en lo que deben.

Pero incluso más peligrosa se pone la banda 54 ahora que Graco Ramírez está detrás del nombramiento de Raúl Israel Hernández Cruz, el incondicional suyo recién nombrado ombudsman de Morelos por la ilustre 54, que ya no aguanta las ojeras de tanto estudio. Desde luego que el diputadazo Marcos Zapotitla Becerro, que hace honor a su primer apellido por el lado bisoño de la zoología, no hace gracia al afirmar, mientras aprende a rumiar pastura ajena en montones, que de ninguna manera Graco toma determinaciones en el Congreso del Estado de Morelos.Y tiene razón, no es él, es su dinero.

Fue por unanimidad, dice Marcos “Becerrito” Zapotitla tras un mugido tuerto y desafinado, y seguramente tiene razón al declarar también que se tardaron millones de horas en el nombramiento de Hernández Cruz porque revisaron con mucho cuidado y lupa limpia los 23 expedientes de los que aspiraban a la ombudsmanía; y el engendro amarillento de Graco Ramírez, por honestidad y sabiduría desmedida,salió campeón mundial con la unanimidad de los legisladores de Morelos.

¡Habemus Ombudsman!

El nombramiento debió haberse hecho desde que Arturo Brito Olivares, el exombudsman de Morelos, de quien la verdad ya nadie se acuerda, renunció al cargo; luego después, pues las víctimas no deben hacer mucho tiempo antesala, pero usted ya sabe, los derechos humanos no corren prisa en Morelos. La ley establecía un margen terminal, pero debido a lo complejo del tema, los diputadazos cumplieron con la sinuosa misión hasta el jueves pasado 20 de junio, como a las 6 y feria de la tarde, para ser precisos, dice el “Becerrito”.

El maiceo del poder continúa en boga porque los fifíes locales de altura juegan un ajedrez ya previsto que un becerrito tan corto de pelo no puede ver. ¿Acaso el torito no oye o ve? Suele suceder, en escasísimas ocasiones, claro, pero puede suceder. Mi perra “Maya”, por ejemplo, una mezcla de raza dálmata con algún monstruo indescifrable de la noche, no oye nada. Nada, aunque le grite usted a un centímetro del tímpano. Mi hijo la recogió cachorra de la calle pero la verdad vale madre llamarla como usted guste, de todos modos no hace caso, igual y hubiera sido buena diputada, digo, de haber nacido humana, ¿no cree usted?

Ahora que, por otro lado, los fifíes palurdos del barrio indignole sugieren al becerrito, ahora que tome un descansito de tanto pastar ajeno, que no sea mentiroso (¡Carajo, estos palurdos son bien imprudentes, señor diputadazo; por favor, discúlpelos en mi nombre!), además de que no se haga pendejo (yo habría preferido usar la palabra tonto en vez de la cuauhtemiña, pero aborrecí dañar derechos de autor en el acto de la traducción).

La clave del acertijo, estimado amigo, está en la unanimidad;de la que se infiere, sin peligro a equivocarse, que Graco se puso guapo con todos. Él ya controlaba las fiscalías de Morelos pero ahora se preocupa por los derechos humanos de todos los fifíes manchados y mediocresdel estado. Incluso, añaden los palurdos con letra de molde en su mensaje de facebook que mientras el congreso deliberaba la decisión del ombudsman a lo largo de los millones de horas de trabajo extenuante, el exmandatario se puso a repasar el Santo Evangelio; y su esposa, colateral del trabajo colaboracionista, a reforzar la lectura de Maquiavelo, por si las dudas; por si hay que retornar al Pleno del Estado de Morelos a gobernar hordas cañeras.

¡Ay, la ternura del becerrito…!