Árbol inmóvil - Diputados: el retorno maléfico

En opinión de Juan Lagunas

Árbol inmóvil - Diputados: el retorno maléfico

Según el presidente de la Mesa Directiva del Congreso, Alfonso de Jesús Sotelo Martínez, el retorno a las actividades será el 15 de julio. El suceso va a ser “maléfico” (como dice López Velarde. Aunque aquí se me prohíba desplegar el nimbo idílico. Estoy, como siempre, en medio del denuedo errabundo: el cerote discontinuo). Algún día, mi voz será respetada.

            Mientras tanto, vamos a estructurar oraciones en contra de la inmundicia que prevalece en la 54 Legislatura. Comencemos…

            Uno: el regreso a la banalidad. Sotelo Martínez embauca. Su lenguaje no verbal no da para más. Según un estudio (véase a Raúl Ávila, en La lengua y los hablantes), cada parlante posee -en su acervo lingüístico- cinco mil vocablos. El parlamentario no llega ni a una tercera parte (con base en algunas entrevistas que él ha otorgado). En este lapso, no logró dominar la normatividad del Legislativo (cuando era su deber). Echó mano de la soberbia, para instaurar un cierto “control” entre el mucílago pestífero de los mass media proxenetas (pinnípedos).

            ¿A qué regresan? Sencillo. Dos: a protagonizar una pantomima de validación consensual (agua al cántaro), para emitir un mensaje distorsionado hacia la opinión pública: “estamos trabajando”. Cielo irrisorio.

            En aquel “chacaleo” (del Día del Ingeniero), el integrante de Encuentro Social se atrevió a decir: “somos diputados de tiempo completo”. La falsedad en su considerable magnificencia.

            Ahora vayamos con Tania Valentina. ¿Está exenta de los 10 millones de pesos que se fueron a su “fundación”? Debería aclararlo. Hay dos ámbitos (connotativos): el interior y el de fuera. Hable. Defina. Sostenga. Haga hialino el encuadre fenomenológico de la amarguea del aire circundante. No lo hará jamás. Se esconde en la repartición de dinero, para controlar los mensajes que se destinan hacia la opinión pública.

            Tres. Pasemos a la rebelión del G-7. ¡Uf! La contracción aún prevalece (entre los apocalípticos, según Umberto Eco). Los “integrados” andan en la miseria (fuera de la esfera parlamentaria): extienden la mano, en demanda de una dádiva insultante. Los diputados ofenden a los reporteros. Éstos se aferran a la indigencia. Qué lamentable situación.

            El regreso a las actividades legislativas será un prístino (¡perdón! Quise escribir: “un puro”) coliseo. Los huéspedes del inmueble de “Guillermo Gándara” tendrán que establecer escenas de acuerdos (con sus bemoles de hipocresía), a fin de reiterar un “compromiso” inusual e inexistente. ¿Creen que no nos damos cuenta que están “pensando” en sus progresiones lapidarias (aspiraciones políticas)? La vuelta perniciosa… (Sin duda).

 

ÁPUESTA

            Esta legislatura no resolverá los temas coyunturales. (¿Qué paso en aquel proceso de transición, en el que Hortencia Figueroa domó a Ponchito?). Además, el desierto albergará este pendiente: pensiones doradas. El triunvirato simulador (lleno de opacidad) no hizo nada; es decir, la dichosa comisión dictaminadora.

            En ese sentido, la Fiscalía Anticorrupción, de Juan Salazar Núñez, sigue al servicio del exgobernador Graco Ramírez. De nada sirve haber “judicializado” las carpetas en contra de los involucrados. Por ende, en este momento, Karina "N" (por ejemplo), quien presuntamente expidió constancias de trabajo con datos falsos, sigue ensimismada en la algarabía de la impunidad, a causa de la torpeza deliberada de estos representantes populares. Esto, a pesar de que se comprobó (según la heurística de Rosalina Mazari) que hubo documentos apócrifos. El ayuntamiento de Puente de Ixtla fue el principal expedidor de la falsedad documentaria.

           

FIN DE ZALEMAS:

            Están muertos. No habrá nada más. Se acabó. Cero poesía. El destierro se da desde diferentes invenciones descendentes. (Hay que irse a otro lado). Reverencias…

LENGUAJE

            Los medios actúan en detrimento de éste. El “Matonismo periodístico”, de José Ortega y Gasset, sigue vigente. El académico Lázaro Carreter dijo: “… Basta leer con atención gran parte de lo que se escribe para consumo público: aunque en una ojeada superficial parezca sano, fijando la mirada se advierte que, en grandes zonas, el tejido está fofo, exangüe y agusanado".