Árbol inmóvil - Los muertos vivientes (II)

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Los muertos vivientes (II)

El lunes 19 dieron inicio las campañas comiciales; con ello, también la diáspora del hedor a hedonismo (a la par de la “spotización” y los mensajes aciagos en los espacios de oralidad tribal). En suma, el embozo de los ofrecimientos. Empero, percibo un silencio en el aire, pese al gran número de candidatos (a los distintos cargos).  

            El escritor argentino Jorge Luis Borges dijo: “No hables a menos que puedas mejorar el silencio”. En política pasa lo contrario: las voces de los contendientes, ornamentados de intereses, van en detrimento del mutismo. El ciudadano no soporta más.  

            Los “muertos vivientes” (Hortencia Figueroa, Julio Espín, J. Manuel Tablas Pimentel, Silvia Irra, Enrique Lafitte y demás) andan muy taciturnos en estos primeros días de batalla. Por lo mismo, surgen los siguientes intríngulis: ¿Qué método emplearán para hostigar al elector? ¿Recurrirán a su estratagema cotidiana: el prorrateo de dinero? Saben que es necesario “invertir”, para apuntalar su sed de venganza (retorno pernicioso). Están confiados en instaurar -en el recinto de “Guillermo Gándara”-, una vez más, el modus operandi del exgobernador Graco Ramírez: obligar al transfuguismo a través de actos corruptos y la presión oscura. El objetivo es claro y decisivo: poder.  

            Un zombi peculiar es Espín Navarrete, oriundo de una comuna donde, se expresó hasta la consunción (en el pasado), fueron expedidos documentos apócrifos, usados para dar sustento a las “pensiones doradas”: Puente de Ixtla. Según el fluido de palabras que trasciende, este personaje es una especie de “factótum” dentro de “Morelos Progresa”: ordena, disiente, manipula, promete y recaba información para los archivos tenebrosos y momentáneos de su cueva de Alí Babá. Sólo él tiene llave de la puerta (sin charnelas) de ese sitio lóbrego. Es un tránsfuga de vericueto; es decir: un desertor que practica la felonía.  

            Insisto: los aludidos demuestran una tranquilidad inusitada; esperan el instante cumbre… En tanto, preparan las fauces de la sedición, con el fin de asestar el golpe contumaz.  

Un hecho sí es casi indudable: conservarán el registro del partido, porque atrás de ellos existen especímenes que practican la inmundicia: operan en la noche; camuflan el dardo venenoso con paliativos de apoyo… Aprovechan el vacío y la necesidad. ¡El estigma primigenio de la contumelia o la procacidad! 

Helos ahí: agazapados…  

Espero que el votante invoque el recuerdo de la conducta de este grupo que pretende ser incesante. Al integrar el parlamento 53, recibió acusaciones de haber endeudado la entidad y recibir dinero “a manos llenas” (como expone el adagio).  

Epílogo de la insolencia (descaro): corrupción, malversación de recursos y “puentes” adheridos al exmandatario tabasqueño son las señales (o triquiñuelas) que estos exasambleístas presentan como contenido en su plataforma política. Al tiempo y sus erosiones indescriptibles. El seis de junio está cerca…