Árbol inmóvil - Diputados lascivos

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Diputados lascivos

Una connotación de “lascivia”, desde una perspectiva eminentemente política, denota el interés por preservar el poder. Para explicar el título de esta columna, recurriré a una estructura de “ocurrencia” o “historia breve”, narrada o bosquejada, que encierra un doble sentido, una candonga o una idea disparatada: el chiste. Primer acto: aparecen Érika García Zaragoza, Ariadna Barrera Vázquez, Alejandra Flores Espinoza, Dalila Morales Sandoval, Xochiquétzal Sánchez Ayala, Tania Valentina Rodríguez Ruiz, Alfonso de Jesús Sotelo Martínez y José Casas González (actuales diputados) en ciertos lugares, menos en el recinto. Segundo acto: emergen los mismos personajes, pero fuera de sus quehaceres parlamentarios, haciendo proselitismo de modo deliberado y hasta “descarado” (como lo califican algunos analistas políticos). Tercer acto: continúan ahí (como “El Dinosaurio” de Monterroso), cobrando su sueldo y, a la vez, en campaña comicial (obvio, están los que se asignaron los primeros lugares en la lista de Representación Proporcional). ¿Cómo se llamó la obra? La respuesta no puede ser relativa; es contundente; usted la tiene, amable lector. Seguro, la coincidencia general sería: “asambleístas hambrientos de poder”, que se aprovechan del espíritu de la ley para justificar su ardid.  

            Ninguno de ellos cumplió sus promesas. Flores Espinoza, verbigracia, nada sabe de la capital; es un ente improductivo; respira y traiciona a los representantes de los medios. Es inconcebible hasta su sombra. A todos, casi al unísono, los cobijó el desaliento y el desprecio de algunos sectores, puesto que -al igual que sus antecesores- usaron instrumentos de persuasión, como la demagogia. Empero, las personas no olvidan.  

Estamos cerca del seis de junio y, lo que causa preocupación en el horizonte cercano, es la mezcla que pudiera suscitarse entre la 53 y la 54 legislaturas (de cara a la 55). Qué terrible suceso. ¿Se pueden multiplicar los polos idénticos? Según las Matemáticas, sí: La regla de los signos es indiscutible: si éstos son iguales, “el resultado debe ser positivo”; es decir, “más por más da más; menos por menos da más”. ¿En cuál de estas dos reglas “encajaríamos” tal combinación (o amasijo)? 

            Lo anterior, a la luz de lo acontecido -recién- en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que declaró la “inconstitucionalidad” de reformas al Reglamento del Congreso de Morelos por haberse aprobado con sólo 13 votos y sin alcanzar la mayoría calificada. Ya lo había augurado el jurisconsulto Enrique Paredes Sotelo. Entonces, en este medio, en enero de 2020, declaraba:  

 

“…el asunto se resolvería en “un año” (…) la admisión refiere el inicio de un procedimiento, porque está legitimado el número de diputados que interpuso la queja (el frente disidente u opositor). En seguida, hace falta que la Suprema Corte de Justicia de la Nación emita un pronunciamiento (hasta el 2021, tal vez)”.  

            Ergo: 

“Si la controversia se resuelve hasta el 2021, “ya qué caso tuvo”, puesto que “la ley cobró sus efectos y ya se cobraron los impuestos necesarios; ya no puede haber retroactividad de la ley”. 

 

            La experiencia conduce, en este ejemplo, a la precisión. En suma, aquéllos buscan una nueva representación (amparados por la norma, que se los permite), con una escasez de ética y, en contraste, un cinismo elevado al cubo. Al tiempo (y sus erosiones inconfundibles en las dehesas del desamparo…).  

 

ZALEMAS 

            Estábamos tan bien… (Señal de que “El rapto” se acerca).